Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La ideología de género y la naturaleza

Se está extendiendo por todo el mundo la teoría de que la diferencia entre hombre y mujer no viene dada por la Naturaleza, sino que es una especie de consecuencia de la cultura recibida, de las convenciones a las que llegamos los seres humanos o de estereotipos preestablecidos, por lo que no pueden concretar el sexo de cada persona, puesto que la persona no nace con determinado sexo impuesto por la naturaleza, sino que se construye por patrones de tipo cultural, como los que más arriba hemos expuesto.

Esto es consecuencia del pensamiento único propio de los totalitarismos que tanto han hecho padecer a la Humanidad, y que ahora, en lugar de implantarse por medio de una guerra como las tantas sufridas, quiere imponerse por una especie de revolución cultural contra natura.

Eximios especialistas pediátricos norteamericanos han alzado su voz contra tan abominable aberración y han publicado un manifiesto, respaldado por amplia bibliografía científica en contra de tal pretensión, defendiendo que no es lo mismo sexo que género.

El sexo viene determinado por la Naturaleza. Aunque no sea mi especialidad, hoy día está tan extendido el conocimiento de la cadena gética que posiblemente pocos ignoren que el tipo de cromosomas que deciden el sexo de cada ser humano se encuentra en el par 23. De tal manera que si en el mismo se da la combinación XX, el sexo del nasciturus cromosómicamente será el de una hembra, en cambio si es XY inevitablemente será un macho o varón.

Esto está determinado así por la sabiduría de la madre Naturaleza con el único objetivo de poder perpetuar la especie humana, por lo tanto, todo lo que vaya en contra de esta disposición de rango superior es un dislate y una forma de transgredir las leyes del Universo que no es amorfo ni caótico (el vocablo griego Χάος, en español caos, significa desorden), sino que tiene un orden, κόσμος en griego, que también posee las acepciones de armonía y belleza (de ahí la palabra cosmética).

Por lo que si la Naturaleza ha establecido que el par 23 determinará, según la composición cromosómica que contenga, que la criatura que nacerá habrá de ser hombre o mujer, no podemos decir que el sexo es el resultado de la cultura, las convenciones humanas o de estereotipos preestablecidos.

La palabra género la tomamos del la latina genus en cuya lengua tiene múltiples acepciones. Las principales son: origen generación, familia, modo, manera, forma y muchas más, pero nunca, ningún escritor latino le da el significado de sexo.

Sin embargo sexo se dice natura en la referida lengua, o sea que para los romanos, la Naturaleza era la que determinaba el sexo de las personas, pues la naturaleza constituye la esencia y propiedad de cada ser, por lo que ésta le da a cada persona la esencia y propiedad de ser varón o hembra.

Cosa que no viene determinada por modas, circunstancias personales, educación ni conveniencias sociales como se pretende imponer

La palabra género, en español, tiene el significado de conjunto de seres u objetos establecido en función de características comunes y clase o estilo, por ejemplo: “Pon estos vestidos con el género de verano”, o “lleva tal género de vida que, como siga así, va a ganar mucho peso”. Si sexo y género son idénticos, como se pretende, pongamos la palabra sexo en cada una de las frases antedichas y obtendremos una expresión irrisoria

Si queremos designar la condición biológica de determinado ser humano hemos de emplear la palabra sexo, así hay sexo masculino y sexo femenino.

A la palabra género, aunque el castellano la haya tomado del latín, se le ha dado, por modismo, el sentido que en inglés conlleva el vocablo gender con el que se quiere significar una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, nunca sexual.

Los defensores de la sinonimia entre la palabra sexo y género, lo hacen aplicando esta terminología anglicista, en la que esta última palabra tampoco significa sexo, pues para ello en dicha lengua se utiliza el vocablo sex.

El ser humano, aunque haya medios químico-quirúrgicos para hacerlo, no puede cambiar de sexo como quien se muda de chaqueta porque la que tenía ya no le gusta.

Se podría llegar a la aberración de cambiar de sexo cada cinco o diez años. Una auténtica locura sin cabida en la mente de un ser humano que piense con suficiente juicio.

Nuestros antepasados que no sabían nada de cadena genética, pero tenían una sabiduría natural innata, decían que, ser hombre o mujer venía en la masa de la sangre, ¡Vamos!, lo que hoy conocemos el conjunto de genes que conforman a cada ser vivo.

Para los creyentes que en uno de los pilares en los que sustentamos nuestra fe es el Antiguo Testamento en el Génesis, capítulo 1, versículos 26-31, se dice:
…Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos…

Cuando se escribió este libro no se sabía nada sobre genética ni de los pares de cromosomas que determinan el sexo de los seres humanos, pero sí se sabía que había una distinción entre hombre y mujer, una desigualdad de sexos que servirían para la perpetuación de la especie, así que los que pretenden que el sexo es igual a género están totalmente errados, además de ser unos falaces.