Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El invisible segundón

Verdaderamente tiene cierto arte -por llamarlo de alguna manera- ser Número Dos en política. Viene a suponer un constante ejercicio parecido al juego de las siete y media, en el que debe evitarse tanto pasarse como quedarse corto.

El Número Dos es un político prudente, con unas ambiciones moderadas. Conscientemente ha renunciado a la tentación del estrellato para evitar ser estrellado. Sabe que el honor y la fama se los lleva el Número Uno, pero también es consciente de que desde la cúspide es más fácil caer en desgracia. Y como, al fin y al cabo, lo que le interesa a él, como a todo político, es permanecer en la política, da igual un poco menos de fama y honores si en ello va la estabilidad, aparejada con una buenísima remuneración económica que nunca hubiera soñado con su exiguo curriculum profesional antes de desembarcar en la política.

Para ser segundón de primera hay que tener una serie de condiciones. La primera de todas es no ser problemático. Todo partido es una casta—Podemos y Ciudadanos, también—en la que tácitamente reinan un estatus y unos paradigmas no escritos. El segundón tiene la virtud de haber detectado esos elementos característicos en su partido político y también tiene la cualidad de haber hecho internamente—y no comunicarlo a nadie—acto de sumisión a esos paradigmas porque sabe que son el caldo de cultivo de su ascensión política dentro del partido. En definitiva, no ser problemático, ya que quienes en el futuro puedan ascenderle en el partido, deben poder ver en él, desde el principio, alguien dócil, suave como una balsa de aceite.

La segunda condición del Número Dos es ser un buen ordenanza del Número Uno, llevarle los papeles, el porta firmas, los encargos, etc., y por supuesto, adularlo, pasarle la mano por el lomo, no discrepar abiertamente de él, o hacerlo de una manera medida y moderada. Y no dar jamás la impresión de que se aspira a ocupar su lugar, ya que lo que durante toda la historia ha exasperado a los Números Unos ha sido el ambiente de conspiración de los segundones, que han sido severamente castigados antes de que consumaran sus planes.

La tercera condición para ser un buen segundón es no tomar decisiones comprometidas, sino consultarlas previamente al partido, y hacer después siempre lo que diga el partido, descansando la propia responsabilidad del cargo en el partido, de modo que si se trata de una decisión equivocada, siempre se pueda echar la culpa de la misma a otros, quedando uno libre de toda mancha.

Poco más se le puede pedir a un buen segundón. De todas formas podríamos destacar una cuarta característica: Estar siempre ahí; ser discretamente la sal de todos los platos. Estar presente en donde se cuecen las cosas es esencial para seguir siendo segundón, y por tanto para seguir cobrando de los presupuestos públicos. No se trata de brillar demasiado, sino de estar ahí. Esto le permitirá al Número Dos algo de especial importancia como es saber qué actitud prudente adoptar en momentos críticos, cuando se adivinan aires de cambio en la cúspide, no para acceder a ella, sino para seguir siendo Número Dos con el que venga a ocupar dicha cúspide tras la defenestración o dimisión de quien la ocupaba anteriormente.

El gran error de Ignacio González fue acceder al Número Uno en la Comunidad de Madrid tras la dimisión de Esperanza Aguirre cuando con ella ocupaba un confortable Número Dos. Al quedarse en primera línea terminó siendo descalabrado por algo que objetivamente quizá no lo mereciera y que si lo hubiera afrontado desde un segundo puesto quizá no le hubiera afectado en su carrera política. Algo parecido puede pasarle a la Susana, antaño tan confortablemente situada a la sombra de Griñán y desde que saltó al primer plano no ha hecho otra cosa que dar bandazos hasta que termine por alguna parte de las cloacas de la política, si es que no termina, como sus antecesores, visitando los juzgados un día sí y otro también.

El segundón fetén sabe reprimir sus ansias de poder y de brillo social a cambio de un papel gris que sin embargo le proporcionará una estabilidad económica mientras los Números Unos se van quemando y van desfilando delante de él. El segundón es el verdadero animal político, sin principios, sin ideales, salvo su propio egoísmo. Casi sin hacer nada, conformándose con no ser inoportuno, logra navegar por los procelosos mares de la política, legislatura tras legislatura.

