Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Juan Jacinto Muñoz Rengel. Una historia de la mentira

El filósofo y escritor malagueño desarrolla sus meditados contenidos en capítulos que muestran un verdadero envite en su exposición sobre la realidad y el desencanto de la vida.

El afortunado lector, que se sumerja en este desafiante libro de ensayos podrá disfrutar de su riqueza y variedad temática. Ante la desafiante exposición de la mentira en estado de desnudez ensayística sólida y transparente aquel podrá preguntarse. ¿Y qué es esta historia de la mentira? ¿Una historia biográfica de personajes importantes que han protagonizado la teoría del transcurrir de los tiempos? Sin género de dudas puede ser porque personajes célebres los puede encontrar en su lectura. Mirarse en el espejo cóncavo de una sociedad que se desarrolla y sobrevive dentro de un estado donde la presión de los medios de comunicación pueden considerarse el factor dominante, la madre y madrasta de lo que diariamente dictan el dócil comulgar la vegetativa ración alimenticia de sus conveniencias.

Esta es la razón impuesta del emblemático mundo de la mentira a través del examen de sus 250 páginas. El lector irá recorriendo el tiempo existencial con el que se  afrontó la vida desde su origen. Antes que surgiera la palabra escrita como transmisora del pensamiento del hombre sobre la tierra. Juan Jacinto Muñoz Rengel desarrolla sus meditados contenidos en capítulos que muestran un verdadero envite en su exposición sobre la realidad y el desencanto de la vida. Ficción y realidad son las vías paralelas que el autor estudia y expone con calculado ejercicio. Ficción por la que discurre la literatura, en un conjunto de ensayos cortos escritos con elegante sencillez. Desmenuzando a través de los siglos el laberinto de la mentira frente a la verdad.

Debemos  reconocer que esta lectura nos lleva a la reflexión sobre si nuestro quehacer de la propiedad real de nuestra estancia es una constante transformación y enfrentamiento con lo que es considerada la verdad histórica de nuestra razón interpretativa social y religiosa. Paralelismo que resulta ser una actitud desafiadora que descompone el poder enorme de la mentira. Protagonista de las normas establecidas, para así mantener el curso de nuestra existencia con argumentos muy discutibles. Interrogación manifiesta de la Iglesia inalterable y las fuentes de donde surge fruto de una meditación laica del otro lado de la historia de la religión.

Metido en la lectura de esta rica y polémica obra, curiosamente recuerdo algunos versos de la copla andaluza que cantaba Marifé de Triana, "Todo es mentira, todo es quimera, / todo es delirio de mi dolor". Es lo que sucede en mundo y sociedad. A partir de estas premisas podremos iniciar nuestro diálogo. Luego no es un error de la existencia que llevamos sino una realidad que, eso sí, manifiesta distintos criterios. Ahora bien, tengamos en cuenta a nuestro favor  enarbolar y mostrar, nuestro desacuerdo frenándo a los “grandes despreciadores”. Al menos exponer nuestra necesidad de tener razonamiento propio para al menos expresar que no estamos alienados y prisioneros de la publicidad y el consumo que se nos ofrece. Es decir: entre la verdad oficial y una mentira crítica bien argumentada nos situamos al lado de esta última.

Vivimos y padecemos una sesión continua de campañas electorales incansable hasta que nos provoca el vómito, también el desencanto, en las que dominan las muestras más burdas y demagógicas sin el más mínimo sentido del ridículo. La ética y estética en los poderes establecidos disfrazados de democracia y pregones cargados de promesas. Debemos asentir al compromiso por aquello que, al menos, ofrece un rayo de luz verdadero frente a la oscuridad política y religiosa que intenta por todos los medios convertirnos en súbditos de una falsa desigualdad administrada por la mentira frente una posible opción de verdad. Prestemos atención a estas citas de Ortega y Gasset, "Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo", «Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas" y "La vida es, esencialmente, un diálogo con el contorno; lo es en sus funciones psíquicas más sublimes".