Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Un poco de coronavirus en todo

No siento envidia ni desprecio por aquellos escritores, poetas sobre todo, que tan repentina como sorprendentemente se han lanzado a escribir sobre el coronavirus, o contra él, que no sé bien lo que pretendían. Escritores y escritoras superventas que apenas dedicaron en el pasado un mínimo de atención a otra enfermedad que la de su ego, nos cuelan desde las redes sociales que llenemos de sus versos las redes o algún texto que debería haber acabado en la papelera. Yo, que no vendo, no he podido escribir nada, salvo, quizá, aquello de recordarle a la gente que se quede en casa, así, sin florituras ni giros de ningún tipo.

Y es que ahora que estamos de confinamiento le damos importancia a lo que nos rodea, y cualquier cosa que siempre nos ha parecido pequeña se vuelve grande, sin tener en cuenta que nuestro mundo no es el de los demás. No crean que no me ha pasado a mí, pues no me había dado cuenta (en estos momentos no soy tan lúcido como quisiera) de que el mayor problema de muchas familias es que les escasee la comida y que, como no pueden salir a trabajar, no les alcance ni para lo que resta de encierro. Igual ha pasado en educación, con algunas familias que no tienen medios digitales o tecnológicos (por ejemplo, puede que se tenga teléfono, pero no datos) para recibir la enseñanza para los hijos, aunque a algún político se le haya escapado que esta situación es comparable a unas vacaciones, sin tener en cuenta no ya al profesorado (algo habitual) sino a las familias que se están implicando.

Para más inri, luego están la gente de la política y la de las redes, llamados influencers. Los primeros, con un Gobierno que no está llevando bien esta circunstancia y que, si bien es comprensible que a cualquier Gobierno le pasara igual, no lo es que el propio Gobierno no asuma los actos irresponsables. Tampoco ayudan las zancadillas de la oposición, en especial de Pablo Casado, o que haya ministras tan altivas, como Irene Montero, que es incapaz de comprender que muchas personas no podrán luchar más por un 8M porque han fallecido por culpa de un virus, cuya expansión podría haberse frenado ese fin de semana. Y, sí, también hubo fútbol y más, como un mitin de VOX, pero quede la negligencia en la conciencia de los dirigentes de los equipos y de ese partido, porque ningún miembro del Gobierno dijo que fueran a esto último. En cuanto a las personas influencers, la mayoría ha demostrado que su imbecilidad no es fingida y podemos ver en estos días cómo, entre otros casos, uno enferma con coronavirus por lamer un retrete público u otra sale a correr porque lo más importante es su cuerpo y no, por ejemplo, que haya casi diez mil fallecidos en España, por no mencionar la cifra de quienes nos quedamos en casa.

Llegados a este punto del texto, ya puedo decir que he escrito algo, pero estarán conmigo en que tampoco hubiera importado que este texto acabara en la papelera; porque lo importante es la labor del personal sanitario, que merecen más que el aplauso, en invertir en el estudio de enfermedades, y en hacer más fuerte la sanidad pública, en especial cuando buena parte de la privada nos ha dado la espalda.

Como decía, creemos que lo pequeño ahora es grande. Leo en Twitter peticiones de que dejen abrir las librerías, ruegos acompañados con imágenes de personas sin guantes ni mascarillas tocando libros… Como varias personas apuntaron en los comentarios y que resumo así: si tu mayor preocupación es no poder comprarte un libro en una librería, está claro que no eres consciente de la situación que vivimos.