Javier Arenas, el eterno perdedor de las elecciones andaluzas, terminó por abandonar el cortijo andaluz para retirarse a disfrutar de un carguillo que le dio en Génova 13 su amigo Rajoy. Pero ¿qué fue de los Números Dos provinciales de aquellas elecciones autonómicas de 2012? Investiguen y verán que ahí siguen. Han sobrevivido a Arenas, a Zoido y al Moreno. Como todo el mundo sabe, este último es el señorito andaluz del PP venido de Madrid, nombrado a dedo por Rajoy. Tras el nefasto resultado electoral obtenido por el PP en las últimas elecciones andaluzas, el Moreno queda como flamante jefe de la oposición en el parlamento andaluz. Algo apostaría a que dentro de un tiempo prudencial, abandonará el cortijo andaluz y volverá a Madrid. Bueno, pues para entonces, los Números Dos de las últimas elecciones andaluzas seguirán de segundones con quien venga a sustituir al Moreno. Hagan un ejercicio práctico de memoria. Pregúntense, por ejemplo, quién fue el Número Dos del PP al parlamento andaluz por Córdoba en 2012. A continuación, pregúntense quién ha sido el Número Dos del PP al parlamento andaluz por Córdoba en 2015... ¿Está claro?

Que nadie lo olvide: El que va de Número Uno en unas elecciones siempre sale elegido. Pero el Número Dos, siempre sale elegido también. Los que van de números tres, cuatro o cinco puede que salgan y puede que no, pero el Número Dos siempre sale, aun cuando su formación pierda las elecciones. El Número Dos siempre permanece, los números tres, cuatro o cinco puede que ni siquiera lleguen a estar,… y el Número Uno puede caer solo o ayudado por otro. El Número Dos permanece siempre.

Efectivamente, todos tenemos que comer, y el Número Dos, también. Hay que ser un poco comprensivo con él. Podemos argumentar que la política es un trabajo como otro cualquiera, al menos desde un punto de vista formal. Claro que otra cosa son los aspectos éticos de cada trabajo. Me han contado—no se si será verdad—que en determinado municipio importante de Córdoba, el jefe local del PP, sorpresivamente va a ir de Número Dos a las próximas elecciones locales del 24 de mayo. ¿Cuál es la razón de tan generosa cesión del primer puesto a otro compañero de partido? Muy sencillo: El que va de Número Uno podrá salir elegido de alcalde o no, pero él, Número Dos, o sea, él, irá a la Diputación, que previsiblemente quedará en manos del PP, en la que ocupará un puesto muy bien remunerado... desde el que le sorprenderá la jubilación poco antes del 2019 en que acaba la legislatura. En una palabra, este político se ha buscado un buen apaño, con los voltios de Javier Arenas desde Madrid, para tener una buena jubilación, ya que los cuatro últimos años de cotización se le van a presentar muy sabrosos. Mientras tanto, su compañero Número Uno no ganará en peleas y follones propios de la política local. De todas formas, ese plan tiene un punto débil: Cabría la posibilidad de que el PP no gane la Diputación de Córdoba en las próximas elecciones locales…

Verdaderamente, esto de ser Número Dos es todo un arte,…por llamarlo de alguna manera.

Por cierto, me acaba de venir a la cabeza otro famoso Número Dos. Me refiero al hasta ahora alcalde del PP de Encinas Reales Juan Víctor Prieto Sánchez, que sorprendentemente concurre como Número Dos del PP en la candidatura de dicho partido en las próximas elecciones locales,  el cual en los últimos meses no ha dejado de visitar los Juzgados de Lucena por su imputación en un delito de malversación de fondos públicos (291.000 euritos de nada) y falsedad en documento oficial. Como a partir del próximo mes de julio entra en vigor la modificación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en la que a los imputados se les pasará a llamar "investigados", es previsible que este individuo, como buen Número Dos, salga elegido concejal, y tras dos meses en la incómoda situación de "imputado" pase a ser un discreto "investigado", muy acorde con su futura situación de Número Dos, de quien pasa de puntillas, sin levantar polvo, discretamente, pero "estando ahí".

Ante políticos como este, uno no puede dejar de pensar que algunos políticos son como verdaderas garrapatas en los cojones, que no salen ni con aguarrás. ¿Qué coño tendrá la política que hace a tanta gente tan pegajosa a los cargos públicos, que no se van de la mamandurria ni a tiros? ¡joder, qué país, qué paisaje y qué paisanaje, que diría Romanones!

Termino con otro comentario, esta vez para mi amigo Quique Rubio, Número Dos por VOX al ayuntamiento de Córdoba. Tranquilo, Quique, que todo lo anterior no va por tí, sino por otras gentes, que nos conocemos.

 

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