No, no he cometido un error en el título al reproducir las palabras que Julio Cesar pronunció en el Senado romano tras ganar la batalla de Zela, porque esa letra que yo he cambiado, Vini por veni, ha sido evidentemente adrede. Porque en esta ocasión quiero hablar de un jugador de fútbol distinto, Vinicius, un prodigio que llegó de la tierra del genio Pelé (quien marcó una época gloriosa con su equipo y con la selección brasileña), y que está destinado a marcar su propia época, tal y como antaño lo hizo su paisano y ahora la ha marcado Messi o Cristiano Ronaldo.
A los que nos gusta el fútbol, sin cegarnos fanáticamente por los colores de nuestro equipo, siempre hemos disfrutado con jugadores diferentes que marcan la diferencia. Recuerdo que mi padre me hablaba del argentino Di Stéfano como alguien distinto, con un talento futbolístico innato que cuando estaba en el campo despertaba emociones a las que los demás no llegaban.
Ya siendo algo mayorcito mi mirada de admiración se centraba en Cruyff, siempre decía para mis adentros blancos que al Madrid se le escapó su fichaje, porque entonces no había nadie sobre el césped que tuviera el talento del holandés y porque marcaba la diferencia en cada partido. Y a Cruyff le daban caña los rivales, bastante, todo sea dicho.
Luego pasamos a la era Maradona, genio y figura en el campo, lo que no era fuera de él. Indudablemente tenía una visión futbolística que no correspondía con su tamaño físico, y parecía increíble que fuera capaz de abarcar tanto durante los partidos. También a Maradona lo castigaban con duras entradas, recuerdo la espeluznante de Goikoetxea, una clara roja directa que se quedó en amarilla, que lo lesionó gravemente y lo marcó para siempre.
Vini es el futbolista que exhibe una gran diferencia en estos momentos. Joven y con un físico portentoso que lo hace muy rápido y que junto a una visión especial en el regate, que desquicia a los laterales de turno, hace de él un jugador inigualable. Por ahora la cabeza le funciona para controlarse a medias, aunque dadas sus circunstancias a lo mejor es imposible controlarse más. Y voy a explicarme.
Temo que en una de las muchísimas faltas que le hacen en cada partido y que en la mayoría de casos toleran los árbitros, una vaya más allá con la desgracia de que le provoque una lesión de extrema gravedad. De que a Vinicius le den tanta caña son culpables varios, una el jugador que se la da, otra los entrenadores que dan la consigna de pararlo ‘como sea’, otra el público local que provoca a su jugador para que actúe así con él y por último el árbitro, que está más pendiente de las protestas del jugador agredido que de la agresión que ha sufrido.
Luego mucho Fair play, claro que sí, mucho cartelito y publicidad del juego limpio por las entidades y administraciones deportivas que ya vemos en lo que se quedan sobre el césped, y lo que se oye en las gradas, que con Vini es extremo, ya que se suma la petición de violencia física a los insultos racistas.
Esto se tiene que acabar de alguna manera, es intolerable y sangrante cómo semana tras semana suceden estos hechos en los campos de fútbol, y para un chico de 22 años esto debe ser insufrible, por eso digo que demasiado que se contiene a medias. Muchos estarán argumentando en su contra que Vini es un provocador, vale, se puede admitir que proteste las faltas que se cometen sobre él y no se pitan, pero la cuestión es que a él le hacen muchísimas más que a otros jugadores. Hay ya estadísticas de lo que estoy diciendo y es escalofriante que esto se produzca con el beneplácito de los árbitros. Por cierto, con el Barçagate se ha desenmascarado a un colectivo en el que había que creer, que se profesionalizó para evitar sobornos y que como jueces deben ser imparciales por naturaleza…
No sé lo que va a pasar en el futuro, no soy pitoniso, me encantaría que las cosas cambiaran y que los futbolistas geniales desplegaran sus valores sin tantos riesgos para el disfrute de los que les gusta el fútbol de verdad. Vinicius tiene un futuro glorioso, ya sabe lo que es ganar la Liga y una Champions League en Europa, casí nada, porque Vini vio y venció: Vini, vidi, vici.