India. Impresiones y espejismos (IV)
Samsara
El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.
Como flores hermosas, con color, pero sin aroma,
son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas.
Ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota
de quien se ha vencido a sí mismo.
“Frases de Buda”.
Luna se ha ido, sus padres Diego y Lorena también, obviamente. Yo soy el siguiente. La tienda de Ashraf está cerrada, tiendas y restaurantes van poniendo un candado en su puerta. Que tristeza invadiría todo este lugar si es que no quedase todavía un poco de ambiente. Un pueblo que empieza a agonizar antes de ser sepultado bajo la nieve para volver a renacer en su próxima primavera. El clima también cambia. Estos últimos tres días ha estado nublado. Eso significa nubes que chocan con las cumbres que rodean Leh, lo que sería un hecho intrascendente sino fuera porque a tal altura las partículas de agua se pegan al suelo e hielan los picos sin necesidad de lluvia o ni nieve. Y para colmo ha llovido. Eso quiere decir que el aire que baja de las montañas te encoge los huevecillos. El paisaje se ha vuelto aún más fascinante, posando sombreros blancos sobre las montañas más altas. Aunque el sol sigue siendo implacable.
Ha sido una semana fantástica y muy tranquila. El ritmo lo ha impuesto Luna, la niñita que me ha alegrado la semana con sus risas y sus llantos. Ha sido toda una semana de experiencias para mí, pues los horarios los ha establecido una niña de once meses. O más bien su metabolismo. Tengo la vena parental a flor de piel. Que semana más interesante. Hemos alquilado unas motos para ir al monasterio de Archil. Nunca llegamos. Demasiado desierto y demasiado lejos para Lunita. Pero el viaje bien que mereció la pena.
Fuera de la ciudad, mucha gente anda recogiendo el trigo y la cebada de los campos para almacenarlos en almacenes y casas, donde puedan. Así tendrán sustento para el invierno. Y sus vacas también, pues las plantas de cereal se guardan enteras. El grano para consumo humano y los hierbajos para los animales. En cuanto a las verduras no hay mucho que hacer. Patatas y zanahorias son enterradas a un metro bajo el terruño, conservándolas en frigoríficos naturales. Parece increíble, pero aguantan todo el invierno aunque pierden algo de sabor. La nieve supera los tres metros de altura en invierno y las temperaturas pueden alcanzar los 20 bajo cero. No sé cómo se puede vivir aquí en invierno. Y si ahora hay cortes de luz a diario no me imagino en temporada blanca. Es por eso por lo que mucha gente se baja más al sur con familiares. También se van a trabajar a otras partes de la India donde hay temporada alta de turismo.
La despedida no ha sido fácil. El reencuentro con estos amigos, la tranquilidad de Leh y la hospitalidad de Ashraf no serán fáciles de sustituir. Hacía dos años que no lloraba tanto. También tuve que despedir a dos nuevos amigos. Nirmala, india-francesa y su novio Stephan me han acompañado en muchas comidas cenas y algún paseo, así como en mis ratos en un cibercafé regentado por Rishan, un lugareño de mi edad muy simpático que me decía al irme: el desapego el desapego, si no desarrollas no te pondrás tan triste. No sé si es lo mío esto del desapego, pero tantos recuerdos despertados por Diego, Lorena y Luna y las conversaciones, sobre todo con Nirmala aunque también con Rinshan (mas orientadas a la vida local) me han hecho sentir como en casa. La gratuita hospitalidad de Arhraf no me he ayudado en lo más mínimo a desarrollar el desapego. Cada día al levantarme, me sentaba en la alfombra a desayunar junto a Ashraf. A los dos minutos aparecía Muhammad con un Chay y pan tostado. Mi desayuno ligero antes de meterme un par de huevos fritos en algún restaurante. Cuando no tenía compañía para cenar en la ciudad cenaba en casa. Guiso picante de verduras, pollo al curry, menestra de habichuelas (se cuidan bien estos chicos), siembre sobre una montaña de arroz que había que deshacer bien con las manos para mezclarlo con las picantes y sabrosas salsas. La hija de Ashraf se casa a mediados de octubre en Srinagar. Me ha invitado a su casa durante la boda. Dice que no me tengo que preocupar por casa ni por comida. Será un bodorrio con 800 invitados (creo que exagera) y con cocineros al estilo persa otra vez. La situación económica de Ashraf es bastante buena pero se queja de las imitaciones chinas de sus productos. Estos chinos no dejan títere con cabeza. Los que no entendemos de este tipo de artesanías no diferenciamos las réplicas a primera vista. Pashminas, alfombras persas o chaquetas de algodón o seda hechas a mano con multitud de colores y detalles. Me ha ensenado las copias que tiene de muestra y… de cerca sí que se nota la diferencia. Sea como fuere he declinado cortésmente la invitación, pues que alguien te invite a la boda de su hija es una invitación que no se puede rechazar a la primera de cambio. El viento sopla en otra dirección para mí.
