Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El Misterio

Joaquín Caballero Ortega

Vaya por delante mi profundo respeto a todas y cada una de las personas que en sus creencias religiosas sienten a un dios por bandera y que tienen en Él una fe más o menos constante. Tengo familiares y amigos que están en este supuesto y no puedo por más que mirarlos, a la par que con cariño, con incredulidad, porque a muchos de ellos los tengo por personas inteligentes y que usan el raciocinio para su desarrollo vital. Los que me desorientan más son los que además comulgan con las iglesias que dan cobijo a estos dioses, sobre todo con la católica a la cual le dedicaré los próximos párrafos. Pero no todos creen en la Iglesia católica, muchos creen en Jesús como Cristo y, por tanto, Dios, pero no en todo el montaje que los hombres hicieron tras su creída resurrección; lo que pasa es que a veces les cuesta no seguir rituales que han mamado desde pequeños y que confunden su fe. También los hay capillitas, y la mayoría conscientes de la lejanía que existe entre los semanasanteros y la Iglesia católica, incluso entre ellos mismos por ser de distintas cofradías. Todo esto lo puedo decir yo que para eso no pertenezco a ninguna de ellas, por eso puedo ser capillitamente incorrecto, ellos difícilmente se atreverían a manifestarlo en público.

Los que hemos tenido la suerte de disfrutar en estos años atrás (no sabemos si seguiremos haciéndolo) de las Jornadas Mitraicas de Cabra, hemos podido oír al joven profesor Israel Campos comentarnos en qué consisten las religiones mistéricas entre las que estuvo el culto a Mitra, y se supone que no está la católica, puesto que ésta siempre está dispuesta a darle explicación a todos los misterios que pueda plantear. Sin embargo, cuando por estas fechas muchas familias ponen sólo el portal de Belén y no montan un Belén (entiéndaseme sin dobleces) se dice que se va a poner el Misterio.

A partir de ahora va a haber que buscar otra denominación puesto que el Papa alemán se ha puesto manos a la obra y se acabó el misterio, o al menos parte del mismo. En su nuevo libro ha decidido que la tradición de poner la mula y el buey junto al pesebre del niño Jesús no se corresponde con la realidad que cuenta la Biblia, como si lo demás que cuenta ese sagrado libro sí que se correspondiera. Pudiera ser que este hombre haya decidido dedicar lo que le queda de vida a ir desmontando todos y cada uno de los misterios inexplicables de ese libro, y éste o el de la estrella supernova y la procedencia tartésica (andaluza) de los reyes magos sea una avanzadilla. Sin salirnos del Misterio, la virginidad de María que va a dar a luz tendrá miga que contar, la aparición de un ángel para anunciar la venida de Jesucristo dará que hablar y la fecha de este nacimiento otro tanto. Mucha prisa se va a tener que dar porque de edad anda avanzado y la tarea que tiene por delante me parece extenuante. Ni Juan José Benítez ha tenido tantos misterios que resolver en sus Caballos de Troya, ya que éste se ha ceñido sólo al Nuevo Testamento y la Biblia es mucho más.

Con la que está cayendo y a estas cosas se dedica el jefe del Estado del Vaticano, claro que en su país no hay crisis, al menos económica, no sé si de fe andan bien despachados, es de suponer que sí. Así que el Papa de Roma, en sus ratos de meditación trascendente especula sobre el portal de Belén, aviado va si algún día le da por explicar el misterio de algunos villancicos y nos encontramos con que en otro libro nos dice que los peces en el río no pueden beber y volver a beber por ver al Dios nacido, y que no nos empeñemos en mirar cómo lo hacen. Ah, y cómo en el portal de Belén hay estrellas, sol y luna, las tres cosas a la vez no caben ni pueden coexistir en el tiempo, otro misterio más, me temo que todo quedará reducido a la Virgen y San José, y el niño que está en la cuna.

Pero no se queda sólo en estas lides el Papa de Roma, también lo hemos visto con una tableta electrónica delante de sus ojos y cómo con sus santas manos tocaba la táctil pantalla. Se la puso un cardenal, supongo que ese sería el rango, y no pude más que sentir anacronismo con esas gentes vestidas con faldones y vendiendo al twittero “pontifex”. - ¡Esto es cosa del diablo!- imagino que debió exclamar la primera vez que la tocó. Pero ya lanzado a las TIC, también encendió un árbol de Navidad desde una tableta, ojo, debatiéndose en los mentideros internautas  por qué lo hizo desde una Sony y no desde una IPad. Cualquier mal pensado creerá que el aparecer con una u otra marca le habrá reportado beneficios económicos…

Qué contento debe de estar su santidad Ratzinger con nuestro gobierno derechista, y más con el ministro Wert, quien a este paso lo beatifica telemáticamente. El repelente ministro de Educación, que seguro que quiere pasar a la historia sí o sí, caiga quien caiga y sea como sea, nos ha hecho retroceder en el tiempo muchísimos años y ha vuelto a darle a la clase de religión el carácter de asignatura computable para el expediente final del alumnado. Por favor, los que sabemos de qué va esto tenemos que estar indignados con la decisión y me gustaría que se enterara quien de esto sabe poco o nada.  Solamente este penoso asunto me daría para varios artículos, así que por ahora resumiré diciendo que me temo la vuelta de los crucifijos a las escuelas públicas y un alza en las matrículas de religión para subir nota con vistas a poder elegir carrera. La lucha por la escuela pública laica está más candente gracias a ultraconservadores como el ministro, es lo único que puedo agradecerle. Benedicto le agradecerá que se implante como libro de texto el último que él ha escrito, o quién sabe, a lo mejor entre misterio y misterio le da tiempo a escribir un nuevo catecismo.

Joaquín Caballero Ortega

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