Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La mula y el buey

Aún no he tenido la oportunidad de leer el tercer libro sobre Jesús de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, aunque si algunas de las páginas que hablan sobre ello, y me imagino que muchos de los periodistas de los medios que nos están machacando sobre la afirmación del Papa, de que la mula y el buey no estaban presentes en el nacimiento de Jesús en Belén, y muchos enemigos del catolicismo, tampoco lo habrán hecho, así no puedo entender la razón de semejante confusión. Parece que el catolicismo se deba venir abajo por esa cuestión.

Yo como católico sé que los Evangelios no citan a esos animales en el nacimiento de Jesús, el que no se cite no quiere decir que no estuvieran, pero para nada pone ni quita esa circunstancia conocida desde siempre y justificada por la tradición, por eso me sorprende que algunos medios digan que el Papa ha descubierto que el buey y la mula no estaban en Belén y se ha cargado el Misterio.

El libro Sagrado para los católicos, posiblemente haya sido el más estudiado en la historia,  y Benedicto XVI es un grandísimo teólogo, un hombre que bien escribe y que comprende perfectamente lo que escribe. Interesado en este tema, busqué información encontrando muchas citas sobre esto.  El Papa explica de forma preciosa cuándo y  por qué aparecen en la iconografía cristiana el buey y la mula, a partir de la frase del profeta Isaías, de que “el buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no lo conoce” al Señor. Los padres de la Iglesia, desde Justino, en el siglo II, interpretan este pasaje: Si Israel (la Iglesia, el nuevo Israel), reconoce a su Señor, y junto al pesebre están el buey y la mula, que antes no conocían al Señor, cuando se empieza a representar el belén en el siglo XII, San Francisco pone al buey y la mula como símbolo de esta preciosa alegoría patrística.

Como la superficialidad marca la rutina de la sociedad de hoy y con ello el temor a profundizar, a  revisar, a comprobar antes de hablar nos conformamos con permanecer en lo aparente de las cosas queriendo satisfacer nuestras ansias de saber simplemente con una píldora informativa: titular+resumen. A esto agreguemos el ingrediente conflicto, resaltando lo que no se ha dicho, el escándalo, vender.

Efectivamente, el Papa Benedicto XVI, afirma algo que todos deberíamos saber y que si buscamos las citas bíblicas sobre el nacimiento de Jesús, nos los confirma, el Papa no ha inventado nada: “Los Evangelios no hacen referencia a la presencia de la mula y el buey en aquel pesebre de Belén”. Sin embargo, Benedicto XVI sostiene que una lectura atenta de pasajes proféticos del Antiguo Testamento ha llenado adecuadamente esa laguna dejada por los Evangelios. Es por eso que el Papa afirma en su libro que “ninguna representación del nacimiento renunciará a la mula y al buey”.

Ni el Papa ha dicho que quitemos la mula ni el buey de nuestros belenes, ni debemos hacerlo. El primer Belén lo hallamos en Greccio en el año 1223, San Francisco de Asís fue su impulsor y aquella representación se realizó con figurantes, personajes reales, incluyendo los animales. El primero en realizar figuras de barro fue el Rey Carlos III, en Nápoles. Él fue quien impulsó la tradición belenista, extendiéndolo por Italia y España, durante su reinado en ambos países.

Yo he puesto mi nacimiento, el buey y la mula brindan su protección, abrigan y dirigen su mirada al protagonista, que nos lo muestran como alimento de vida eterna: El Niño Jesús.

 Francisco Pareja Raya

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