Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

A ti que me lees

Francisco Calvo Poyato

Caminante que caminas, guárdate de los “torpes de corazón”  sean del color que sean, ¡guárdate! Si de ellos dependiera, la muela que muele la Historia estaría cubierta de orín. Tus pies vagarían aun por las cavernas. Ante cualquier escrúpulo que no les cuadre irán por ti. Sayones airados,  con el látigo de la maledicencia en la siniestra, mientras con la diestra te lapidan.  Te apuntarán con el dedo: ”¡Cómo te desvíes el grosor de un pelo, pasarás a engrosar la lista de los desafectos!  ¡Tu nombre tachado de los anales!” ¡Ignorantes!. Mientras su índice apunta, ellos se fusilan con su anular, su corazón y su meñique. No son la mitad de nada mientras el paso del vivir no diluya su malicia. Son  el mayor peligro para tu vida. ¡guardate!

Por todo ello, caminante que caminas, declárate libre y saborea cada acto de tu vida. Si te arrugas para que no hablen mal de ti, acabarás siendo como quieren que seas. La conciencia te lo afeará, ¡fijo! que la vida no es un escenario. Atrévete, coño a ser como eres. Escúdate en el humor, en la ironía. Declina silencio en cien idiomas. Sé dueña de tu tiempo. Habita coherencia, tu coherencia, que no todos somos lo mismo. Escribe renglones, torcidos o derechos, con tu vida en libertad. ¿Serás feliz o no? que la vida es aprender, pero serás tú.

Usa imaginación, inocencia incluida. Escucha el doble de lo que hables. La Naturaleza te ha dado dos oídos y una sola boca. Separa verdad de adulación. Sólo tienes que ser como eres. Y ama, porque sin amor nada tiene sentido. Sin amor caminas de espaldas a la luz. ¡Que el amor inspire tus actos! Descubre el mensaje tras las palabras, tras las miradas. La meta no existe, camino y meta son lo mismo.  Para este tránsito, no hay que correr, sino saber dar cada paso.

Y aunque sólo seamos agua que fluye, no permitas que el cauce esclavice tu rio. No permitas que tu camino sea cárcel. El talento vacuna contra la estupidez.  Y el amor contra la infelicidad que infecta almas y corazones. Tan aclimatados estamos a la infelicidad que la sensación de disfrutar resulta de entrada, bajo sospecha. Tan reprimidos, que la espontanea ternura incomoda.  Aun así, la vida no dejará de ser un canto a la belleza, una convocatoria a la luz.

Nadie sabe a qué paraíso o infierno nos llevará el mañana. Nuestro destino ahora: no errar la conexión con la felicidad. Camina con gente transgresora, divertida, un punto escéptica. Gentes dispuestas a trocar dogmas por  bolsas de papas fritas, honores por  vasos de agua fresca. Que nadie sea dueño de tu felicidad. No dejes tu  alegría, tu paz, tu vida en manos de nadie, absolutamente nadie. Eres libre, a nadie perteneces. Nadie es  dueño de tus sueños, ni de tus deseos, ni de tu voluntad. Quienquiera que sea. La razón de tu vida eres tú. Tu paz interior, tu camino.

Y cuando sientas el vacio merodeándote el alma. Cuando te falte algo aun teniéndolo todo, guarda tus pensamientos para tus deseos íntimos, y busca luz que ilumine. No distancies tu felicidad cada día más de ti. Abraza a los que están a tu alcance sin olvidar los que están lejos.  Y si algo te preocupa busca en tu interior respuesta que te calme. Eres el reflejo de lo que piensas. Entre sonrisas sé tu mejor amiga. Sonríe. Que la sonrisa en el rostro anuncie tu felicidad. Pero recuerda. No hay felicidad sin esfuerzo.

No exijas lo que ni para ti has logrado aun. No critiques, no juzgues. No olvides agradecer. Pero alza tu voz cuando sea necesario. Callar  puede ser  temeridad. Agradece cuanto hay en tu vida, incluso el dolor. Declárate viva. Tu vida tiene solo que ver contigo hasta el día que te toque dar la media vuelta y marchar hacia el sol cuando ahoga la tarde. Hasta el último aliento, haz camino como mejor puedas que la vida es hasta encontrar el lugar preciso.

Muéstrate comprensiva con el universo. Aun es muy pequeña nuestra capacidad para comprender lo que quiera que sea la vida. Amén

 

Francisco Calvo Poyato

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