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Elecciones andaluzas del 22M: “Todo por el cargo”

Viendo las caras de satisfacción de la presidenta en funciones de la Junta y del PSOE-A y  las de funeral de la plana mayor de IU Andalucía, es fácil señalar a quienes piensan que ganan con el adelanto electoral y a quienes   la nueva realidad  parece  pillarlos con el paso cambiado.

Tras poner en funcionamiento la rueda de las mentiras, el socio mayoritario del gobierno andaluz ni se ha molestado en inventar coartadas  y ha recurrido a manidas excusas  como la inestabilidad, o la falta de confianza o a un topicazo tipo “que decidan los andaluces”. Han sobreactuado en la escenificación de la ruptura porque los muñidores creen que la crisis inducida favorece los intereses  de Susana Díaz.

Después, lo esperado. Patada en el culo a los socios minoritarios señalados como culpables, pese a la entrega, lealtad y obediencia mostrada en público. El problema para los dirigentes de IU es haber caído como pardillos en una trampa que hubiese sido esquivada sin problemas por cualquier militante de la más recóndita asamblea. Lógico, él sufre en sus carnes el comportamiento habitual del  PSOE y no espera ni milagros ni que actúe de otra manera.

Antes de que me lo recuerden lo digo yo: desde el primer momento y en distintos artículos me posicioné contra de la presencia de IU en el gobierno de la Junta. Estas líneas no pretenden ser un análisis aséptico y distanciado. Sólo  recogen ideas que me  rondan desde que se consumó la ruptura del pacto.

Entre ellas: ”¿En qué se ha beneficiado IU de  su presencia en el gobierno?”. Otra: ”¿Se ha notado  su presencia más allá  de acciones aisladas como Vivienda o Memoria Histórica?“ Debe recordarse que se han aprobado  2 de las 28 leyes que se consideraban grandes entre las previstas, ninguna de ellas esencial y que dormirán el sueño de los justos las iniciativas presentadas en los últimos meses.

Supongo que tras el cese, los que han visto rescindir el contrato analizarán  si mereció la pena dejarse en la gatera la credibilidad por tres consejerías, si se ha notado  su gestión más allá del discurso oficial de diques contra los recortes del Gobierno Central ignorando los tijeretazos propios en Educación y Sanidad o si se ha conseguido combatir eficazmente el Bipartidismo mediante la sutil táctica de aliarse con uno de sus máximos exponentes.

A la estrategia de la Sra. Díaz no se le puede reprochar nada. Sintetiza perfectamente la aspiración de un poder fáctico al que le gusta competir en Política  con dos jinetes  del mismo equipo económico-financiero (PP-PSOE) y cuando la llegada a la meta no tiene un claro ganador echa mano de un tercer jockey que en Andalucía ha sido el PA o IU.

Por ello  le va a resultar  tan difícil a Izquierda Unida, aunque Maillo sea un hombre honesto e inteligente, articular un discurso creíble pues llega lastrado por la actuación de los últimos años. Si critica al gobierno andaluz se encontrará con un ”  pero bueno ¿ahora vienes con eso?”. En varias ocasiones  a lo largo de la legislatura finiquitada – Corrala Utopía por ejemplo- tuvieron la oportunidad de romper e irse con la cabeza alta. Si el coordinador habla de la “hybris” de Susana Díaz, esa soberbia castigada por los dioses, a él lo podrán tachar de ingenuo y a Valderas de oportunista adicto los inventos del doctor Bacterio. A Díaz se le puede achacar sin equivocarse que no hay nada por encima de sus intereses personales, pero el  exvicepresidente ¿a qué ha jugado?

Y encima toca aguantar las acusaciones de desleales que fomentan  inestabilidad después de aprobar los presupuestos de 2015.Frustrante y como efecto secundario puede provocar en el excoordinador onubense un síndrome similar al que tienen los “frikis” cuando los echan de Gran Hermano. Total, la utilización de la televisión como palanca para conseguir el objetivo político no tiene nada que envidiar a las argucias empleadas en los programas de higadillos y corazón.