A las afueras de Leh, en un pueblecito, vive el tipo que inspiró la película “3 idiots”, un bombazo de Bollywood muy divertido. Aunque en la película su novia es hindú y en realidad es alemana, este altruista personaje tiene una escuela donde se puede hacer voluntariado. Educa a los niños de los pueblos más perdidos. Debe ser un sitio interesante, igual que su creador, por desgracia me enteré de este sitio le día antes de marcharme. Otra anécdota sobre la película es que bajé por la carretera que aparece al principio y casi al final de la película. Eso sí, los protagonistas iban subiendo y yo bajando, ellos iban en coche y yo en un jeep con 8 pasajeros, el 70% de ellos albañiles. A lo que iba, los paisajes son imponentes pero para el rodaje eligieron los trazos de carretera cementada. Los pedazos con baches, piedras, ríos que se cruzan en tu camino, desprendimientos antiguos y algunos por venir, jóvenes hombres y mujeres picando piedras, todos fueron minuciosamente eliminados del rodaje para ser rellenados por más vistosos tramos.
Dejar Leh ha sido difícil, como cuando uno deja Cuzco, Copacabana, Otavalo o el pueblo materno tras unas relajadas y regresivas vacaciones. Nuevos y viejos recuerdos hacen del desapego budista, algo difícil de alcanzar. La sombra de Samsara no deja de perseguirnos. A veces en un continuo que no nos deja librarnos de nuestros condicionamientos pasados. A veces abre y cierra ciclos. Cuando nos libramos de nuestras ataduras surgen otras nuevas. La libertad es tan solo una idea, un acto reflejo mental contra el miedo a lo nuevo. No veo que se abra o cierre nada, tal vez Samsara vuela en espiral. Tras un par de prestidigitaciones mentales dejo todo anudado en el dedo menique del pie derecho de buda. A él se le da bien desembarazarse de todo este tipo de soledades y deseos, aunque me guardo el trocito más bello y optimista en el bolsillo izquierdo de mi camisa. Cerquita del corazón.
Escribo desde Manali. El camino han sido 16 horas por la peor carretera que he cruzado en mi vida. He dejado el inusitado desierto para perder en altura y ganar en atractivo. Manali es un sitio muy popular por su bello enclave en un valle. Muchos turistas, hippies e indios inundan este pueblo en verano. Ahora es temporada baja, así que por tres euros duermo en New Dharma, un hotel decente para mochileros y uno de los hoteles situados a más altura de la ciudad. Esta se divide en zona vieja, nueva y una nueva zona a la ladera de una montaña. La travesía se llama Vashisth, donde hay unas pequeñas fuentes de aguas termales donde nunca faltan bañistas: niños, turistas, abuelos o sharus. Por cierto el agua está tan caliente que es inaguantable. He llegado a este hotel por Kamil, un polaco que vive en Australia, muy buena gente y bastante extravagante (y quien no lo es) con una gran inquietud intelectual y espiritual. Su equipaje se compone principalmente de un Steel drum y un birimbao. Las vistas del hotel merecen una parada de un par de días como mínimo. Manali es muy pequeño, así que todo lo que se ve desde el hotel es un grandioso y verde valle flanqueado por enormes y arbóreas montañas. Pondré una foto porque vaya tela. Ya surgen tentaciones para alargar mi estancia aquí. En 10 días habrá un festival religioso en los valles cercanos con multitud de peregrinos que vendrán a adorar a las deidades locales. Solo en Manali hay más de 5 templos dedicados a distintas deidades hindúes así como dos estupas budistas. Debe ser interesante, veamos hacia donde se inclina la balanza ya que en breve salto hacia la residencia del Dalai Lama para terminar como Dios manda el periplo tibetano.
