Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Unas aclaraciones

Comienzo este artículo con mi agradecimiento por el tono sosegado y dialogante de Antonio Moya en su último artículo, donde comentaba algunas de las opiniones que expresé en otro mío anterior en relación con las clases de Religión. Como punto inicial he de expresar que resulta difícil llegar a una conclusión cuando se parte de presupuestos bien distintos. Antonio considera la Religión “como la materia más importante”, sin duda por extrapolar al conjunto de la sociedad lo que es para él una necesidad, pero olvida que muchos sabemos vivir sin creencias religiosas, podemos mantener nuestra vida sin que nos haga falta la fe, y somos capaces de explicar (poco a poco) lo que nos rodea sin recurrir a ninguna mitología. Ahora bien, eso no significa que ignoremos la realidad de que muchas personas son creyentes, o que existe el fenómeno religioso, e incluso pensemos que, desde un punto de vista cultural, es necesario conocerlo. Esto quiere decir que soy partidario de que se enseñe todo cuanto tiene que ver con la presencia de las diferentes religiones a lo largo de la historia, porque es un hecho social, y en la práctica lo he hecho a lo largo de mi vida docente.

La otra diferencia significativa es que sí soy partidario de la escuela pública, de la necesidad de que el Estado garantice que todos los ciudadanos puedan acceder en condiciones de igualdad a unos niveles mínimos de instrucción.

Agradezco también que no me considere capaz de andar quemando iglesias, y por supuesto yo tampoco lo veo a él como alguien que pueda quemar libros, eliminar a los discrepantes con su confesión religiosa o actuar como censor de ideas y opiniones, como sí han hecho en otros momentos sus correligionarios. Pero desearía aclarar que los muertos en la guerra civil, que fueron 13 obispos, 4.184 sacerdotes diocesanos, 2.365 religiosos y 283 monjas, no son mártires, aunque sí fueron víctimas de una persecución religiosa. Y por otro lado, por lo que sabemos fueron los anarquistas, militantes del POUM y en menor medida los comunistas quienes protagonizaron la mayor parte de esos hechos, lo cual hace que no sean mis “compañeros de ideología”. Por otra parte, no veo que en la coyuntura actual nadie pueda temer que se produzcan actos anticlericales como aquellos. Y aprovecho para recordar que el anticlericalismo es un fenómeno complejo, no siempre violento, y que tiene su punto de arranque en las posiciones de los propios católicos contra el comportamiento de un sector del clero.

La otra aclaración tiene que ver con el final de su artículo, cuando me ve como liberal porque no quiero que “como contribuyente” se den clases de religión. Quizás me expresé mal, pero la cuestión no es esa, sino que dentro del sistema educativo público una institución privada pueda decidir, sin control alguno, acerca del profesorado y del contenido de una de las materias a impartir.

Y nada más, siempre es un placer poder dialogar y debatir sin recurrir al insulto o al menosprecio de quien no piensa como tú. Espero poder continuar esta conversación cuando algún día me encuentre con Antonio, porque no me parece sensato aburrir más a los posibles lectores de este diario con nuestras disquisiciones.

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.