Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Que no cague

No deja de parecerme asombroso que a estas alturas del siglo XXI emplear la expresión «me cago en Dios» cause problemas. Conozco a mucha gente a la que se la he oído sin ningún tipo de contrariedad, atea también en el absurdo afán de arremeter contra lo que no cree, lo que no deja de ser una pérdida de energía tonta. Pero, claro, cuando leo en las noticias que la ha emitido Willy Toledo, no puedo sino encogerme de hombros y asentir al mismo tiempo, porque llevo varios años pensando que este tipo está gafado, le han puesto velas negras, le han echado mal de ojo o que la diosa Fortuna está cabeza abajo para él y que no hay modo de que le torne a estar derecha (probablemente, porque esta palabra, derecha, no le gusta). Desde que hiciera reivindicativa la gala de los Goya contra la guerra de Irak, lo que es de mérito, no ha vuelto a dar pie con bola, películas inclusive, y, además, no cesa en su empeño de decir necedades del tipo de que en Venezuela se está mejor que en España; al menos no ha tomado la determinación de trasladarse allí, pues con el gafe detrás de él puede que las cosas vayan a peor. Quién sabe.

Hay que tener mala suerte para que por una expresión malsonante se acabe procesado por ofensa al sentimiento religioso, de que un grupo de abogados lo denuncie e, incluso, arrestado… pero, claro, cuando me entero de que Willy, independientemente de lo que haya manifestado, se empecina en ignorar la autoridad de la Justicia que le citaba, ahí hay algo más que desdicha. Willy debería cambiar de asesoría, y comprender que hay un Estado de Derecho que tiene que considerar, porque es muy fácil decir que España es para cagarse (hay declaraciones y tuits en los que lo hace continuamente, que deduce un problema fisiológico preocupante), si olvida adrede que su libertad acaba en la de quien tiene al lado. Por ello, si el juez le ha citado por la cosa más nimia, ha de ir y no escurrir el bulto, y, si como dijo en una ocasión, no se arrepiente de nada, o sea, no es un cagado, le ocurra como a los varios etarras que están en prisión (que él ha apoyado públicamente, razón de mencionarlos aquí), que no se arrepienten de lo hecho, ni de haber matado niños, y, por lo tanto, cargue con las consecuencias de sus decisiones, aun sabiendo que el gafe le persigue.

Porque lo que le pasa a Willy no es por culpa de Dios ni de las terapias holísticas, sino de la mala fortuna, de ser desgraciado y no de caer en desgracia, de que el universo no conspira a su favor, así que mejor que Willy deje de cagar porque ni eso le sale bien.