Hoy es el día de las votaciones europeas y municipales y vuelvo a encontrarme con la misma circunstancia que ya denuncié hace un tiempo y, para variar, nada cambia.
Estoy hablando del Voto Accesible, un voto que facilita la elección de la papeleta en completa intimidad, sin ser asistido de nadie, como hace el resto de electores, y para ello transcriben las papeletas con las distintas opciones políticas al sistema Braille, un código de lecto-escritura especial para ciegos y deficientes visuales y, para ello previamente hay que solicitarlo, si no lo solicitas no se concede, pero puedes votar por el sistema secreto que usan el resto de votantes.
Una vez solicitado, se envían todas las papeletas transcritas en una carpeta a la mesa donde debe ejercerse el voto. Y el día de las elecciones el presidente de la mesa te la entrega, eliges tu papeleta en absoluto secreto y votas como los demás.
Desde que comencé a votar he podido solicitar esta opción para todas las elecciones, las generales, autonómicas y ahora las europeas, incluso la Ley contempla esa opción en el referéndum, pero no para las municipales, y no entiendo este sinsentido.
No entiendo cómo se puede contemplar esta opción de voto para las personas con discapacidad visual en todas las elecciones y, sin embargo, cuando se trata de votar al gobierno municipal, que realmente es el que se supone que está más cercano a las personas porque es el gobierno de tu pueblo, no se me permite votar de esta forma. Y tengo que asistirme de alguien de mi confianza para poder elegir la papeleta.
Yo no sabía que había dos categorías de elecciones, pues si su tratamiento es distinto, es que no tienen la misma importancia.
Como digo, esto ya ocurrió en las anteriores elecciones municipales de 2015 y no me quedé conforme, así que hice gestiones.
Tras votar me dirigí a la Junta electoral de zona presentando un escrito con la queja correspondiente, solicitando una rectificación.
El Juez de la citada Junta, entre incrédulo y molesto por la realidad de los hechos, procedió a tramitar de inmediato el escrito elevándolo a la Junta Electoral Central, y recibí contestación. Decía la Junta en su escrito emitido desde el Congreso de los Diputados, que no era competente en la materia, y que a esa Junta le corresponde únicamente aplicar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General.
Tirando de correo electrónico, envié uno a nuestra paisana Carmen Calvo quien no necesita presentación, y contestó interesándose por el asunto y diciendo que preguntaría en la Comisión de Igualdad de la que formaba parte.
Y mientras recibía alguna respuesta de ella, que nunca llegó, me dirigí a la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, donde me atendieron personalmente y cursé otro escrito en el mismo sentido, así que dicha Oficina, manifestando su disconformidad con la situación y, entendiendo que no era competente, lo elevó al Defensor del Pueblo español.
Pues bien, admitida la queja por el Defensor del Pueblo Español, recibí respuesta.
Antes de contestarme recabó información del Ministerio del Interior, por su competencia en la puesta en marcha del sistema Braille en las elecciones. Y la respuesta no tiene calificativo, pues dice que de la evaluación de esa puesta en marcha de voto accesible se deduce que hay pocas personas que hacen uso de este sistema, además de que la aplicación a las elecciones locales supondría un coste desproporcionado y que es imposible fabricar todos los kits de voto accesible porque hay solo una empresa que se dedica a ello.
Además, que las personas con deficiencia visual suelen usar personas de su confianza para elegir la papeleta, y claro, esto es más barato.
Por tanto, ahí estaba la respuesta, ¡es una cuestión económica!
Quien esté interesado en ver la respuesta del Defensor del Pueblo, que a su vez incluye la respuesta del Ministerio del Interior, puede hacerlo aquí.
Y así, el Defensor del Pueblo Español se quedó tan pancho con la explicación que le dio en su día el Ministerio y archivó el caso.
Es evidente que tenemos al menos dos instituciones, Defensor del Pueblo Español y Andaluz, que no sirven absolutamente para nada y que yo haría desaparecer de inmediato por su inoperancia y su carácter no vinculante, y desde luego, con lo que cuesta mantenerlas se podrían transcribir todas las papeletas de todos los procesos electorales en un tiempo indefinido.
A modo de ejemplo, hoy en las europeas el kit accesible traía 32 papeletas transcritas, una por cada candidatura y he votado como en igualdad. Para las municipales mis padres me han ayudado a buscar la papeleta que quería y, aunque confío en ellos, mi voto no ha sido secreto porque no me han facilitado los medios adecuados, como en las europeas. Pero es relevante saber que en las municipales solo había cuatro candidatos y, por tanto, cuatro papeletas. ¿no decían que era más caro?
La Constitución española del 78 dice en su artículo 14 que todos somos iguales ante la ley, y también el art. 9 dice que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean efectivas, y remover los obstáculos que impiden o dificulten su plenitud.
Está claro que la Constitución española no se está cumpliendo, pues los poderes públicos, o sea las personas que los forman y a los que voto, no entienden que votar en secreto es un derecho fundamental que se está vulnerando en este caso y que lo está consintiendo la máxima autoridad, supuestamente, en la salvaguarda de los derechos fundamentales de los españoles, el Defensor del Pueblo.
Tengo mucha paciencia, así que espero poder contar dentro de cuatro años con mi kit accesible para ejercer mi voto secreto en las próximas elecciones municipales. Animo a la corporación municipal que salga de estos comicios para que luchen por igualar y dignificar el voto municipal a la categoría del voto nacional, autonómico y europeo, según parece solo en sus manos está.