Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga

Andan las huestes de la derecha alborotadas, algunas cabizbajas y cariacontecidas otras, tras la amarga victoria sufrida el pasado domingo en las elecciones generales. Y no es para menos. Hasta la semana pasada los vientos de las encuestas les eran tremendamente favorables. Los voceros mediáticos de la derecha repicaban por anticipado el ansiado triunfo y, alguna de ellos, se preguntaba qué sería de Sánchez cuando perdiera las elecciones y tuviera que abandonar la Moncloa. Otro, quizás el más ultramontano, vaticinaba una holgadísima mayoría absoluta de ciento ochenta y … muchos para el más que previsible pacto PP-VOX como había ocurrido en comunidades y ciudades españolas después de la elecciones del 28 de mayo.

Pero hablaron los españoles a través de las urnas y dejaron claro que no les gustaba ese tipo de pactos. Y era un poema las caras de los congregados para celebrar el triunfo en el balcón de Génova 13, en el que destacaba, con su brillante vestido rojo, la lideresa de la Comunidad de Madrid, a la que los militantes y adeptos allí congregados vitorearon al grito de “Ayuso” ante el estupor de la plana mayor del partido. Era la lista más votada pero no habían ganado las elecciones.

Ahora vendrá la tarea de formar mayorías parlamentarias que permitan elegir presidente y formar gobierno.

Como a la derecha no le salen los números parlamentarios sumando con VOX y ha roto los puentes con el resto de formaciones políticas parece que será el PSOE el que tendrá que intentarlo. Y ya se empiezan a oír las viejas cantinelas que intentan deslegitimar ese intento. Que si pactar y hacer concesiones a los nacionalistas catalanes o vascos, que si hacerlo con Bildu, que si la lista más votada…

La democracia española es relativamente joven pero hay ya historia suficiente para poder analizar que ha ocurrido en anteriores contiendas. La situación más parecida a la actual de dio en 1996, año en que el PP, si bien fue la lista más votada, no tenía mayoría suficiente para formar gobierno y tuvo que recurrir a pactos como prevé la Constitución Española. Pactaron así con nacionalistas catalanes y vascos. Por el Pacto del Majestic los catalanes apoyaban la investidura de Aznar a cambio de cesiones autonómicas y al apoyo del PP a CIU en Cataluña y se pasó entonces del “Puyol enano se habla en castellano” a “hablar catalán en la intimidad”. El pacto con los nacionalistas vascos llevó al dirigente del PNV, Sr. Arzalluz, a hacer aquellas famosas declaraciones en las que afirmaba “He conseguido en 14 días con Aznar más que con Felipe González en 13 años”. Son solo algunos ejemplos de lo que se ha hecho en esta país para llegar a la investidura y facilitar la gobernabilidad.

Pero cuando la izquierda, el PSOE, intenta hacer lo mismo ya no es lo mismo. Ya es intentar llegar o perpetuarse en el poder a cualquier precio.

Para la derecha española el poder solo está legitimado si lo detentan ellos pero cuando las urnas deciden que son otros los que tienen que gobernar entonces se trata de gobiernos “ilegítimos” o “deslegitimados” o de “ocupas de la Moncloa”, como hemos oído hasta la saciedad durante la pasada legislatura y que escucharemos a partir de ahora, a pesar de que las urnas han dejado bien claro que ningún partido tiene mayoría absoluta y que cualquiera que intente formar gobierno tiene que dialogar y pactar.