Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Manolo Carnerero

Conocí a Manolo hace más de 30 años. Los dos éramos estudiantes  con ganas de transformar la realidad social española, lo que nos hacía coincidir en muchas movilizaciones. Luego  sellamos la amistad en los Comités Anti-OTAN y fuimos dos de los tres concejales que compusieron el grupo municipal egabrense de IU en la legislatura de 1987-91. Lo acompañé después  en la primera lista que encabezó y en todas las ocasiones que la la Asamblea de Cabra me lo sugirió.

Casi siempre hemos coincidido en el análisis político y nuestros posicionamientos han sido similares, pero incluso en los momentos de discrepancia (me pareció un tremendo error entrar en el gobierno de coalición con  el PSOE y aposté quedar en la oposición para desde allí  aprobar las iniciativas o los presupuestos que se acercaran a nuestras tesis) mantuvimos la relación fraternal, sin entrar en el cainismo partidista que tantos lazos se ha llevado por delante.

Con él no he tenido que gritar nunca un “ cuerpo a tierra que vienen los míos”. Al contrario puedo utilizar la frase del activista cachondo que abría su disertación con el: “Camaradas...y sin embargo amigos”.

Me enteré a los pocos minutos de hacerlo público (debate de los presupuestos del lunes 23) de su intención de dimitir. No me pilló de sorpresa pues conocía desde hace meses que estaba madurando la acción.

Al día siguiente hablamos del tema por lo que tengo argumentos para pensar que la rueda de prensa que acompañará a su renuncia será muy interesante.

No voy a entrar en los motivos que le han llevado a anunciar la pérdida de ilusión y a interiorizar que no tiene nada que aportar. Se basta solo para hacerlo. Si me gustaría incluir en esta reflexión apresurada un toque  a los dirigentes de  IU, organización de la  que ha sido imagen publica en nuestro pueblo durante 27 años: ¿Alguien lo ha llamado  para escuchar los motivos de su desencanto?

Hoy es un día triste para la Política entendida como servicio a la comunidad. Para el político municipal que altruistamente entrega tiempo y fuerzas a los demás. Me subleva escuchar el “todos son iguales” del descerebrado de turno. Es una falacia. Nunca serán igual los Bárcenas, Urdangarínes, Guerreros  y demás adláteres a los que solo les importa enriquecerse (aunque antes privaticen los bienes públicos para poder saquearlos) que los Iglesias o Anguitas que se vuelven a trabajar a su mina o su instituto y terminan  con la pensión que les corresponde tras renunciar a prebendas.

No se pueden pagar las horas que Manolo, antes anotando en su libreta, luego aplicando nuevas tecnologías, dedicó a escuchar a quien lo paró en la calle y le pidió ayuda para resolver un problema. Sin negarse a la petición ni importarle -nos conocemos todos- que la persona en cuestión ni lo había votado ni seguramente nunca lo haría. Ya sabéis que es una persona discreta. 

El lunes 23 sus palabras, su desánimo, me causó tristeza y provocó que  se agolpasen recuerdos. Quienes tenemos una visión izquierdista del mundo hemos sido conscientes del poco caso que una parte mayoritaria de la sociedad hacía de nuestros análisis. En Cabra menos aún si cabe.

Especialmente cuando decíamos que en el horizonte  se estaba configurando un horizontes de nubes negras (Maastricht, Euro, corrupción...) que amenazaban arrasar con los Derechos tan duramente conseguidos. Parecía estar lejos la tormenta que nos golpea. Ahora son muchos los oídos que nos prestan atención. Por eso no podemos permitirnos perder de la primera línea  a  compañeros tan valiosos como Manolo. Porque su trabajo, voz y ejemplo son necesarios en este nuevo tiempo en el que toca construir resistencias y articular alternativas.

Y  hoy es más necesario que nunca mantener la idea de Marcelino. Manolo, a estas altura de nuestras vidas no nos pueden ni doblegar ni domesticar. Por eso estoy seguro de que volveremos a coincidir, como decía la canción “en la calle, codo a codo”, pues la lucha contra quienes pretenden  volver a la larga noche del franquismo va para largo.  

Comentarios

Enviado por José Antonio Or... el

Se podrá decir más alto, pero más claro imposible. He tenido la inmensa suerte en estos años del divagar por el consistorio egabrense de Manolo, amen de un trato mas cercano, si cabe aún, durante su mandato como edil en el equipo de gobierno. Es una satisfacción decir que si como político ha destacado por su cercanía hacia las gentes de Cabra; más aún lo ha hecho como persona.
Sea cual sea tu nuevo camino a recorrer, se que no lo harás sin continuar ayudando a esas personas que te han considerado su voz en el Ayuntamiento. Ánimo Manolo, suerte y disfruta de un más que merecido descanso.

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