Imposible poner fronteras a un espíritu creador insobornable. Para Mandelstam la poesía era su verbo, la existencia, del creador fiel a sus principios.
Ingenuo y doloroso para los poetas creadores de la palabra literaria y el verso diáfano. Comprometido con la Revolución. Fruto de una pasión al principio arrolladora. Esta composición fue dirigida a un ególatra como lo fue Stalin. Personaje sutilmente dibujado con agudeza y fino humor descrito por Mandelstam, en el que desnuda al dictador del culto total a su figura:
Este poema llevaría al poeta Mandelstam a sufrir un duro interrogatorio. A partir de este momento soportaría los instintos de una mente enferma, poseída de una crueldad sin límites futuros. Cuando la gran Rusia, pregonera bajo la fiebre persecutoria enloquecida de Stalin, apuesta por la creación del hombre nuevo. Con en el transcurso de los años de feroz demencia dictatorial fue sembrando el terror y la persecución del pensamiento libre. “En ese contexto de efervescencia cultural surgieron dos grandes movimientos poéticos: el futurismo, nacido originariamente en Italia y arraigado con sorprendente fuerza en la Rusia prerrevolucionaria,y el acmeísmo, genuinamente ruso. En torno al futurismo moscovita se agruparon un gran número de jóvenes poetas como Maiakovski, Jlébnikov, Pasternak, Kruchónij, Burliuk, Kamenski y Severianin... En cuanto a los acmeístas petersburgueses, guiados inicialmente por Nikolái Gumil.”
Imposible poner fronteras a un espíritu creador insobornable. Para Mandelstam la poesía era su verbo, la existencia, del creador fiel a sus principios. Francotirador contra un poder dictatorial, terrorífico que le llevó a sufrir las mayores penalidades hasta su muerte. Teniendo a su lado, mártir de amor, a su mujer que, nunca mejor dicho, fue fiel compañera de viaje en el sentido más vehemente de la palabra. Y que gracias a ella, su vida y obra, hoy es para toda alma sensible placer de lectura, desasosiego y dolor de una causa perdida. Aunque, como la historia escribe, el verso en la palabra creadora, emerge y se sitúa por encima de las banalidades y la barbarie impuesta por monstruos envueltos en el culto obligatorio a su maloliente y sangrienta personalidad.
Es de agradecer, como lector, esta versión directa del ruso a la lengua de Cervantes por el traductor Jesús García Gabaldón, que nos ofrece un extenso y didáctico prólogo que ayuda al lector a adentrarse en la palpitante personalidad del poeta ruso de origen sefardí. Luego, tanto agradecida como admirable esta antología editada por Alianza Editorial.
Mandelstam murió, según consta en el informe médico oficial, de «parada cardíaca y arterioesclerosis» el 27 de diciembre de 1938 a las 12.30 en un campo de tránsito situado a las afueras de Vladivostok y fue enterrado en una fosa común.