Los ideólogos del puño y la rosa están convencidos que la estrategia cortoplacista, al socaire de unas encuestas  favorables, es la mejor opción para mantener otros cuatro años el feudo. Cuentan  con tres supuestos: un PP en caída libre que no ganará esta vez por mayoría simple, una IU a la que creen noqueada y a Podemos aún sin construir en la comunidad autónoma.      

Les bastaría con ser la lista más votada y la seguridad de que Podemos no pactará en ningún caso con el PP. Incluso si hicieran falta algunos escaños intentarían  jugar la baza de IU. La Coalición sigue sin gritar un NO rotundo a la reedición  del pacto de ser ciertas las declaraciones hechas por Maíllo al diario Público el mismo día de la ruptura, cuando le preguntaron por un hipotética gobierno con el PSOE tras el 22M: ”Nuestro compromiso es el programa, y después de esta deslealtad también la garantía de cumplimiento. Aumentan las condiciones de exigencia, y luego veremos”. Si la respuesta fue literal se la puede calificar de todo menos de tajante.

 Llamativo también el desvío del foco de atención en una maniobra nada casual: el  nombramiento en la Diputación permanente del Parlamento Andaluz de los tres preimputados. El PSOE antes de convocar ha intentado garantizarse la “paz de los tribunales”. Para que ningún juez   aproveche  el interregno  e indague más en  ERES, cursos de formación y otras cosas del comer. Curioso ejemplo de lucha contra las sombras de la corrupción

Si los estrategas de San Telmo se han tirado a la piscina es porque creen - seguramente será así – que tiene agua suficiente para flotar. Su pareja del Bipartidismo nacional está en horas bajas, los hasta ayer compañeros de viaje debilitados y  como la fuerza emergente no llega a su máxima ebullición intentan enfriar su progreso antes de que alcance el punto álgido.

De ahí que necesitemos encontrar el punto débil que les rompa el diseño, que les neutralice la jugada de ajedrez. En marzo es más necesario que nunca descabalgar al PSOE de la primera plaza electoral y anular el punto central de todo el movimiento: convertirse en la minoría mayoritaria, gobernar en solitario  y buscar acuerdos puntuales en nombre de la estabilidad cuando la ocasión venga mal dada.

Porque la hipótesis contraria, que Podemos consiga  la victoria e IU no se hunda, los destruiría. La insólita situación obligaría a la Oligarquía  a enseñar sus cartas públicamente y reconocer que necesitan a un PSOE con apoyo popular  para  jugar al recambio dentro del Sistema. Si Díaz no logra un voto más se retrata. La única forma de mantener el gobierno  sería con el pacto  firmado (“gran coalición”) o apoyo puntual  de los conservadores por “el interés de Andalucía”, que anticiparía el que intentarán fraguar ambas fuerzas en las próximas elecciones generales.

El reto es muy difícil pero no imposible. Supongo que los líderes de Podemos diseñarán una campaña electoral que impacte al electorado  de las grandes ciudades  andaluzas más proclive al cambio. Si logran movilizarlo ya se tendría andado una parte del camino. Luego es necesario cortocircuitar el apoyo al PSOE en las agro-ciudades, manantial de votos para el partido en todos los procesos anteriores, con la implicación de los rostros más visibles que hagan pedagogía en torno a un programa claro. Si además IU resiste bien en los pueblos medianos o sus bastiones tradicionales y la sangría en las capitales es mayor  de la esperada para el PP-PSOE, miel sobre hojuelas. Las caras de satisfacción al igual que el miedo, cambiarán de bando.

Y de camino, se habría puesto en marcha otro reloj con la cuenta atrás. El  tic tac no sería esta vez para Rajoy sino para los sempiternos ocupantes del sillón andaluz.

 

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