Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

¿Volveremos a tener Mili?

De un tiempo a esta parte, llevo notando que hay muchos sucesos que hacen que me pregunte y exclame: ¡¿quién me lo iba a decir a mí?! Sí, ya escribí hace poco sobre ello, pero es que lo que uno tiene tan interiorizado y de pronto sale a la luz en sentido contrario me desconcierta.

Como dije, cuando la pandemia me ocurrió, eso de la peste u otras terribles pandemias similares sabía que habían existido, incluso algunas que existen en países subdesarrollados y lejanos a nosotros. Pero quién me iba a mí a decir que yo iba a vivir una cruel pandemia en estos tiempos de alta tecnología y mundo globalizado.

Igual sentí con la guerra de Ucrania, otro caso, la invasión a un país menor por el gigante ruso, y que esto hiciera que se removieran los cimientos de este mundo, temiendo una tercera guerra mundial, era algo que jamás creía que iba a ocurrir.  Viene bien repetirme porque hoy sigue esa guerra, que no se nos olvide por más días que pasen.

Ahora me voy a centrar en otro tema que es menor que los anteriores, pero que lo empiezo a oír tanto que vuelvo a no creer lo que oigo. Se trata de la vuelta del Servicio Militar, la Mili, como se la conocía comúnmente, o la puta Mili, como la llamaba yo en la época que me tocó tener que hacerla.

Sigo pensando que las guerras no son el camino, sigo pensando que los ejércitos, aún siendo necesarios, no son lo importante para defender la paz, sigo pensando que la palabra es la base, como escribía Blas de Otero y cantaba Víctor Manuel, ‘pido la paz y la palabra / porque espero y creo / que necesariamente todos / vamos a entendernos…’. Quizás fuera entonces un iluso, y lo sigo siendo, de ahí mi sorpresa al escuchar a los que dicen que vuelva la Mili.

Para aprender a manejar un arma basta hoy ir a youtube, ponerte un vídeo y ya está. Aprender la instrucción es algo tan ‘tontuno’ que con otro vídeo y un poco de práctica lo finiquitas.

Tener el pelo cortado a una determinada medida me parece una solemne estupidez, lo mismo que tener que obedecer a quien por tener unos galones se cree superior a ti, cuando en realidad es mucho más tonto que tú. Decía yo antaño que la Mili la hiciera quien quisiera, y que así podría llegar a entenderla, pero obligar, eso sí que no. Sigo opinando igual.

A mí me obligaron a hacer la Mili en Canarias, por aquel entonces eso era el culo del mundo para un chico de Cabra. Me robaron un año enterito de mi vida que jamás recuperaré. Conocí todas, o casi todas, la miserias del sistema militar: mandos que robaban comida para sus casas, al igual que algunos hacían con la gasolina, borrachos enfermizos que ordenaban inmisericordes a jóvenes, mandos incultos e ignorantes que mi apellido lo escribían así: cavayero, enchufes por doquier para acceder a un puesto más cómodo… Precisamente yo tuve la suerte de ir enchufado, sí, por el empresario egabrense afincado en Tenerife, Joaquín Córdoba, a quien tantos le estaremos siempre agradecidos, hombre bueno y sencillo que junto a su mujer nos acogía y nos ofrecían toda la ayuda que necesitáramos.

¿Y para qué sirve la Mili? A lo mejor en aquella época a muchos les servía para salir de sus casas y conocer algo de mundo, a gente de otras zonas de España, pero hoy en día eso está más que superado. Sobre la adquisición de destrezas militares ya lo he dicho, hoy con youtube tema resuelto, y si no ¿cómo se han incorporado al ejército ucraniano los hombres y las mujeres que no habían visto un arma en su vida? Decían que también te servía para hacer amigos, y que esos que se hacen allí son los mejores. Bueno, yo hice algunos, pero hoy día solo tengo contacto con dos, Francisco de la Roda de Andalucía y Carlos de Vitoria. Con el primero tuve mucha relación en aquel momento, pero luego nos fuimos distanciando hasta que hace un año o así afortunadamente he vuelto a retomar contacto con él. El segundo sí que ha sido una amistad constante, al principio por carta y luego viéndonos en persona en ocasiones inolvidables, entre ellas mi boda y la suya, y nuestras conversaciones telefónicas se producen con cierta asiduidad.

Pero no, estas dos amistades no es suficiente como justificación a la obligatoriedad por parte del Estado para que te recluten y te instruyan para la guerra, aunque lo disfracen de para defender la paz. No, porque luego surgirán los insumisos, y en nuestros Estado de derecho la insumisión por ese tema encaja. Y por otro lado los objetores de conciencia, que igualmente les robarán ese año, como se empezó a poder hacer poco después de yo terminar mi Mili, prestando servicio en organismos estatales, autonómicos y locales, en resumen, una pérdida total de tiempo.

Es muy curioso que fuera un gobierno del PP quien acabara en España definitivamente con la Mili y sucedáneos. Esperemos que los de Vox, sus socios en Castilla y León, y presumiblemente socios también aquí en Andalucía tras las próximas elecciones, no sean quienes logren entrar en el gobierno de España y nos devuelvan a las cloacas de la Mili. Si vivo para verlo, ¿la harán también las mujeres? Y volveré a decir: ¡¿quién me lo iba a decir a mí?!

Pd- será que voy para viejo, ¡yo hablando de la Mili!

Pd2- el ejército seguro que ahora no es lo que era, yo hablo de mi experiencia lejana.