Expresaba, en la primera parte de esta colaboración, que pasaría a definir los postulados del decálogo que muchos docentes consideramos de Buenas Prácticas TIC en la enseñanza. Que para conseguir buenas prácticas con TIC necesitábamos dos tipos de saberes básicos: un saber técnico sobre las posibilidades de la máquina, alcance de los programas, resolución de problemas y otro saber didáctico, pedagógico. La combinación de ambos será lo que proporcionará una buena práctica.
Pues bien, veamos esos postulados:
1. Lo relevante debe ser siempre lo educativo, no lo tecnológico. Por ello, un docente, cuando planifique el uso de las TIC, siempre debe tener en mente qué es lo que van a aprender los alumnos y en qué medida la tecnología sirve para mejorar la calidad del proceso de enseñanza que se desarrolla en el aula.
2. Un profesor o profesora debe ser consciente de que las TIC no tienen efectos mágicos sobre el aprendizaje, ni generan automáticamente innovación educativa. El mero hecho de usar ordenadores en la enseñanza no implica ser mejor ni peor docente ni que el alumnado incremente su motivación, su rendimiento o su interés por el aprendizaje.
3. Es el método o estrategia didáctica, junto con las actividades planificadas, las que promueven un tipo u otro de aprendizaje. Con un método de enseñanza expositivo, las TIC refuerzan el aprendizaje por recepción. Con un método de enseñanza constructivista, las TIC facilitan un proceso de aprendizaje por descubrimiento.
4. Se deben utilizar las TIC de forma que el alumnado aprenda “haciendo cosas” con la tecnología. Es decir, debemos organizar en el aula experiencias de trabajo para que el alumnado desarrolle tareas con las TIC de naturaleza diversa, como pueden ser el buscar datos, manipular objetos digitales, crear información en distintos formatos, comunicarse con otras personas, oír música, ver videos, resolver problemas, realizar debates virtuales, leer documentos, contestar cuestionarios, trabajar en equipo, etc.
5. Las TIC deben utilizarse tanto como recursos de apoyo para el aprendizaje académico de las distintas materias curriculares (matemáticas, lengua, conocimiento del medio, lengua extranjera, educación física, etc.) como para la adquisición y desarrollo de competencias específicas en la tecnología digital e información.
6. Las TIC pueden ser utilizadas tanto como herramientas para la búsqueda, consulta y elaboración de información, como para relacionarse y comunicarse con otras personas. Es decir, debemos propiciar que el alumnado desarrolle con las TIC tareas tanto de naturaleza intelectual como social.
7. Las TIC deben ser utilizadas tanto para el trabajo individual de cada alumno, como para el desarrollo de procesos de aprendizaje colaborativo entre grupos de alumnos tanto presencial como virtualmente.
8. Cuando se planifica una lección, unidad didáctica, proyecto o actividad con TIC, debe hacerse explícito no sólo el objetivo y contenido de aprendizaje curricular, sino también el tipo de competencia o habilidad tecnológica e informacional que se promueve en el alumnado.
9. Cuando trabajemos las TIC con al alumnado se debe evitar la improvisación. Es muy importante tener planificados el tiempo, las tareas o actividades, los posibles agrupamientos del alumnado, el proceso de trabajo.
10. Usar las TIC no debe considerarse ni planificarse como una acción ajena o paralela al proceso de enseñanza habitual. Es decir, las actividades de utilización de los ordenadores tienen que estar integradas y ser coherentes con los objetivos y contenidos curriculares que se están enseñando.
El uso de las TIC en la enseñanza no es exclusivo ni excluyente.
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