Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Un sueño con Verena (y 2)

En pleno ascenso de la popularidad de Verena von Strenge en varios países centroeuropeos, algo debió de sucederle, quizá el agobio del éxito, quizá la posibilidad de tener una carrera por sí misma… Diría que cometió el gran error de abandonar Dune justo cuando más discos vendía (nº 2 en Alemania, nº 3 en Austria, el 9 en Suiza, etc.), justamente cuando se lanzó el álbum Forever, todo un presagio de lo que bastante más tarde se haría con otros artistas con el adjetivo de «sinfónico»; pues en Forever, Dune había adaptado canciones pop a música clásica y con la interpretación vocal de Verena, que estuvo aquí sobresaliente. Además del mencionado tema de Queen, encontramos una deliciosa versión –basada principalmente en instrumentos de cuerda y viento– de Somebody de Depeche Mode (que el mismísimo Martin Gore alabó), una muy lograda del conocido tema de Phil Collins Against all odds (que es de mis favoritas), la menos interesante es la de Sea Song (porque para esta enorme canción de Robert Wyatt tomaron de referencia la pobre interpretación de Tears for fears), la fantástica The power of love de Frankie goes to Hollywood (uno de los mejores temas del álbum y una de las mejores versiones de esta conocidísima canción), la muy acertada de Nothing compares 2U de Prince, que popularizó Sinnead O'Connor, la muy bien resuelta de Hide & seek de Howard Jones (acertadísima adaptación de los sintetizadores y estilo de los 80 para orquesta sinfónica) y la excelente versión de Winter kills de Yazoo (posiblemente, la mejor de las canciones de Forever, con una parte final in crescendo en el que la orquesta y la voz de Verena conjugan de maravilla). El resto del álbum fueron temas originales tocados al piano, en los que se escuchaban de fondo los ruidos propios de la orquesta descansando (afinar instrumentos, soltarlos, murmullos de los músicos, etc.), en el que destaca el último titulado Reprise. No le fue nada mal a Forever, logrando el nº 2 en Alemania nada más salir y alcanzando el 4º puesto en discos más vendidos en Austria y el 11º en Suiza; pero Verena decidió irse nada más salió el álbum y, sin posibilidad de promoción, todos salieron perdiendo. Lo cierto es que ni los que se quedaron ni la que se fue se recuperaron del golpe, ya que no volverían a lograr un éxito como los anteriores.

Precisamente para dar un golpe de efecto, en la segunda mitad de 1997, Verena comenzó su carrera en solitario con una canción que era una declaración de intenciones desde el título: Finally alone. Al igual que a mí, quien escuchara este Finally alone jamás podría imaginarse que era la misma cantante del álbum Forever, ya que, dejando a un lado que la canción era poco interesante, su voz es otra y hasta suena chirriante en ocasiones. Y no agotaré a quien haya llegado a este punto del texto con los otros temas de su carrera en solitario, a cada cual peor, de tal modo que aquí dejé de seguirla. También me desinteresé por Dune también porque daba palos de ciego, incluido un disco similar a Forever (que se llamaría de manera poco original Forever and ever), en el que trataron de repetir la fórmula de música clásica, pero faltaba el alma en las canciones, la que proporcionaba Verena. Sería ya después del 2005 cuando supe que ella volvió a Dune en 1999 y que todo se acabó en 2001 cuando el grupo perdió un juicio por plagio sobre unas notas melódicas en una canción llamada Heaven. Actualmente trabaja en una empresa de Berlín, sin relación con la música. Quien sabe si esta etapa de su vida la vivió como un sueño.

El caso es que ella se apareció en el mío, con su rizado pelo negro, como si el tiempo no hubiera dejado rastro de su paso en él. Yo volvía a 1995 y bailaba con ella, luego me tomaba de las manos para cantarme algunos versos de Against all odds y, al poco de hacerlo, sus ojos, claros como una vidriera, se fijaron en los míos. Entonces supe que estaba soñando y me desperté. Cobró sentido lo de aquel autor de nuestro Siglo de Oro, que probablemente Verena von Strenge jamás habrá oído en su vida –si aquí sabemos tan poco de la literatura alemana, ¿qué sabrán allí de la nuestra?–: los sueños sueños son.