Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El raro seré yo

Es difícil entender el comportamiento del ser humano, digo yo que será porque cada uno es de su padre y de su madre y por lo tanto hay tantos comportamientos como seres humanos. Es cierto que en muchas ocasiones los comportamientos se repiten en muchas personas, pero es en circunstancias muy concretas. Yo suelo decir que todo el que hace algo diferente a lo que tú haces lo puedes calificar de raro, al igual que él lo puede decir de ti, ¿pero quién es realmente el raro?

Veo las imágenes de la celebración de la victoria de Argentina en el pasado mundial de fútbol y me cuesta pensar que esa circunstancia sea capaz de aglutinar a tanta gente, donde se mezclan los aficionados de distintas capas sociales y en un país que económicamente no lo está pasando nada bien. Eso también pasó en 2010 cuando ‘la roja’  logró tal éxito, aunque es cierto que el número de gente que se echó a la calle no llegó a la misma proporción que en Argentina.

Termina la celebración y cada hijo de vecino se va a su casa a seguir su vida; vida muy distinta para el bien situado económicamente que para el que está mal. Se igualaron en la alegría de un triunfo, se desigualan en todo lo demás. Hay una profunda crisis política, económica y social en Argentina y no se echan a la calle para pedir que los poderes del Estado trabajen para solucionarlo, parece que para el fútbol sí y para lo demás no. Incomprensible para mí, yo seré el raro.

En Cabra también se echa la gente a la calle, como en muchísimas ciudades del país, pero para el disfrute, el paseo a los niños, el vivir fuera de casa. Muchísima gente se ve estos días, el tiempo ayuda, y visto lo visto no se aprecia que haya una crisis económica, no preocupa que la inflación suba, ni que los precios estén disparados, ni las penurias de algunos. Más preocupa coger una mesa en un bar o tener entrada para el cotillón de nochevieja. Cada uno vive su vida y cada uno busca hacerlo lo mejor posible, obviando a los que tiene al lado y el futuro que vendrá. El haber estado un tiempo en casa y muy restringidos por la pandemia del covid, parece que nos faculta para tomar la calle y los bares sin medida. Es un ‘carpe diem’ a lo bestia, poco comprensible para mí, yo seré el raro.

¿Es esto una crítica a la sociedad? No creo, yo formo parte de ella y puedo estar incluido en esa gente. Lo que sí es, pienso, una reflexión simple de lo que tenemos delante a diario. Preocupante me parece el individualismo que tenemos en mente, tanto como loable la ocupación de algunos para intentar paliar la desigualdad social en Navidad de familias vulnerables. Luces por doquier, música en las calles, incitación a las compras navideñas y para reyes. Canon de una sociedad de consumo al más estilo capitalista en el que todos estamos metidos de una u otra manera, y lo peor es que salirte conlleva quedar mal ante los que no entienden la vida de otra manera, y si no los comprendo, yo seré el raro.

Se apela al espíritu navideño tanto como otros entonan el villancico con la letra de ‘Feliz falsedad, feliz falsedad, feliz falsedad, próspero año …’. Quizás esté ahí la cuestión, en la falsedad, en la hipocresía con que vivimos hoy día. Hay que divertirse a toda costa, con el fútbol o con la Navidad, pero hay que ser feliz o aparentarlo, en la calle o en las redes. Yo cuando hablo de felicidad no me quedo en el divertimento, se puede ser feliz de muchísimas formas, y cualquiera de ellas es la que deseo yo para las personas a las que quiero y aprecio. No comprendo que todos tengamos que hacer lo mismo para alcanzar la felicidad, el raro seré yo.

Sinceramente me alegro de ver movimiento en las calles, pero echo de menos las movilizaciones para mejorar, para decirle a nuestros políticos que no están haciendo las cosas bien, para decirle a los superjueces del Tribunal Constitucional que no son del agrado de la gente demócrata, para decirle a los maltratadores que paren de una vez por todas, para exigir más dinero para investigación médica, para pedir a Putin que pare esta guerra injusta contra los ucranianos. En fin, nos sobran los motivos y las razones para salir a pedir un mundo mejor, más justo, más solidario. A lo mejor pensando así, el raro seré yo.