Tal parece ser la corriente que se está propalando por el Mundo, pero hay que separar el grano de la paja, ya que, con esto de la epidemia, se propagan bulos y falsas noticias atribuidas a persona que nunca las han pronunciado, por ejemplo, la imputada a Cristine Lagard sobre que los ancianos viven demasiado. Según comprobaciones que hemos efectuado, jamás emitió dicha frase.
Sin embargo, sí son ciertas las formulada por otras personas, si se merecen que se les considere como tales, una de ellas Dan Patrick, vicegobernador republicano de Texas, que tiene 69 años, ha manifestado que las personas mayores, deberían de sacrificarse por el futuro de Estados Unidos. Es más, ha añadido que preferiría morir antes que ver que las medidas de salud pública dañan la economía del país.
También son recientes las manifestaciones de la concejal de Arrecife, Elisabeth Merino perteneciente a Somos Lanzarote-Nueva Canaria, que ha dicho que el coronavirus era un aviso de la naturaleza por “llenar la tierra de muchas personas mayores”.
Son las más recientes, pero ya hubo otro. El ministro de Finanzas Japonés Taro Aso que en el año 2013 dijo que los ancianos “deben darse prisa y morir”. Entonces tenía 72 años. Momento oportuno para que se hubiese hecho el haraquiri.
Analicemos: en EEUU. Ningún trabajador por cuenta propia o ajena tiene seguro público médico antes de los 65 años. Los de más edad o quienes sufren alguna discapacidad y los enfermos renales en su periodo final y que hayan cotizado en su etapa laboral, sí disfrutan de un seguro público federal denominado Medicare.
Cierto que existe uno gratuito, pero es para las personas de más baja extracción social y con muy escasos ingresos.
Entendemos que estas asistencias médicas, al ser tan limitadas, no pueden ocasionar un grave daño a la economía del país, pero sí él quiere, como ya tiene 69 años, y seguro que tendrá un arma en su casa, puede descerrajarse un tiro en la cabeza cuando le apetezca. No lo vamos a echar de menos.
La concejal de Lanzarote es joven, pero esperamos que con esas ideas no pretenderá llegar a mayor y, cuando le advenga el tiempo oportuno, se arrojará desde un acantilado, que seguro que en esa isla no le falta.
Aunque este Gobierno está a punto de dar al traste con ello por su pésima gestión, el “estado de bienestar” del que gozamos ha sido posible gracias a las personas que ahora tienen setenta u ochenta años, es decir, los nacidos en los duros años de la posguerra.
El conocido como “el milagro económico español” tuvo su nacimiento en las reformas que impulsaron los conocidos como tecnócratas de la época de Franco, pero también porque muchos, muchos españoles abandonaron España y se fueron a trabajar a Francia, Alemania, Suiza, Inglaterra, es decir al extranjero y el dinero que enviaban a sus familias, y, los que volvieron trajeron consigo, insufló en nuestra economía unas divisas que ayudaron a estimular el “milagro”.
Así que quienes pretenden acabar con los mayores en España, además de ser una injusticia, falta de humanidad e ingratitud a quienes posibilitaron que hoy disfrutemos del bienestar que gozamos, son unos insensatos y faltos de juicio, porque a ellos, si Dios quiere, también les llegará la edad de ser mayores, y, con lo que hoy preconizan, posibilitarán a los menos mayores de entonces que los eliminen.