Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

A vueltas con la educación

Víctor Salazar Benítez

Tras las elecciones generales y el cambio de gobierno todo el mundo daba por supuesto que las reformas iban a ser muchas y de diversa índole. Particularmente no me ha sorprendido que suban los impuestos (pese a que no iba en el programa electoral era de ingenuos no pensar que iban a hacerlo), que reformen la ley del aborto, el código penal, … Pero lo que no lo ha hecho en absoluto y ahí ponía la mano en el fuego sin temor a equivocarme es que iban a modificar de nuevo la educación. Y es que es una constante gobierne quien gobierne. He perdido la cuenta de las leyes educativas puestas en vigor desde que tengo uso de razón. Lo que hacen unos lo deshacen otros. Pero hay una máxima que se cumple siempre “Todo cambia para que todo siga igual”. Y lamentablemente habría que añadir “igual de mal”.

No sé las cabezas pensantes que hay en este país pero lo que es un hecho es que siempre estamos a la cola de Europa en este ámbito. No lo digo yo, lo dicen los múltiples informes (PISA a la cabeza) que se publican anualmente.  Los niños españoles siguen sin aprender inglés y sin ser bilingües, su comprensión lectora es nula (¡cuánto les cuesta interpretar un texto! Vamos, que no saben lo que han leído), cometen múltiples faltas de ortografía, sus conocimientos en áreas tecnológicas son paupérrimos,…. Pero hay más: la “formación profesional” sigue estando devaluada, la asignatura de religión sigue implantada y además bien asentada, la educación física sigue siendo una “maría”, …

¿Catastrofista? Ni mucho menos. Solo observo la educación que recibe mi hija. Ella recibe la denominada “alternativa a la religión” y me daría por satisfecho si sacara algo de valor. Pero poco recibe y encima tiene dos horas a la semana. Las mismas que Inglés o que Educación Física. ¿Es lógico? Y por no hablar de que tocan los ordenadores en el aula de informática un día cada dos semanas.  Inaudito en el siglo XXI , ¿verdad?

Pero nada de esto parece importar. Las discusiones se centran en añadir un año más a la ESO, en sustituir la asignatura de “Educación para la ciudanía” porque según el partido gobernante “adoctrina” a los niños, … Por cierto, no soy pedagogo y no puedo dictaminar nada con certeza absoluta, pero no creo que venga mal a los chavales inculcarle valores democráticos, de convivencia y respeto por los demás, … y eso no es materia solo de los padres, argumento que una mayoría abandera. La dejadez y el abandono de muchos (ojo, no de todos) hacen que tengamos esta sociedad.

Implantarán por tanto otra asignatura, y yendo a lo más importante, otro modelo educativo. Pero lo harán sin el consenso necesario y eso es algo que nunca entenderé. Porque para esto no se puede ser extremista o fanático radical. No caben las izquierdas ni las derechas. Hay cosas (el terrorismo era un claro ejemplo) en las que prima un consenso de estado. Dicen que hay que asemejarse al modelo educativo alemán, paradigma del éxito de este país. Pero pocos dicen que allí sí que se llegó a un consenso entre conservadores y socialistas hace ya más de una década.

Mientras tanto nuestros resultados seguirán siendo igual de pésimos. Y esto tendrá además una repercusión directa sobre otros aspectos de nuestra economía como el paro juvenil. Mientras la media de la UE oscila en el 20%, España encabeza este triste ranking con más de un 42%.  Evidentemente entran muchos factores en juego pero estoy convencido de que uno de ellos es la educación.

Y otro aspecto relacionado más. Todo esto tiene una repercusión directa sobre la forma de ser de nuestros niños y adolescentes. Evidentemente con este panorama es casi normal que el desánimo cunda. Que también lo haga el inconformismo y casi la indolencia. ¿Sabéis lo que haría a tal respecto? Organizaría charlas y llevaría a centros educativos a gente como el tenista Rafa Nadal o al montañero Carlos Soria. En realidad podría llevar a cualquier atleta africano, keniata o etíope, que nadie conoce pero que corre como una gacela, que están batiendo todos los records habidos y por haber en pruebas de fondo, y que son un ejemplo de cómo se vuelcan en el deporte para salir de la pobreza.

Pero he querido traer precisamente a este artículo a Nadal y Soria porque son actualidad. El primero porque nos brindó un momento épico en su final del Open de Australia frente a Djokovic. Podía haber ganado pero perdió. Pero su forma de hacerlo y encarar la derrota lo hace aún más grande. Primero porque no dio una bola por perdida y segundo porque reconoció que el serbio había sido mejor en los instantes claves y lo felicitó efusivamente. El quedó satisfecho porque lo dio todo en la pista y por eso estaba más que contento.

En cuanto al montañero Carlos Soria se encuentra preparado para afrontar los tres ocho miles que le quedan para completar los catorce existentes en el planeta .Y eso con 73 años de edad. Lo oía en una entrevista radiofónica decir que ahora se iba a correr un maratón de esquí de fondo y luego a subir unas montañas heladas en Noruega como preparación para su reto. Y añadía: “respeto al abuelo que quiere cuidar a sus nietos y apenas tiene otra ilusión, pero mientras siga en mí viva la llama de la montaña, de alcanzar mi sueño, voy a seguir luchando por ello, tenga la edad que tenga”.

¡Qué valores nos deja el deporte! Compañerismo, espíritu de superación, civismo, …  Y esto falta en nuestra educación , ¿verdad?

 

Víctor Salazar Benítez

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