BUDA
El budismo es la única religión cuyo fundador no se declara un profeta o un enviado de un dios. Incluso rechaza la idea de un dios supremo. Buda se presenta como el “despierto” (Buddha), guía y maestro espiritual. Su camino a la liberación y su prestigio como salvador hacen de su mensaje una religión y convierten al personaje histórico Siddartha en un ser divino. Al igual que con Jesús o Lapo-Tsé, algunos investigadores niegan su existencia. Según Eliade no hay motivos para negar su historicidad.
Siddartha (Fin logrado) nace en el siglo VI a.C. en India. Es hijo de un reyezuelo y su esposa Maya. Se casa a los 16 y abandona el palacio a los 29. Realiza su completo despertar sobre el año 526 y pasa el resto de su vida predicando. Muere a los 80 años. Todas estas fechas sufren variaciones en función de las fuentes que se consulten. Nada tiene de normal esta vida, pero lo que se puede asegurar es que son datos ciertos pues se encuentran en documentos históricos que aparentemente no tienen relación alguna entre ellos. De todas formas los humanos tendemos a recordar más duraderamente a través del mito y la leyenda. Es por eso que se produce una mitologización de la vida de Buda, creando así una biografía mítica, mitologizada, exagerada, idealizada, estilizada. Esto ocurre con todos los héroes o con los grandes salvadores religiosos.
Basándome en la “Historia de las ideas y las creencias religiosas Vol.2” de MirceaEliade (casi todo lo que escriba sobre religiones lo saco de este voluminoso y magnifico a la vez que accesible libro) he hecho un resumen de la vida de Buda. Un resumen del que ya es resumen de Eliade. En palabras de Eliade el relato aún posee una gran fuerza poética pese a ser ya de por sí, un resumen de la vida Mitologizada del Buda. Mi resumen perderá fuerza de expresión, pero supongo que aún así, alguien lo encontrara interesante.
Eligió a sus padres siendo aún un dios en el cielo. La concepción fue limpia. Entra por el costado derecho de su madre en la forma de elefante blanco. El parto también fue sin mancha, ya que permaneció guardado en un cofre hecho de piedras preciosas en lugar de en la matriz. En su jardín, la madre se abraza a un árbol y el bebé surge del costado derecho.
Varios milagros ocurren tras el nacimiento, demasiados para enumerarlos. Siete días tras el nacimiento muere Maya, su madre, y renace como una divinidad en el cielo. Durante siete años lo cuida su tía y a los 16 años recibe dos esposas. Dos princesas de reinos cercanos.
Después de tener un niño, siguiendo la ancestral costumbre india, se convierte en un asceta itinerante, renunciando a su familia y al mundo en busca del conocimiento que le revele la verdad.
Antes de eso, siendo aún príncipe, Siddhartha (Fin Logrado) hace un par de excursiones fuera de palacio. En la primera se encuentra a un anciano decrepito, lo que le hace descubrir la vejez. Al día siguiente ve a un enfermo enflaquecido, lívido, abrasado por la fiebre. Fue su primer contacto con la enfermedad. En su tercera excursión como inocente príncipe aislado del banal mundo, se encuentra a un cadáver de camino al cementerio. Este fue su primer contacto con la muerte. Siddhartha empieza a reflexionar sobre la vejez, la enfermedad y la muerte, perdiendo así la alegría de vivir y decidiendo salvar a la humanidad de estos tres males. A pesar de las tentaciones a las que su padre (avisado ya de su marcha por un adivino) lo somete en palacio, el futuro Buda abandona su hogar. A 10 leguas de palacio, se corta los cabellos con su espada e intercambia sus lujosos hábitos palaciegos por las raídas ropas de un cazador errante. Como un asceta itinerante más y con el nombre de Gautama. Siguió su camino por India y en algún lugar recibió clases de Yoga y Samkhya, pero su corazón seguía insatisfecho tras dominar tales técnicas y superar a sus maestros.
