Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Pasión burka

huida del burka hacia el burka

Estamos en una época, en la que por desgracia entendemos mucho de economía internacional, de crisis, de bolsa y sobre todo de malversación de fondos. Pero es curioso, como casi nadie se detiene a reflexionar sobre la actual malversación de tradicones. Todas las tradicones culturales son igual de respetables, las practique uno o no. Los musulmanes que vienen a España, Francia, Italia, etc, llegan con el discurso de que el burka forma parte de sus creencias más profundas y que no pueden estar sin él. Pues bien, como casi todos los extremismos, esto no está bien explicado, es decir, esta prenda tiene su origen en los desiertos mucho antes de la llegada del Islam. Poseía dos funciones, proteger de los fuertes vientos y proteger a las mujeres en edad fértil de los asaltos, ya que ocultadas detrás de la tela, reducían considerablemente la probabilidad de ser raptadas, por no ser distinguidas de jóvenes o ancianas. Pero muchos musulmanes radicales, piensan que el Corán y las tradiciones sobre la vida de Mahoma, llamadas hadith, imponen a las mujeres vestirse y comportarse de una forma humilde en público. Pero tengo que destacar que esta imposición o hijab, ha sido estudiada por varios teólogos eruditos islámicos, y han llegado a la conclusión de que el uso del burka no es mencionado en el Corán. Otro tema es el burka completo, característico de Afganistán, impuesto bajo el mandato de las fuerzas talibanes, que es una prenda que cubre todo el cuerpo y sirve tanto para mujeres como para hombres.

Por estos conceptos debemos tener en cuenta, que también existe una gran malversación de tradiciones. Todos los países tenemos acciones culturales que probablemente no aceptarán otros Estados, por eso mismo habrá que adaptarse al país al que se viaja. Aún recuerdo un viaje Real a Marruecos, en el que la Reina doña Sofía en un paseo con el Rey marroquí, iba unos metros detrás de los Reyes, don Juan Carlos I y Mohamed VI, al lado de la interminable bandada de concubinas reales del monarca árabe. Ella, siendo máximo exponente femenino en España, se adaptó a las costumbres autóctonas y no pasó nada, y estamos hablando de la Reina de España. Pero aquí las mujeres árabes se niegan a quitarse un pañuelo para poder hacerse la foto del DNI, pero esto es España y no puedes llevar objetos que impidan el reconocimiento en el Documento Nacional de Identidad. Si tenemos en cuenta, lo expuesto antes sobre el burka y su uso, entendemos que no se lo quitan porque malversan su cultura, porque no les da la gana. Entonces, si algún individuo árabe se ve incapaz de quitarse el burka en Europa, tendrá que irse otra vez a su país, no es racismo, es cuestión de adaptación. Es curioso que muchos árabes vengan a España (siendo este un país moderno, en progreso, libre y democrático), imponiendo sus leyes, es decir, imponiendo a España unas leyes de un país del que están huyendo por no ser ni moderno, ni libre ni democrático. Es una contradicción, imponer una cosa de la que se está huyendo.

Por eso animo a vivir sin prohibiciones, sin acciones encorsetadas en una tradición o más bien en una malversación de la tradición, a usar las palabras en su mayor amplitud, no caer en la tentación de las verdades absolutas y el propagandismo. Hoy no estoy hablando de colores políticos ni de signos, estoy hablando del día a día, de la vida de los que quieren vivir en España. Y me despido con unos versos de Juan Eduardo Cirlot, los cuales dedico a los extremistas árabes, para que aprovechen la vida, a sabiendas que la muerte nos iguala y que la Tierra es mas divertida que el cielo y porque aquí en Occidente el mar también se acaba;

¿había que vivir muerto mientras sé

que el cielo es una red de piedra gris?

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