Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La gran mentira

Que vivimos en una gran mentira es algo que a muchos no se les ha pasado de largo. El mundo globalizado en manos de los especuladores del dinero, esos que casi nadie conoce, pero que lo manejan todo o casi todo. Y de lo más a lo más próximo, tu hogar, donde la mayoría hemos tenido que acudir a los bancos para poder tenerlo y en manos de ellos nos hemos puesto y expuesto, sufriendo muchos sus mentiras.

Nada es lo que parece, gran frase, pero, ¿qué tiene de cierta? Extenderla a una generalidad es excesivo, pero sí que podríamos hacerlo en bastantes casos. Desde que la hipocresía está instalada en nuestra sociedad a modo de buenas costumbres, o en política a modo de ser políticamente correctos, la mentira entra y sale “como Pedro por su casa”, sin que ya nos dignemos ni siquiera a criticarla. Y pobre de ti si lo haces, entonces puedes ser tachado inmisericorde de un sieso, cascarrabias o vaya usted a saber qué términos nuevos pueden surgir venidos del inglés. Lo que, por cierto, es otra gran mentira, nos machacan con terminología que suena muy moderna, antes se decía que quien la usaba era un esnob, ahora parece que si no la usas, y sí el riquísimo castellano, eres un ignorante. El fallecido periodista Íñigo luchaba semana tras semana, en el programa “No es un día cualquiera”, contra esta plaga de esnob que invaden nuestras vidas, y eso que él dominaba el inglés cuando muchos de estos no habían ni nacido.

Mentira es lo que nos venden día a día nuestros esforzados políticos, que si dinero para esto y dinero para aquello, como si ese dinero lo hubieran ganado ellos y nos lo estuvieran donando. El dinero con el que juegan es nuestro, de todos los que cotizamos puntualmente y no poco. Ellos lo único que hacen es administrarlo y a la vista está que no bien. Y eso los que no les da por meter la manita en esa gran hucha y sacar de ella todo lo que puedan para sus cuentas negras. Mentira las fotos con poses de esforzados administradores de lo público, diciéndonos: no te olvides de lo que hago por ti. ¿Gracioso, eh?

Mentira son los Nobel, donde un grupo de carcas le dan la gloria eterna a quienes ellos deciden, porque quizás estén tocados por una mano divina y claro, quien obtiene el Nobel es casi divino. Pero mire usted por donde hace poco nos hemos enterado que esos divinos también abusan y les gusta meter mano, no en la hucha, debajo de las faldas, lo que no sé qué es peor.

¿Y los Oscar? Otra gran estafa. Los que vemos cine nos quedamos a veces estupefactos pensando qué tiene esa tal película para que le hayan dado tantos premios Oscar. Habiendo visto otras que se van sin ni siquiera una nominación y a nosotros nos encantó como película completa. Mentira todo lo que hay tras las votaciones de los que llamados al voto, mentiras, sexo… y quizás, cintas de vídeo, y seguro de dinero, no me cabe duda.

No puedo dejar de hablar del Festival de Eurovisión, la mentira por excelencia, donde España tiene todos los años derecho a estar entre las finalistas simplemente porque está en el quinteto de las televisiones que son buenas pagadoras. Eso sí, ganar es otra cosa, con el compadreo de los países y las casas de apuestas todo amañado. Que quien apuesta luego manda chiquicientos sms para que gane la canción por la que ha apostado y que esos votos valgan más que los de los jurados de los países es ridículo, y otra gran mentira para quien sólo piense un poco.

La Justicia qué es sino otra mentira, ya no sólo porque está clarísimo que no todos somos iguales ante ella, sino porque está corrupta por dentro, corrupta por la política, y corrupta por jueces que se creen intocables y muchos de ellos con una cobardía al tomar decisiones que hace que dudes del sistema, y eso en democracia es muy chungo. Pero claro, ¿no es la democracia otra gran mentira? Ya sabemos que es el sistema menos malo, pero en su poca maldad se esconden las mentiras más grandes. Lo que está pasando en Cataluña demuestra a las claras que un grupo de indeseables le están sacando los colores a esta democracia española, controlando sus mentiras con estrategias que nadie jamás hubiera imaginado. Pero en lugar de ser enérgica y contundente, la democracia se muestra débil y sumisa a sus propias mentiras que han quedado al descubierto.

Mentiras en Educación, en Sanidad, en todos los campos de gobierno cuecen habas, vamos sobrellevándolo todo como podemos cuando lo que de verdad nos pide el cerebro es insumisión.

Lo último del timo de la estampita es Podemos. Su líder populista ya no engaña a nadie, él que decía ser distinto a la casta se ha mostrado tal y como ella, haciéndose con un buen sueldazo y comprándose un chalé para vivir sin molestias con la novia, la otra podemita que lanzaba por su boquita exabruptos muy duros contra quienes hacían lo que ahora ellos hacen. Reconozco, y quien me conoce lo sabe, que a mí estos nunca me han llegado a engañar, no sé por qué, pero los calé prontísimo. Pero su mentira sí caló, no se sabe si seguirá haciéndolo.

Pero no solo Iglesias es mentiroso, también Rajoy es un experto en la mentira, basta tirar un poco de hemeroteca y comprobar las mentiras de Rajoy que dan para un buen rato. ¿Y Felipe González con la OTAN? Me río por no llorar. Pero ¿y Rivera cuando dijo que con Rajoy no pactaría jamás? ¿Y el no es no del PSOE que luego fue un sí es sí? Que no se salva ni uno, ya lo sé, todos mienten porque la mentira es una droga asumida por esta sociedad como le pasa al alcohol, la diferencia es que de alcohol elijo yo cuándo emborracharme y de mentiras me emborrachan a diario.