Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

36 maneras de quitarse el sombrero de Miguel Ángel de Rus

Terminaba mi anterior colaboración con el cierre de mi ordenador y la apertura de un libro, casi de la misma manera que lo había dicho Groucho Marx –pero con mucha más gracia– sobre lo educativa que era la televisión. Ahora lo hago con ese maravilloso libro de Irene Vallejo que tiene por título El infinito de un junco, pero, entonces, el mes pasado, sucedió con otro también fantástico: 36 maneras de quitarse el sombrero de Miguel Ángel de Rus. Motivado, lleno de inquietud por leer más de este autor tras el volumen de relatos El taxista asesino, quería volver a disfrutar, incluso divertirme, si se me permite, divertirme con la narrativa de Miguel Ángel de Rus, no solamente porque 36 maneras de quitarse el sombrero posea un tono humorístico, sino también porque la mordacidad de la crítica al mundo actual es fascinante.

Así, desfilan por los relatos personalidades de lo más variopinto: Soros, Obama, Hitler, Proust, Miguel Mihura… Sin dejar atrás a los anónimos, como aquel escritor que soporta en un puesto que nadie quiera comprar su libro (primero, unas chicas que consideran caro su libro, pero que no parecen discutir lo que se gastan en unas jarras de cerveza y una ración de calamares; una mujer que solamente busca marcapáginas para subirlos a su blog, pero que no piensa leer; y un viejo que tampoco lee, y que sólo parece tener energía para matar al Toro de la Vega de Tordesillas) o los expertos del CNI, en uno de los mejores relatos del libro, en el que se devanan los sesos en descifrar una pintada.

Sin duda, las temáticas de la censura actual, de la cultura de la cancelación, de la superficialidad de aquellas contra la razón, es uno de los aspectos más interesantes. Por ejemplo, en «¿Y su juramento hipocrático?», cuando el médico se ve forzado a dar el alta a una mujer que insinúa su poder viral en las redes: «la opinión de un sabio vale menos que la de cien locos». En «Políticamente correcto», una alcaldesa (puede intuirse su reflejo con alguien de nuestra realidad) organiza una cabalgata de «Reyes Magos y Reinas Magas y de pajes y pajas» diversa en sensibilidades y finalidades que solamente puede acabar de una manera. También abordan estas cuestiones «Woody Allen que estás en los infiernos», uno de los relatos más jugosos, y «La cámara del beso» en el que nos muestra una distopía con adaptaciones a la ética del momento de clásicos como Don Quijote o Madame Bovary.  

Tal y como se avisa en las páginas iniciales, la obra está escrita con animus jocandi, con intención divertida, por lo que Miguel Ángel de Rus cumple con su palabra; si a esto sumamos la agilidad del estilo narrativo del autor, afirmemos sin reparos que cumple con la palabra.