Los más antiguos del lugar recordarán sin duda el estribillo de la famosa canción de Antonio Molina en los años 50...” El futuro es muy oscuro, el futuro es muy oscuro, ayyyyyyyy, trabajando en el carbón”.
Descontando que el carbón como fuente energética está prácticamente amortizado a medio plazo, en lo que si acierta de pleno la coplilla es que el futuro no está nada claro. En realidad el tiempo por venir siempre ha tenido la característica consustancial de la incertidumbre, pero ahora, cuando todo pasa tan rápido, pareciera que ésta es mucho mayor. Sobre todo cuando los que nos rigen están, y esto si es una realidad a fecha de hoy, sumidos en la más profunda de las dudas. Nada es lo que parece, y las recetas que valían hace escasamente una década, aparecen hoy trasnochadas e inútiles para ser aplicadas con un mínimo de eficiencia.
Vean ustedes la última: Emmanuel Macron, nuevo Presidente de la V República Francesa con solo 2 años de carrera política y sin partido político al uso que lo sustente. Una mezcla de liberalismo, apego a la UE y control del gasto público (fue Ministro de Economía con Hollande) le han bastado para conquistar el Eliseo, una muestra más de que los partidos tradicionales no pasan por su mejor momento, lo cual, por otra parte, ya era un clamor... Y menos mal que no ha ganado la ultraderecha, esa sí con un hondo fondo ideológico de características infumables a estas alturas.
Pero ajustando el foco a la cercanía, la cosa no está mejor...
Las primarias del PSOE se anuncian como un combate sin tregua más que como un afán de elegir un nuevo responsable, el mejor en principio, y regenerar estructural y, sobre todo, ideológicamente al partido. El odio africano entre Indalecio Prieto y Largo Caballero, en el primer tercio del pasado siglo, parece reproducirse en una organización muy necesitada de la cordura y moderación de la que ha hecho gala Javier Fernández al frente de la Gestora, más que los enfrentamientos y, lo que es peor, las heridas a posteriori que puedan dejar estos para el futuro.
Y de la moción de Censura de Podemos, anti- PP o anti-PSOE, que no está muy clara la cosa, qué me dicen. El continuo afán de llevar la presión política a la calle, fuera de las Cortes, indica un peligroso modo de entender la Democracia. Esta se fundamenta en la representación parlamentaria emanada de las urnas como su pilar básico, y tratar de leer la realidad de otra manera no resulta admisible. Pablo Iglesias en su discurso tiene razón en parte de sus argumentos, no así en la resolución de los problemas, para la cual aplica recetas trasnochadas y de difícil encaje en el mundo que se nos viene.
Por repasar todo, el PP bien haría en terminar de barrer su patio, pero bien, a fondo y con lejía de la buena, para recargar su fondo de razón y enfrentar esta ola de inmundicia que lo inunda en la actualidad.
¿Estamos pues ante un callejón sin salida frente a un muro insalvable? No me resisto.
Necesitamos nuevas personas y sin duda nuevas ideas. El comunismo y el capitalismo extremos, ya han demostrado su fracaso. La socialdemocracia, en situación muy problemática en toda Europa, necesita de nuevos referentes para retomar vuelo. Y además, a pesar de las ideas de Trump, el respeto, el respeto y control del medio ambiente se plantean como una necesidad imperiosa más que como una postura ideológica a estas alturas.
Una nueva lectura del liberalismo económico, sin renunciar a los logros sociales en Educación y Sanidad, por ejemplo, para lo cual unas gotitas de socialdemocracia no vendrían mal, y un planteamiento medioambiental y de respeto a las poblaciones en las grandes ciudades frente a las “cosas” (vehículos, entornos.....) quizá sea un camino a recorrer... y no estoy hablando de postular a Ciudadanos como la solución a los problemas, por si algún mal pensado ha contabilizado que no aparece en mi nómina de “criticados”. Hablo de algo más profundo, más genérico, un esfuerzo más plural, probablemente de más de un partido político.
Ahora, cuando las mayorías absolutas han desaparecido para no volver en tiempo, sería una oportunidad para poner en marcha una iniciativa parecida, ya que lo antiguo ha perdido la respuesta a la situación y lo nuevo no acaba de nacer... pero podemos ayudarle a venir al mundo.