Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Afrontamos la veintena de agosto de 2022

Desde que me llaman de usted en los establecimientos comerciales, en las administraciones a las que acudo por alguna circunstancia o papeleo ocasionalmente y en el propio centro de salud de mi localidad, tengo la sensación de que el tiempo pasa demasiado rápido. Se me escapa entre los dedos diariamente, cuando tengo las manos atareadas cocinando, limpiando, enredando en casa, en las tareas diarias de este verano. Mis dedos permanecen abiertos, activos, realizando gestos sencillos, cotidianos, lavándolos, refrescándote la cara, tomando ese vaso de agua fresca, tecleando en el móvil, en el ordenador, abanicándote...

Ya estamos metidos en la veintena de agosto, completando un nuevo ciclo. Palabra que procede del latín cyclus, y éste a su vez del griego kyklus que significa “círculo o rueda”. Un año es un ciclo, es un proceso circular, porque en él, se suceden un conjunto de estaciones, de meses, de semanas, de días, con fechas señaladas, con hechos marcados o fortuitos... Cada ciclo, es un periodo de tiempo, de días estructurados en horas, minutos, segundos y hasta las décimas de los mismos, marcan la diferencia en nuestras vidas en su conjunto.

Cualquier ciclo es una unidad de tiempo, es a su vez una representación numérica, un algoritmo. El número siempre es un concepto matemático, cada número tiene su propia representación gráfica, el orden de los dígitos nos da cifras, nos permite organizar, clasificar, operar con ellos cálculos infinitos. Los números siempre están presentes en nuestras vidas, nos permiten cuantificar el tiempo, entender, transformar, recordar, memorizar, comprar, vender, liarnos, aniquilar o transformar el mundo, atribuyéndole significado cuantitativo, cualitativo o tal vez emocional, etc.

Y aquí estamos viviendo nuevas olas de calor día a día de este mes de agosto, observando el mapa meteorológico, sí hoy será un día catalogado de color rojo, naranja o amarillo, las temperaturas mínimas y máximas de este día, este ciclo y su tiempo.

Caminando entre nuestras calles, entre sus tiendas que cambian sus cristaleras, con nueva cartelería que trata de fulminar las últimas gangas en rebajas de este agosto que acaba, con sus descuentos, para dejar paso de manera inminente a la nueva temporada de otoño en breve. ¡Ahora me da sudores ver estos escaparates, mirar la ropa de manga larga, los colores oscuros, los uniformes, los cheque libros y el material escolar!

Septiembre está a la vuelta de la esquina, con sus ferias y fiestas patronales en todos los pueblos de nuestra comarca. Con la llegada del noveno mes del año alcanzamos el último trimestre de este año 2022. Este verano ha sido un periodo de transición en el COVID, “aunque no ha desaparecido el maldito virus”, se ha adaptado a nosotros, evolucionando sus cepas, sus secuelas, su cronicidad, normalizándose entre la población mayoritariamente vacunada contra el mismo, su presencia convive con nosotros, sobrevive entre nosotros. Pero si olvidar su potencial mortandad aún hoy en día.

En estos meses de verano había ganas de vivir, de salir, de conquistar las calles, los bares, las playas, los apartamentos, los hoteles, las zonas rurales y urbanas. Teníamos ganas de tirarnos a las piscinas, volver a las citas familiares, a los reencuentros con los amigos, los viajes vacacionales... Todo ello pese a la crisis económica que reinicia su ciclo. “Necesitábamos olvidarnos de las restricciones, viajar, aunque fuese pocos días y cerquita, adaptándonos, relativizando con menos distancia y mayor confianza social, pese a los nuevos sobresaltos sanitarios que van surgiendo (viruela del mono) ”.

En septiembre nuestra mochila se carga de nuevos propósitos: regular horarios, recobrar rutinas en las casas acabadas las vacaciones, teóricamente comenzaremos con la dieta, el ejercicio diario, usaremos menos el teléfono móvil, aumentará nuestra lectura, encauzaremos los estudios, nos matricularemos en ese curso o idioma pendiente... Existe cierto paralelismo entre septiembre y enero al coger las carteras ministeriales, las carpetas administrativas, los maletines ejecutivos, las maletas-carros de libros los niños/as, las mochilas adolescentes, las cajas de herramientas, los bolsos de trabajo adulto.

La vida sigue en esta veintena de agosto, aunque el incipiente curso 2022/2023 este cerca. En la calle se respira cierta inseguridad entre la población femenina cuando vuelven a sus casas, entre las fiestas que frecuentan por la alarma a los pinchazos químicos, entre los jóvenes que se exaltan con frecuencia y discuten con agresividad desmedida por el alcohol ingerido, entre las pandas raciales y su territorialismo en el pueblo que los acoge.

Un nuevo año hídrico que comenzará, donde ansiamos el agua, que precisamos para paliar esta sequía. Un nuevo ciclo político con nuevas elecciones en pocos meses, más turbulencias financieras, posibles cambios en el mercado laboral y económico. Nuevos impuestos. Subidas generalizadas de los gastos cotidianos en nuestras casas o suministros. Llegarán nuevas propuestas políticas de ahorro energético estatales con pactos de los que nos gobiernan con la estrategia del decreto, dando concesiones a unos pocos, sus socios de coalición que barren hacia su autonomía, desequilibrando España con sus beneficios pactados.

Continua en el tiempo la guerra de Ucrania, ya se han cumplido seis meses de combate, no han desaparecido otros conflictos bélicos del mundo, la hambruna se extiende por muchos lugares del planeta por múltiples factores, mientras nuestra atención se fija en lo inmediato. Bienvenida sea, esta veintena de agosto con sus debilidades, seamos positivos frente a las amenazas, vivamos realistamente nuestras fortalezas, busquemos oportunidades entre las trabas diarias, con perseverancia siempre llegan y lograremos encontrar las soluciones oportunas para cada ciclo, cada tiempo.