Con cinco discípulos a su cargo, se establece cerca de Gaya y practica el ascetismo más extremo, comiendo un grano de mijo al día. Tras seis años y con muy poca energía, decidió romper el ayuno por su inutilidad y de esta manera, adquirió una gran fama en la India debido al prestigio de que por esa época gozaba la ascesis. Para entonces y en lo que se refería a la experiencia humana, Gautama conocía bien los gozos de la vida principesca y las mortificaciones de una intensa austeridad. Cultura, amor, pobreza, soledad, nada le era desconocido. Siendo ya casi un esqueleto acepta el arroz hervido que una buena mujer le ofrece, por lo que sus discípulos se sienten decepcionados y lo abandonan. Gautama, con las energías repuestas, se marcha a un bosque solitario y se sienta bajo un árbol Ficus religiosa o higuera (boddhitree) con la intención de no moverse hasta haber obtenido el “despertar”, pero antes de empezar a meditar sufre el ataque de Mara, “el dios de la muerte”. Como dios de la muerte, Mara sabía que si Gautama lograse la “salvación”, su reino de nacimientos, muertes y renacimientos (ciclo del Samsara) se terminaría. Su ejército de demonios y espectros no pudo hacer nada ya que un aura protectora rodeaba a Gautama gracias a sus meritos (karma) y a su “disposición amistosa”. En un siguiente intento, Mara envía innumerables mujeres desnudas para tentarlo con sus encantos pero Mara, rendido se retira al terminar el día.
Gracias a esta lucha, no hay duda de la pureza moral de Gautama, que concentra todas sus energías en la liberación del dolor descubriendo las 4 verdades. Primero recorre los cuatro estadios de la meditación, el ciclo sin sentido de nacimientos, muertes y reencarnaciones. Segundo, examina sus vidas anteriores y las infinitas vidas de los demás. Su tercera vigilia le lleva al despertar (boddhi), comprendiendo la “ley de las doce producciones en dependencia mutua” que nos mantienen en el infernal ciclo. De esta manera y en cuarto lugar, descubre cómo parar estas producciones y por tanto, el ciclo de Samsara.
Ahora se ha transformado en Buda, el Despierto, justo al amanecer. El Buda se queda siete semanas (otra vez el 7) en el “área del despertar”. Le siguen otra serie de acontecimientos fabulosos que me salto por incluir algunos términos budistas que no es el caso de explicar, además de que tampoco resultan de fácil comprensión para mí. Además harían parecer este resumen un trabajo universitario.
Tras un último intento de tentación por parte de Mara, Buda se marcha a Benarés a buscar a sus discípulos decidido a expandir su doctrina del cese del dolor. Cuando los encuentra gracias a su “ojo divino” les expone las cuatro “Nobles Verdades” sobre el dolor, el origen del dolor, la detención del dolor y el camino que conduce a la superación del dolor. A todo esto le suceden una serie de fabulosas conversiones y prodigios como la conversión de varios reyes, brahmanes hindúes y la de su padre y otros miembros de su familia como Ananda, que fue su primo y principal “discípulo sirviente”.
Hay un capitulo interesante que ayudará a romper la idealización que algunos (o algunas) hacen de Buda. Una reina, al quedar viuda le pide que la acepte en su comunidad junto a su cortejo de princesas. Este se niega y, si bien termina por aceptar a regañadientes bajo la presión de Ananda, impone reglas más estrictas a las monjas que a los monjes y anuncia que su ley, que duraría 1000 años, ahora no duraría sino 500.
Aunque en su “biografía mágica” se habla de milagros (volar por los aires, caminar sobre el arco iris…), él, en sus sermones, resta toda importancia a los poderes otorgados por la ascesis y acentúa la importancia otorgada a la sabiduría (prajna) derivada de tal práctica.
