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"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Los juguetes

La historia de los juguetes arranca desde los primeros tiempos de la humanidad. Es decir, es tan vieja como la humanidad misma, Pues allí donde haya habido un niño o una niña habrá habido siempre un juguete, hecho no importa de qué material, más o menos rudimentario, más o menos feo o bonito. Así que lo cierto es que los juguetes han existido en todo tiempo. Por la historia sabemos que uno de los juguetes más antiguos es el que se conoce como matraca o sistro, siendo su inventor, Arquistas de Tarento. De esta manera, tenemos los sistros de los egipcios, las muñecas articuladas de Menfis y Tebas y el trompo, el aro y el palillo de los atenienses. Y otros muchos, como las bolas, los dados y las pelotas, usados en épocas pasadas y aún algunos en la actualidad.

   En las diversas excavaciones que se han llevado a cabo buscando algún motivo con interés histórico, han aparecido un sinfín de figurillas o juguetes antiguos. Y es que era una costumbre en la antigüedad enterrar a los más pequeños junto con sus juguetes. En alguna que otra necrópolis se han encontrado muñecas de marfil y ámbar, y otros muchos objetos de vidrio y bronce que sirvieron de juguetes a los niños de otros tiempos. Hoy, ya se sabe que el campo de la juguetería es ilimitado. Y que grandes cantidades de dinero suelen ser invertidas en una industria de tanta rentabilidad, estando de algún modo garantizado el éxito de las ventas en este sector.

   La construcción o fabricación del juguete marcha actualmente al unísono de la técnica y de los últimos adelantos, pudiéndose admirar toda una gama de variadísimos mecanismos que ponen a prueba el ingenio de sus creadores. Pero existe una serie de juguetes que son los mismos o más comunes a los niños de todas las épocas. Que estamos hablando de los muñecos y muñecas. La muñeca, la inmortal muñeca bien merecería un capítulo aparte, ya que existen maravillosas creaciones de muñecas de todas las clases y para todos los gustos, con atuendos verdaderamente artísticos. En Japón, por ejemplo, las muñecas gozan de una alta consideración. Allí, sencillamente, se las adora. Casi todas las familias japonesas poseen una hermosa colección de muñecas que, por costumbre, van pasando luego de madres a hijas. Tal es la veneración que en este país se le tiene a la muñeca, que cada año se celebra en un día determinado una solemne fiesta dedicada a ella.

   Los nuevos tiempos, lógicamente, han influido sobremanera en la construcción de juguetes científicos y mecánicos. Uno de los juguetes que tuvo una aceptación extraordinaria en su día fue el recordado mecano, cuya aparición data de 1914. Juguete éste que permitió a quienes lo poseían demostrar sus cualidades, tanto de constructor como de inventor. Y es que, sin lugar a dudas, los juguetes pueden y deben contribuir muy mucho a la educación y formación de la persona en su niñez. Por lo que es de una importancia vital, que los padres sepan elegir el juguete más idóneo para sus hijos. Y en este sentido, sería deseable que se siguieran unas cuantas normas a la hora de adquirir juguetes.

   Un juguete debe ser divertido, que pueda utilizarse como instrumento para educar y que desarrolle la imaginación. No es conveniente dejarse maravillar por el bombardeo constante de la publicidad, porque la mayoría de las veces los productos más solicitados por causa de esa publicidad caen en el olvido el Día de Reyes. Los juguetes más sencillos suelen ser los que más divierten; pues comprobado está que cuanto más complicados son los juegos, más aburren a los pequeños. Se deberían rechazar, de plano, los juguetes de tipo sexista y bélicos, por su incidencia negativa en el desarrollo intelectual de los niños. Una de las máximas sería: un juguete para cada edad, teniendo en cuenta los que ejerciten las habilidades del niño o niña, así como el juego en grupo, los deportivos o electrónicos.

   Por último, y según recomiendan las organizaciones de consumidores y usuarios, es conveniente probar el juguete antes de comprarlo, comprobando el embalaje y poniéndolo en funcionamiento, teniendo mucho cuidado con lo que se llaman “productos gancho”. Los juguetes deben ser seguros y que tengan la garantía de rigor, significándose la marca CE. Y fundamental es, por supuesto, que si se tuviera algún tipo de problema en la adquisición del juguete el comprador efectuara la reclamación correspondiente.