Antes de que nos dejemos arrollar o amedrentar por la ofensiva que los medios “voz de su amo” han puesto en marcha -en aras de una presunta “estabilidad nacional”- para sentar en la Moncloa al amigo del narco Marcial Dorado (también conocido como Feijóo), conviene fijar algunas ideas. A saber:
-Si hace falta travestir de lagarterana de aquí a la sesión de investidura al político gallego, lo harán sin pudor. Y si para arañar el apoyo de algún diputado díscolo es necesaria su foto como fallera, maja o flamenca…dadla por hecha.
-Van a intentar adormecer la memoria de más de la mitad de los españoles. Por ello al colaborador necesario (el que en el dúo poli bueno/ poli malo hace de matón) le han dicho “sit”. En dos segundos, cual perro obediente se ha sentado sin rechistar. Y tras enseñarle el hueso ha tardado aún menos en soltar la tontería de que se “sacrifica por España” y “apoyará una investidura sin entrar en el Gobierno” (con lo que le gustan al líder preclaro la mamandurria de los chiringuitos a cargo del presupuesto público… ya es sacrificio, ya).
Lástima que con las prisas no le haya dado tiempo a quitarse el uniforme de las FET y siga pensando que los demócratas españoles estamos en una categoría intermedia entre “gilipollas sin remedio” y “tontos del culo”.
Como si a estas alturas de la película, con los pactos municipales y autonómicos calentitos, calentitos, no supiéramos que PP y Vox son dos productos del mismo lote liberticida. Por recuperar un lema del 15M, aquello de “la misma mierda es” vendría como anillo al dedo.
-Todos los movimientos tienen como fin lograr de una vez el objetivo soñado: poner en el gobierno de España (en privado les pone más decir “nuestro cortijo”) a un capataz que no se ruborice al pensar “si bwana” y decir en voz alta “amén”. De ahí el blanqueo que llevan practicando desde hace décadas a favor de la extrema derecha y la derecha extrema.
Y no, eso no significa que Sánchez sea el primo radical del Che y Yolanda la Pasionaria.Pero bastante mejores que la alternativa ofrecida, sin duda.
Tengámoslo claro. Antes de discutir con el “cuñao” o”pariente” -que en todas las variables familiares viene de oficio-recordemos en actitud zen por una parte el proverbio de “ No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un tonto por ningún lado” ( evitamos perder el tiempo y disgustos innecesarios) y por otra hagamos un repaso matemático mental.
Para aterrizar directamente en la cuestión central .
Este recurso a los números nos lleva a una conclusión obvia: la derecha extrema (incluyendo en ella al PP, Vox y UPN, más los resultados de Ciudadanos y UPyD cuando se presentaban) tiene un apoyo constante y muy amplio en España.
Si nos ceñimos a los últimos once años su número de votos oscila entre los 12.010.569 de las generales de 2011 (registro más alto) y los 10.354.337 de 2019 (más bajo).Con 10.927.202 en 2015, 11.127.017 en 2016 y 11.177.348 en las pasadas del 23 de julio.
Es decir, se mueven entre los 10 millones con colmo y los 12 raspados. No minimicemos su importancia porque nos estaríamos engañando. Otra cosa muy distinta es comprarles la burra y creernos sus cuentas de “mayoría”.
Con el mejor resultado, el de 2011, tuvieron la mitad del voto de los participantes, no más. Y a partir de ahí siempre bastantes menos.
En las últimas los votos a opciones que no apuestan por la “Unión Patriótica” fueron 2.388.000 más, pese a ser el PP el partido más votado. Y en las anteriores de 2019 la diferencia fue de 3.790.000.
Una cosa es “ser muchos” (nadie lo pone en duda) y otra “representar al país”. Menos lobos entonces a la hora de alardear. Claro que como las cuentas no les gustan estamos a dos telediarios de que nos cuelguen el sambenito (esa prenda que les pone aún más que un traje de luces, ya es decir) de “antiespañoles”.
Siguen varias semanas después de las elecciones sin digerir que la mayoría social no queremos el modelo que nos ofrecen.
Basta con mirar los gobiernos autonómicos de la Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón… para ver el pelaje. Todas las medidas cortadas con la misma tijera: Ultracatolicismo, Desmemoria Histórica, Machismo sin complejos, Homofobia y -como la canción- mucho “Torero, torero y olé”.
Si prestaran una mínima atención verían que con el programa que nos han puesto delante de las narices no hace falta ser un lumbreras para deducir lo que harían desde la presidencia del gobierno central.
El truco de apoyar un Gobierno para terminar compartiendo Consejo de Ministros es añejo. El antecedente histórico de nuestra Derecha, la CEDA admiradora de Engelbert Dollfuss y Adolf Hitler ya lo hizo durante la Segunda República, durante el llamado Bienio radical-cedista o negro.
El programa estrella aplicado fue: paralizar las reformas agraria, militar, educativa..., enfrentarse al nacionalismo vasco del PNV y al catalán de Esquerra Republicana y darle el mayor protagonismo posible a la jerarquía de la Iglesia Católica.
¿A qué me suena esto? Salvando las distancias y casi cien años después, poco nuevo bajo el sol.
Por ello, pese al blanqueamiento consciente y planificado del Franquismo no hay que dejarlo entrar. Ni por la gatera ni mucho menos por la puerta de atrás.
Resultaría risible -si no fuese por el peligro que entraña para el orden constitucional- comprobar cómo los mismos que ven la "apología del terrorismo” y a ETA por todos lados, los mismos que disparan querellas ( bajo la coartada de la asociación ultra “Abogados Cristianos” que dicho sea de paso tienen de cristianos lo que yo de cura) escudándose en que les ofendemos sus sentimientos religiosos – sabiendo que siempre tienen un juez de guardia dispuesto a tramitarla -, o ilegalizarían a los partidos que hicieron posible la Constitución de 1978 (mientras ellos defendían los Principios Fundamentales del Movimiento) se escudan en la “libertad de expresión” para justificar los desmanes de descerebrados que lo mismo te cantan un “que te vote Txapote” ( despreciando a las víctimas) que un “Cara al Sol”. Aunque sea en un encuentro religioso como el de hace unos días en Lisboa.
Curioso concepto de libertad el que tienen los que defienden como modelo político la Dictadura franquista.
Por eso, aunque estén rabiosos y sepamos que pondrán toda la carne en el asador, no les compremos el marco que quieren propiciar. Afortunadamente la España diversa, tolerante, plural…suma muchas más voces.
Conviene recordarlo cuando nos asalten desde la barra del bar los " sesudos" análisis del terraplanista de guardia.
Y nosotros ¿qué? Bueno para empezar y como el calor del verano aprieta a ver si al menos, como dicen en mi tierra, nos vamos dejando de pegos. Para los que somos de Córdoba “dejarnos de pegos” es dejarnos de tonterías sin sentido. Pues eso.