Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Carta abierta a Manolo Carnerero

Bueno, Manolo, lo prometido es deuda. Con independencia de que al final de esta carta te invite a tomar un café, como lo cortés no quita lo valiente, ni viceversa, aquí tienes por escrito la contestación a tu escrito. Luego vendrá el café.

De todas formas, en elogio tuyo y mío debo decir que este rifirrafe de palabras es lo propio de gente civilizada como nosotros y nada tiene que ver con aquellos que pasan a "la dialéctica de los puños y las pistolas", parafraseando a José Antonio en el mitin de fundación de la Falange, en 1933.

Aunque ya le he contestado a María Sierra convenientemente por su papel de señorita Rotennmeyer, tomándome a mi por Heidi (no tiene importancia; es un claro error de percepción) y haciéndole ver que no leyó con atención mi primer artículo "Todo al revés", te reitero lo mismo a tí, que parece que tampoco lo has leído con atención, pues no te has dado cuenta de que he sido exquisito con las personas, a la vez que critico sus modos externos de actuar libremente, pues es algo a lo que tengo derecho.

No te copio una vez más el artículo 20 de la Constitución porque ya estoy hasta los cojones de copiárselo a los que no lo quieren leer. ¡Coño, leedlo de una puta vez! Y a ver si os enteráis de lo que es la libertad de expresión y el derecho a opinar, esto es, el derecho a la crítica.

Cuando escribí ese primer artículo, apenas sabía cosas del tema. Poco más de lo que había leído en La Lupa. Ahora, te aseguro que se mucho más. Muchísimo más de lo que te imaginas. Y me ratifico en todo lo que dije, pues he llegado a estar pero que muy informado sobre el tema.

Es verdad que no me puse en contacto contigo antes de escribir sobre ese tema. Es verdad. Pero tú tampoco te pusiste en contacto con el párroco antes de presentar tu moción. A estas alturas yo ya he hablado con él un largo rato, lo mismo que con otras personas ¿con cuántos has hablado tú?

Es probablemente cierto que tú solo tengas información procedente de los miembros de tu partido. ¿Pero de quién la tienen ellos? A ver si a tí también te dicen las cosas el amigo de un amigo.

Cuando escribí el primer artículo, había algo que saltaba a la vista y que a cualquiera le llamaba la atención: Si tú hace docenas de años que no pisas una iglesia, no parece lógico que lo que expresas en tu moción sea materia de conocimiento propio, sino más bien de segunda, tercera o cuarta mano.

A estas alturas todo el mundo sabe de quien procede el chivatazo, es decir, quién es el autor de esa denuncia de 4 de julio pasado, origen de tu moción. Lo que pocos saben es el por qué de esa denuncia y  quien anda tras la misma.

Yo, a estas alturas, lo se y con pruebas, pero ni te lo voy a decir ahora ni a nadie. Lo diré cuando el juez me lo pregunte, si llega el caso.

Hablas de manipulación y de marionetas y no dejas claro si soy yo el manipulado o el manipulador. Pura fantasía. Parece mentira que tras muchos años, no me conozcas todavía y no sepas que en estos 21 años en Cabra no me he casado con nadie, salvo con mi mujer. Parece mentira que quieras desconocer que son muchas las presiones que he recibido durante ese tiempo para actuar de manera contraria a como me dicta mi conciencia y mi independencia, y nunca he cedido.

¿Qué pasa, es que creías que porque denuncio presuntas irregularidades del PP ya formo bloque político contigo o con quienes se le oponen? No me conoces.

Me parece mentira también que a estas alturas no conozcas mi ironía al hablar de "los rojos" y provocar con esa expresión una catarsis en los políticamente correctos como el alcalde que, cada vez que me oye esa expresión, se pone nervioso y antes de expresar gesto alguno ante tal expresión mía, mira a izquierda y a derecha para ver si hay alguien que observa sus reacciones ante una expresión tan fuerte.

Uno de los tipos más inteligentes de este país, Albert Boadella, fundador de Els Joglars, sostiene que un modo de hacer razonar a quienes están comidos por los prejuicios independentistas o de lo políticamente correcto es emplear la sinrazón que ellos mismos emplean para hacerles ver lo ridículo de su modo de obrar, esto es, desdogmatizar los dogmas incomprensibles que la sociedad, de modo verdaderamente gilipollesco, se va creando a sí misma.

No entiendo por qué si es políticamente correcto hablar de "fascistas", "franquistas", "ultraderechistas" y demás gentes dogmáticamente indeseables, y no lo es hablar de "rojos".

En la cultura líquida postmoderna en que vivimos, todo el mundo queda bien ocupando una posición de "centro", "de progreso" y demás términos al uso, a la vez que reserva para quien se le opone esos calificativos anteriores demonizantes y demoníacos sin venir a cuento, ya que en este país casi nadie sabe, por ejemplo, lo que significa el término "fascismo".

Aunque wikipedia no es la sabiduría hecha enciclopedia, recomiendo a todos esos que lean este enlace sobre lo que es el fascismo, y se darán cuenta de que cuando aplican ese calificativo a algo o a alguien, lo único que están dejando claro es su ignorancia. Cuando menos, aplicar tal término indiscriminadamente no deja de ser un ejercicio de frivolidad intelectual. El enlace es este: https://es.wikipedia.org/wiki/Fascismo

Por eso, aplicar el término "rojo" a alguien que está en esa onda (como una ola, diría Rocío Jurado, o como una bola, diría una amiga mía, que lucha denodadamente por mantener el tipo) no deja de ser un divertido ejercicio de catarsis para esos políticamente correctos entre los que cada vez te veo más peligrosamente alineado.

