Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Vamos por el octavo

Estamos ya en agosto, en el calendario gregoriano, era el octavo mes del año. Se le puso este nombre en honor del emperador romano Octavio Augusto (Octavius Augustus). Agosto contiene 31 días disponibles a lo largo y ancho para celebrarlos o vivirlos, porque en muchos lugares se festejan las fiestas patronales o ferias en sus pueblos, con la llegada de los foráneos y antiguos convivientes del municipio y sus nuevas sagas de herederos, que vienen al pueblo para disfrutarlo...

El mes de agosto es donde más periodos vacacionales se solicitan, más establecimientos se cierran unos días, semanas o quincenas. Donde más fábricas merman su actividad, menos obras vemos acabadas, más demora hay en los talleres o para encontrar algunos trabajadores, para que te hagan un presupuesto, un arreglo planificado o peor aún imprevisto. Muchas de las camas hospitalarias se cierran, se mueve personal de un lado para otro dentro de los servicios por necesidades del sistema, se contrata personal nuevo, aunque poco, incluso inexperto. Se les amplia el cupo de pacientes a los sanitarios que quedan, demasiadas consultas médicas de especialistas o intervenciones se postergan para después, al igual que múltiples gestiones administrativas, jurídicas quedan en espera de septiembre.

Por tanto, agosto es un mes donde las personas van y otras vienen. Aunque muchos/as permanecemos gran parte de este mes en el mismo lugar, adaptándonos, con nuestros horarios, trabajo y ocio a las inclemencias del tiempo, a las temperaturas que marca el termo-higrómetro o el termómetro que más cerca tengamos, midiéndonos la temperatura ambiental con precisión.

Permaneceremos los días que podamos sumergidos en las piscinas muchas horas (Sí las reservas hídricas lo permiten con austeridad), o refugiados en nuestras casas, regulando el termostato del aire acondicionado, mirando de reojo el precio de las tarifas de luz diaria, haciendo reajustes de gastos en función de cada bolsillo o tolerancia al calor, alternando el uso del ventilador o las ventanas abiertas.

Poblaremos las calles los más afortunados en las horas más tempraneras de la mañana y tardías de la tarde-noche, con cierta pereza, algo de sopor, incluso huidizos resguardándonos de Lorenzo, de sus brazos abrazadores según nuestras haciendas u opciones. Aunque sí hay que salir en las horas centrales del día, se sale, al igual que muchas personas continúan trabajando en condiciones extremas de temperatura para riesgo de su salud, cumpliendo con sus tareas y responsabilidades, para que el mundo siga su ritmo.

Avanza el verano donde también cambiamos nuestros hábitos alimenticios mediterráneos de cuchareo calentito, por otros más fresquitos y acompañados de una bebida fresquita, siempre que se pueda.

Nuestros jóvenes serán capaces de alternar jornadas completas de callejeo, trabajando sus días o alternando sus períodos estivales, eligiendo en su tiempo ocioso, aprovechando sus vacaciones laborales o estudiantiles, pasando el día en la piscina, la tarde siesta con la play , las redes y el deporte, la noche para el callejeo. Reuniéndose en pandilla en espacios al aire libre, parques, jardines, para beber, para engullir bolsas de aperitivos tamaño gigante, para comprar comida variada en plan auto-servicio o por internet (con un mensajero/a de tal o cual empresa, que acude presto en bici o moto, llevándoselo a los extremos del pueblo, si no quieres o puedes ir tú en persona), o por “Automac”.

Esto del "Automac consiste decir tu código en el altavoz de pedidos" y recoger la comida en la ventanilla con tu vehículo (Moto de cierta cilindrada y coche los más pudientes). Pueden incluso elegir su menú hipercalórico de bocatas, hamburguesas, pizzas para: "llevártelo”... Pueden estacionarse en uno de los espacios designados por tal o cual marca, para recoger los pedidos y/o esperar a que traigan el pedido a tu automóvil o parque mediante geolocalización, etc. 

Hacer un pedido de comida por Internet, a un robot o máquina, tiene su arte y aunque para muchos es lo habitual, lo más sencillo para los jovencitos/as desde su móvil, pagando mediante bizum, transferencia o teléfono móvil...Siento que para otros muchos el tiempo vuela, todo va demasiado rápido, nos adentramos en la digitalización obligada, en un mundo desconocido, irritante en ocasiones e impersonal, al que nos tendremos parece, que ir acostumbrando por exigencias de oferta y demanda con pasos forzados, aunque nos resistamos en la medida de lo posible, porque más temprano que tarde, seremos engullidos por las formas y maneras que el comercio, las modas o la capitalización nos impone...