Cuando uno no tiene nada que llevarse a la pantalla, lo mejor es acudir de inmediato a la vestimenta de un periódico y extraer del mismo lo que yo llamo “los retales”. De esta manera tan simple elaboras una columna de opinión en tres minutos. Te apoyas en las frases más redondas, en las que se etiquetan como titulares, y a partir de ahí comienzas a escribir, bien a la contra o bien a favor -que las dos opciones son válidas en este caso- y estando involucrado de lleno en ello te das cuenta al rato de que llegaste a las quinientas palabras que se te piden. Así de fácil. Por eso, no entiendo el que alguien tenga que estallar en llanto porque no se le ocurra ni una sola palabra para cubrir “el expediente”. Lo explico para que se entienda.
Un “poné”. Leo en la página de un diario de papel que en el Parque de María Luisa de Sevilla se pretende una caza individual de cotorras. Y te ponen como excusa, con argumentos científicos además, que atentan (las cotorras) contra las especies autóctonas del referido parque y que tanta gracia y tanto interés tienen para los turistas que vienen a visitar la ciudad. Hombre, a mí no me gusta nada esta decisión tomada sabe dios de qué manera, que si ha sido con los votos de todos los que integran el consistorio es para que yo no vote a ningún grupo en las próximas municipales. ¿Será posible? Con el juego que dan las cotorras en un patio de vecinos…
Otro “poné”. Leo en la página “Entrevista”, de uno de los diarios digitales más importantes de este país, la que se le hace al antropólogo y docente de la UNED, Juan Gavilán, por parte de Laura Galaup, en referencia a la transexualidad en menores y su repercusión en el entorno que les rodea. Y entresaco algunas de las respuestas del profesor Gavilán: “”La definición de transexualidad infantil más simple y menos ideológica es la de niños que asumen una sexualidad contraria a la que le asignaron al nacer”. Y abunda: “La adolescencia de estos menores será dura hasta que no eduquemos en la aceptación de la diversidad”. Dejándonos una verdad como un templo: “La que tiene que hacer el tránsito es la sociedad, no los niños transexuales”. Un asunto de extremada delicadeza, que no todas las sociedades son capaces de aceptar y absorber como algo consustancial del ser humano…
¡Ea! Pues verá que por lo expuesto, ya tiene usted el artículo o columna en cuestión totalmente liquidado. Se cumplió, amigo, como el que no quiere la cosa, con los 2.773 caracteres de marras. Ahora puede echar todo el humo que quiera por la boca y la nariz, que el puro se elaboró en Cuba y fíjese cómo se encuentran los cubanos; que algunos hacen hasta manifestaciones y se lanzan proclamas a favor del presidente norteamericano de cuyo nombre no quiero acordarme.