Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Ha muerto un gran matemático egabrense y, sobre todo, un amigo

Miguel Osuna Gámiz

El día 21 de septiembre se nos ha muerto Francisco Pérez García, en Sanlúcar de Barrameda. Para mí y otros amigos “Pericles”, nombre que en griego significaba “de amplia gloria, ilustre, famoso”. Si en Cabra no lo fue, sí lo fue entre sus amigos, en nombre de los cuales escribo este pequeño elogio.

Ahora comprendo mejor a Miguel Hernández y quisiera ser como este poeta para poder escribir la elegía a un amigo del alma. Era, es y será un querido amigo y compañero. A mí, y a todos los que lo conocieron y quisieron escucharlo, nos enseñó todo lo que en aquellos años finales de los sesenta y setenta pasaba por sus manos: leía a Joyce, el Ulises, a los diecisiete años; a Virginia Wolf, a Faulkner, etc. Nos pasaba tebeos, después comics. Nos indicaba las mejores películas, la mejor música. Yo me ponía al día cuando charlaba con él en las tabernas o en pubs (el de Ramón).

No he conocido a nadie con la capacidad de lectura, con la inteligencia para descubrir lo mejor del mundo, la curiosidad para todo. Y todo ello con recato y timidez. A pesar de su prematura muerte, me alegro por él, porque ha disfrutado de toda la creatividad de los escritores, cineastas, músicos que ha dado la humanidad. Ni por asomo, ninguno de los que lo conocieron llegará, por mucho que lo sobrevivamos, a conocer y leer lo que leyó él. Estas cosas no hacen ilustre a una persona en su pueblo, pero debo decir que no he conocido en mi pueblo a nadie con la cultura, la elocuencia, la ironía, el humor que tenía Paco Pérez.

No hablo de su capacidad como matemático. En Cabra hay muchos matemáticos que pueden hablar de eso mejor que yo. Sólo digo lo que le he oído a algunos: su inteligencia para las matemáticas era extraordinaria. Y a pesar de su “seriedad” como profesor, en su instituto los alumnos siempre querían que les tocase él.

Termino señalando un único defecto que le encontré: nunca llegó a saber jugar al subastao, a pesar de las horas que echamos jugando en la calle Pepita Jiménez (sé que si me oyera diría algo al respecto). También me criticaría, por mal escritas, estas palabras.

Adiós querido amigo, que la tierra te sea leve.

Miguel Osuna Gámiz

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