Ya sabes que soy libertario, y que por eso creo que lo mejor es siempre que cada cual haga y obre como le salga a los cojones. Por ello, me parece muy bien que estés orgulloso de ser rojo. Ahora bien, no olvides que los rojos, no en la guerra civil, sino desde antes, desde 1930 (y te lo dice un republicano como yo), se dedicaron a matar a curas y monjas y obispos hasta un total de 6.210 víctimas inocentes. No me irás a decir que durante la segunda república había mucha sor intrépida con el cetme en la mano todo el día militando en las tropas fascistas y pegando tiros a todo lo que se movía.

He leído, antes de escribir mi artículo primero, tu moción sobre las inmatriculaciones de los bienes inmuebles de la Iglesia, y me mantengo en todo lo que he dicho sobre ese tema. Conozco muy bien la realidad jurídica del tema, entre otras cosas porque he leído mucho publicado por notarios y registradores de la propiedad, mucho más versados que tú en este tema.

También te digo que en el fondo de la polémica que montó la Jungla de Andalucía sobre la inmatriculación de la catedral de Córdoba hay algo mucho más sencillo y prosaico: La pasta gansa. La catedral produce al año unos 12 millones de euros, escrupulosa y ejemplarmente gestionados por el cabildo-catedral, lo cual nada tiene que ver con la gestión desastrosa y deficitaria de Medina Azahara, gestionada por la Jungla. En el fondo de todo, lo único que pasaba ahí es que la catedral es la gallina de los güevos de oro para unos señores, hoy día juzgados por los ERE, que han distraído del orden de 1.000 millones de euros destinados a los subsidios de los parados, y se los han gastado en orgías y putas.

Los razonamientos que empleas en tu escrito demuestran que no tienes ni la menor idea de cómo se formaron en España los registros de la propiedad en 1768 ni de sus antecedentes históricos, ni de algo tan lógico como es que una institución tan garante de derechos, no se crea de la noche a la mañana.

Tus ademanes políticamente correctos no logran tapar una constante animadversión a la Iglesia, aunque te he reconocido que en muchos casos nos lo hemos ganado a pulso los cristianos por no vivir bien el evangelio. No me negarás que la jerarquía de la Iglesia es parte de la Iglesia, como los demás cristianos. Tampoco creo que conozcas muchos cristianos que critiquen como yo la actuación del obispo (no de su persona, tan respetable como las demás personas) en la formación de sus seminaristas y sacerdotes. Todo el mundo sabe percibir la diferencia entre tu animadversión y mi crítica.

Repito que puedes decir lo que te venga en gana, pero no me parece que venga muy a cuento esa teología barata (o política teológica o teología política) de la que haces gala cogiendo trocitos de la Biblia para lanzarlos al contrario (al que tú tomas por contrario, que no lo es) en la medida en que crees que mola.

Sobre el penúltimo párrafo de tu escrito ¿qué es sino una descalificación ad hominem cuando no has encontrado argumentos respecto a los contenidos? Algo muy típico de los españoles.

Por cierto, refresco tu memoria: Me encanta el lenguaje soez porque soy español, no finlandés o noruego, y una característica de la lengua española es la palabra gruesa. Tú puedes optar libremente por lo políticamente correcto, por lo ñoño, por la pudibundez, o por lo que te de la gana, pero yo prefiero a Paco Umbral, Camilo José Cela, Arturo Pérez Reverté y demás españoles con cojones. Quizá no lo recuerdes, pero en mí esto no es algo nuevo: El 11 de abril de 2015, Cabra Digital, un periódico más bien ligado al PP, me publicó un artículo titulado "Elogio de la procacidad", en el que argumenté largamente mi preferencia por el lenguaje soez que algunos parecen querer ahogar. Te copio el enlace para no andar repitiéndome como las morcillas: http://www.cabradigital.com/?act=articulo&c=01&e=31&id=20150411212847

 No se si son fascistas, rojos o rotennmeyers los que atacan mi libertad de expresión. En el fondo, todos iguales, todos enemigos de la libertad ajena. Me importa un ardite.

Por cierto, le he aconsejado al párroco que entre en la pelea, pues me ha enseñado documentos en los que podría tener defensa sobre la que le ha caído encima, y lo lógico es que se defienda ante tanto buitre como hay en Cabra. Tengo para mí la honra de haberle dedicado atención a él y haberle escuchado. Y él tiene también la honra de haberme dedicado paralela atención y haberme escuchado, cosa que ni tú ni otros protagonistas de este hotel de los líos habéis hecho.

De los amigos que me han salido en facebook, les agradezco el homenaje, pero prefiero conocerlos personalmente primero. No han faltado también en facebook los palmeros, soplapollas o turiferarios, tanto de izquierdas como de derechas, que de todo hay en la viña del Señor. Pero bueno, ya se sabe que también tienen derecho a opinar. Lo curioso es que deben ser muy españoles, porque no emplean argumentos racionales, sino descalificativos ad hominem. Con su pan se lo coman.

Bueno, tú dirás cuando nos tomamos ese café.