Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Amin Maalouf. Nuestros inesperados hermanos

“¿De qué nos sirve vivir ciento cincuenta años más si el mundo ha dejado de pertenecernos?” Esta es la pregunta clave con la que desafía Amín Maalouf a los lectores de su más reciente novela, editada por Alianza Editorial.

¿Y qué será de ellos cuando le han borrado el pasado, la historia que deberían haber asumido? Caminan solos aparejados a una mochila en la espalda como DNI de los nuevos súbditos alienados por el camino de la vida misma. Por un sendero único y emparedado sin posibles veredas por donde escapar del sacrificio de los estómagos llenos si son obedientes. Amin Maalouf en esta novela compuesta de ensayos expone sus predicciones: “Hemos recorrido un buen trecho del camino a la autodestrucción” No es una rutina, las rutinas al menos entretienen y no alinean de esta manera brutal con la vaselina de los poderes que nos manejan según sus intereses y cálculos. “Sí, una revelación tras la cual nada volverá a ser como antes. Ni la humanidad ni la Tierra. ni la Historia, ni nuestras propias vidas”

“¿De qué nos sirve vivir ciento cincuenta años más si el mundo ha dejado de pertenecernos?” Esta es la pregunta clave con la que desafía Amín Maalouf a los lectores de su más reciente novela. Tan reciente y actual que la trama tiene como punto de creación el abominable presidente de los Estados Unidos de América en toda su historia por la monstruosidad de sus decisiones tan emparentadas con la historia del fascismo de Hitler.

Con intención premeditada por el autor, Nuestros queridos hermanos -traducción de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego- resulta ser más que una novela de ficción. Pues como desafío calculado corre el riesgo de enfrentarse en su contenido con todo el endemoniado poder de la Norteamérica más reciente. Esta que nos quema y ha intentado llevarnos a protagonizar el delirio del pasado poder hitleriano. Es un nuevo aviso para la sociedad hacia donde nos intentan llevar como obedientes corderos con placeres maquiavélicamente preparados.

Unos personajes inquietos y críticos refugiados en una remota isla atlántica se van convirtiendo en el centro del mundo. Fruto de los planteamientos que las variadas exposiciones sostenidas por el mundo clásico que el grupo quiere recuperar convirtiéndolo en el centro del mundo. Es imposible leer el libro y no pensar en la pandemia. “Un severo aviso que desnuda a rito desafiador la amenaza que se cierne sobre una sociedad en estado de descomposición a la que intenta animar describiendo el planeta”.

Amin Maalouf (Beirut, 1948), francés de adopción, académico de la lengua de acogida, autor de obras célebres como León el Africano u Orígenes, en lucha por ese mundo que ha existido. Esperando encontrar las huellas de sus antepasados, convencido de ser “un buen lugar para vivir”. Tabla de salvación, utopía de la razón en esa duda desalentadora de ser un pulso imposible. Merece la lucha incluso presintiendo la caída de la razón, del humanismo solidario de espíritu insumiso contra la alienación y el consumo, convirtiendo la verdad histórica en la razón de lo innecesario.

Ellos, los poderosos de la tierra nos han metido en la tercera guerra mundial donde tienen al mundo dividido, luchando por ser uno de ellos. El amo totalitario de la gran manada de los portadores de la mochila a la espalda cada vez más deshumanizada comentará:

"Cualquiera podría sufrir un accidente un día al salir de casa y en menos que se persigna un cura loco, caer, rompernos. Eso podría implicar un largo periodo de tiempo. Lo que nunca suele ocurrir es que el conjunto de la humanidad sufra un percance. Pero en esta crisis todo el mundo ha sufrido el mismo accidente. Nunca había pasado antes, ni podía pasar, porque jamás habíamos estado tan interconectados. Es la primera vez que nos toca enfrentarnos al mismo problema a todos. Y nos sentimos extremadamente vulnerables. La enfermedad en sí es mucho menos virulenta que el ébola o que la gripe de 1918. Pero de repente se ha parado el mundo. Nuestras formas de responder ante esto son muy diferentes, y al mismo tiempo compartimos el mismo destino. Lo que pase en una provincia de China ocurrirá en Milán, en Nueva York, en todas partes".