Tras una vida plagada de predicaciones y de más conversiones fabulosas, su fama se extendió más allá de la India. Incluso se habla de algún intento de asesinato por parte de sus rivales. En el 478 a.C., Buda y Ananda se establecen en “La Aldea de los Bambúes”, donde el maestro cae enfermo de disentería y logra recuperarse. Tras un par de episodios interesantes pero que me voy a saltar por no extenderme más, Buda renuncia a su vida en presencia de Mara, que vuelve a tentarlo con enviarlo al parinirvana (el nirvana al que se llega tras la muerte. Hay otro nirvana al que se accede por con el despertar, por medio de la conciencia, pero del que se vuelve, ya que el cuerpo físico sigue vivo). Cuando Mara le hace tal propuesta, él le respondió que no sería necesario, ya que acababa de renunciar a su vida. La tierra tembló.
Ananda y Buda se dirigen a Papa, donde un caldo de cardos u hongos llamado “manjar de puerco”, que parece ser que encanta a estos animales, le provoca una diarrea sangrante. Agotado, se dirige a Kurinagara y una vez allí, se recuesta sobre el costado derecho, frente al oeste y cabeza al norte, con la pierna izquierda extendida sobre la derecha. Ananda llora y Buda le responde: “Basta Ananda. ¡Cesa de afligirte y de gemir! ¿Cómo admitir que lo que ha nacido no muera? Es algo absolutamente imposible”. Sus últimas palabras fueron: “A vosotros me dirijo, oh monjes Buda mendicantes: ¡la caducidad es la ley de las cosas, no aflojéis vuestros esfuerzos!”
A la tercera noche de enfermedad, la llama de su vida se extingue bajo la luna llena. Era noviembre del año 478 a.C. (hay otras fechas según otras versiones). Tenía 80 años. Para contrapesar una muerte tan humana surgen numerosas leyendas en torno a su funeral, que duró 7 días y estuvo acompañado de bailes y danzas como los de un rey. Como hijo de un rey que era. Dicen que su pira ardió espontáneamente…
Sus huesos se guardaron en diferentes stupas que se construyeron y se construyen con ese fin. Todo esto ocurrió hace 26 siglos.
Este poema inédito de Federico García Lorca fue escrito cuando tenía 20 años. El manuscrito pertenece a la colección de la Casa-Museo de Fuente vaqueros (casa natal del poeta). De las cuatro cuartillas que compondrían el poema falta la segunda. Hace un par de meses, de casualidad descubría la existencia de este poema. Aquí lo dejo.
BUDDHA
El palacio en sombra Enseña brumoso sus oros bruñidos
La cálida noche derrite sus tules
Entre las estrellas rojizas y azules.
Lloran los chacales en junglas perdidos.
En el estanque lotos sangrientos
Lirios de agua, palmas, umbrías
En los jardines altas palmeras Se inclinan lánguidas y severas
Acompasando sus melodías.
Dulces magnolias majestuosas
Dan su fragancia sobre las cosas.
Noche de luna. Raro consuelo.
Arturo llora su luz de cielo
Flores, divinas... Piedras, preciosas.
(Aquí falta una cuartilla)
Abriole la puerta de calma infinita después esfumose.
Siddhartha medita.
Una voz celeste suave musita
"Tú eres Tathagatha, puro, sin igual".
En fondos dorados entre rosas blancas
Lució sus encantos la diosa Verdad
El iluminado quedose hierático
Aspirando triste un perfume enigmático
Que manaba lento de la eternidad.
El cuerpo sin alma subió al aposento
Yashodara y el niño dormían
Siddhartha sintió un agobio violento
Corazones en sombras yacían...
Grave palpitaba el firmamento.
Se arrancó la flecha que le lanzó
Mara Traspasando salió de la estancia
Dulce el corazón se durmió en la fragancia
Que la luz del cielo le dejara.
Y marchó con la Bienaventuranza
Siddhartha solloza. El palacio lejano
Enseña entre ramas sus oros bruñidos
La cálida noche derrite sus tules
Entre las estrellas rojizas y azules.
Lloran los chacales en junglas perdidos.
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