Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Las joyas de la corona

Hay una familia de fontaneros en Andalucía con una alumna aventajada. Una alumna cuyas notas cuando estuvo en la escuela ni las sé ni me importan, pero que ha demostrado que a ella lo único que le importa es ganar mucho haciendo poco y, por tanto, tampoco le importan en absoluto las notas que saquen los alumnos y alumnas que cada día pisan las escuelas públicas andaluzas, ni el futuro que les espera, ni que en la Comunidad Autónoma que ella y su partido desgobiernan desde hace más de treinta años estemos a la cola de la educación y a la cabeza del paro.

Hace varias semanas, como cada año, miles de estudiantes andaluces, y seguro que bastantes más también fuera de Andalucía, comenzaban su peregrinar hacia las academias de preparación de oposiciones, esperando que, dentro de unos meses, les sonriese la fortuna y el resultado a su trabajo tratando de obtener una de las 2300 plazas que la Junta de Andalucía había prometido destinadas a cubrir, básicamente, un pequeño porcentaje de la tasa de reposición, pero que suponían una convocatoria en principio buena, si no para obtener una plaza, sí al menos para tratar de quedar dentro de una bolsa de trabajo que se mueve poco por lo general, pero que al menos “garantiza” poder tener acceso a trabajar por los más pequeños de la casa si la nota es lo suficientemente buena para ello.

Sin embargo, cuando los euros ya corrían por miles entre las academias y sus preparadores, en una nueva decisión bochornosa de la Junta de Andalucía, se informaba de que, de las 2300 plazas que se van a convocar, para Educación Primaria y Educación Infantil se va a destinar la friolera de cero plazas. Como lo leen. Cero plazas para cubrir, precisamente, las dos especialidades del Magisterio en donde más niños y niñas se encuentran matriculados. Los sindicatos, esos otros grandes beneficiados y a los que callan a base de subvenciones, ¿saldrán ahora por las calles a reclamar que se convoquen oposiciones a estas especialidades, o van a callar en favor de los profesores interinos que, a fin de cuentas, suponen buena parte de sus ingresos mensuales y que son los grandes beneficiados de que no haya oposiciones?

Esta persona que nos preside a pesar de que la mayoría de los andaluces mostramos en las urnas nuestra disconformidad con ello, y que a día de hoy, sólo ha llevado dinero a su casa a través del erario público porque sus únicos ingresos vienen del mundo de la política, al que ha demostrado en incontables ocasiones que ha llegado para servirse y no para servir, dice que la educación y la sanidad son las joyas de la corona en Andalucía. Curioso que diga esto y que en las últimas fechas haya visto y oído (aunque va a hacer oídos sordos, ya se lo digo yo) cómo en diversas capitales andaluzas el personal sanitario ha salido a las calles a protestar por los recortes realizados en esta materia, aunque seguro que la culpa es del gobierno central; y más curioso aún que considere a la educación una de las joyas de la corona y cancele las oposiciones a los cuerpos mencionados anteriormente.

Ahora, a los maestros andaluces que un día estudiaron con la ilusión de impartir la enseñanza a los más pequeños de la casa, se les abren varias vías. Una de ellas es la que me consta que van a tomar muchos porque así me lo han hecho saber: abandonar. Otra de ellas es confiar en la promesa (una más) de que en 2018 ó 2019 se va a convocar un 100% de la tasa de reposición, lo que supondría una gran cantidad de plazas (pobres ilusos quienes confían aún en estos des-gobernantes andaluces). La tercera es la que tomará una buena cifra de maestros que persiguen su sueño: irse a Madrid, Castilla, Murcia, Canarias… en busca de que les abran vías de futuro los homónimos de quienes se las cierran en su tierra; y la última es la que tomó la señora Díaz en su momento: afiliarse a un partido político y vivir del cuento durante toda su existencia. O afiliarse a un sindicato y hacer lo mismo.

Visto lo visto, las joyas de la corona en Andalucía sí que son dos, pero no las que proclama la señora Díaz. La educación y la sanidad, de cuyo deplorable estado podemos hablar en otro artículo y del que aún se desconocen los resultados de quienes han sacado plaza en sus últimas oposiciones a pesar de que han pasado ya varios meses, han dejado de ser las joyas de la corona andaluza (si es que lo han sido alguna vez) y han dejado el camino expedito a las que, verdaderamente, son las joyas de la corona: el paro y los EREs. Tanto dinero se ha gastado en esto último que nos hemos quedado sin inversión en sanidad y educación.

Los ultras futbolísticos, esos que tantas veces crean problemas donde no los hay y a los que se suele acusar de no tener educación entre otras cosas, parece que sí que saben de lo que va la cosa, y ayer, en los prolegómenos del duelo que medía precisamente a dos andaluces, Córdoba y Málaga, se dejaron oír con el cántico “Administración sin Educación”. Pues eso.