Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Y no estaba muerto, estaba de parranda

¿Les ha pasado alguna vez que alguien le haya dado el pésame a un familiar suyo por su muerte? Es decir, que te entierran en la calle de una manera pasmosa. A mí no me había pasado nunca, aunque sí conocía casos de amigos o conocidos, y me llegó el momento.

Una amiga se encontró con mi mujer y compungida le espetó el clásico: siento la muerte de tu marido. Mi mujer se asombró de esas palabras y le dijo: pero si mi marido está roncando en el sillón echándose la siesta. La pobre amiga por un lado supongo que pensó trágame tierra, y por otro mostró su gran alegría de que yo estuviera vivito y roncando. Aún no he sabido cómo llegó a la mente de la amiga esa información, tal y como se lo explicó no tenía ningún sentido, eran datos inconexos, pero tampoco era momento de ahondar por ninguna de las partes.

Cuando llegó a casa y me contó lo ocurrido nos reímos profusamente, supongo que a eso se referirá la expresión: reírse de la muerte. No sé, lo cierto es que desde entonces no paro de darle vueltas al asunto, supongo que los días pasados, con el día de los difuntos, habrá tenido algo que ver. La cuestión es que me he decidido a contarlo a ver si pasa a la parte del hemisferio cerebral donde van los recuerdos.

Dicen las lenguas del pueblo, que cuando alguien te entierra así es que te están dando años de vida. Yo no soy en absoluto creyente de estas habladurías que siempre me han parecido supercherías, pero oiga, si llegan y estoy como ahora bienvenidos sean…

Cuando alguien te comenta que fulano, que es un conocido de ambos, está muy grave y días más tarde dice que le han dicho que ha muerto, te quedas así como sobrecogido y piensas si su muerte era lo mejor tras su estado, o sientes pena porque no se ha podido salvar, o pobrecilla la familia con lo mal que lo habrá pasado, o cosas de ese tipo. Pero cuando te quedas totalmente pillado es cuando al poco te lo cruzas por la calle tan sano como una rosa. Parece que uno ha visto a un fantasma, te alegras por fulano, y mandas a la mierda a los menganos que se inventan los bulos macabros y los difunden sin piedad.

Estaré pendiente de las miradas de la gente, ahora el fantasma soy yo, aunque no creo que en mi caso el bulo haya sido intencionado ni que haya llegado lejos, ya lo iré percibiendo. Y digo yo, ya que soy un fantasma podría tener poderes, ¡leche!, como lo de traspasar las paredes, asustar cuando me plazca, ver sin que me vean, en fin, sacarle provecho a tan singular estado de vida.

No voy a hablar de cómo las distintas civilizaciones y culturas del mundo han tratado el tema de la muerte, cada cual la ha conmemorado con unos rituales más o menos religiosos, aunque también los ha habido laicos, todos para mí muy respetables.

Desde el punto de vista de los vivos pienso que cada cual vive la muerte a su manera. Los que pierden a alguien la viven con pena, los que fallecen no sabremos nunca cómo viven ese momento. El más allá, el si habrá otra vida después de esta es lo que da para hablar y pensar. Cada religión lo explica a su creencia, y los que no somos religiosos solemos pensar que todo lo que hay después de que tu cuerpo deje de estar vivo es la nada, así sin más parafernalias. Por lo tanto, tengo la ventaja, ahora que estoy muerto/vivo, jeje, de disfrutar del día a día, intentando ser feliz hasta que de verdad esté muerto/muerto. Carpe diem mientras pueda, sin duda, porque teniendo salud, física y mental, hay que vivir pensando en el hoy, intuyendo el mañana y recordando el ayer, pero nunca pensando en lo que habrá al fallecer.

 

Pd- siento si a alguien he decepcionado estando vivo, tendrá que seguir esperando…