Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Edward Gibbon. La caída del Imperio Romano

Diario más que lamentable vive y soporta el país bajo el azote de la corrupción y la mentira, de quienes se empeñan en emitir con grandilocuencia un nauseabundo olor a podrido, de estos que afirman gobernar para bien de todas las españolas y españoles. Y uno se pregunta: ¿y si quien habita La Moncloa apartara a un lado el diario Marca que lee diariamente para abordar la mágica lectura de La decadencia del Imperio romano de Edward Gibbon? ¿Podría incitar su lectura  esta frase de Gibbon para salir de su letargo?: “Sólo se puede destruir a una gran nación cuando ella misma se ha destruido interiormente

Durante muchos años se ha esperado una sólida edición en español de la portentosa Historia de la Decadencia y caída del Impero Romano del historiador inglés Edward Gibbon; espera que atiende Atalanta Editorial sacando a la luz una edición de un primer volumen de esta importante obra universal. En el prefacio del libro se señala que ”al fin y al cabo, la historia de Roma es el relato de una extraordinaria ciudad-estado que pareció cosechar un éxito monumental tras otro hasta que, tras conquistar el mundo, se sumió, junto con la civilización, en la catástrofe”. El propio Gibbon señala: “He descrito, el triunfo de la barbarie y la religión - y más adelante - es poco más que el registro de los crímenes, locuras e infortunios de la humanidad”

Además a la admirable grandeza de esta obra por su contenido social, político y religioso, se tiene que sumar sus valores literarios, el  estilo, esa forma de narrar que logra introducir al lector en esa maravillosa aventura de navegar por el impresionante mudo del Imperio hasta su agónico final. Todo un apasionante en este viaje de mil años a través de una historia que nos guía entre sus variados entresijos con una amenidad, que hace de tan importante estudio histórico una narración literaria que nos lleva por una continuada sucesión de capítulos hasta alcanzar convertirse en la envolvente novela real de los grandes protagonistas del Imperio. Un escritor y crítico tan exigente para que Borges afirme que introducirse en su lectura significa “internarse y venturosamente perderse en una populosa novela, cuyos protagonistas son las generaciones humanas”.

 Historia que comienza “En el siglo II de la era cristiana, el Imperio de Roma comprendía la parte más hermosa de la Tierra y la porción más civilizada de la humanidad” en la que ocupan tan destacado papel los emperadores surgidos de la Bética, Trajano y Adriano. Del primero perduró aquel deseo del senado romano al verter las aclamaciones  habituales a la llegada de un nuevo emperador “El acierto de Augusto la virtud de Trajano”. No fue menos la gloria de su sucesor Adriano pues durante su gobierno el Imperio floreció en paz y prosperidad.

Envolvente obra por su importancia y trascendencia la de tan colosal testimonio, donde se  inició el nacimiento del cristianismo a medida que va sucediéndose la decadencia y caída del Imperio. Ahí se encuentra toda la riqueza del libro. Una obra universal narrada con estilo y espíritu literario que atrapa a todo lector sensible, ofreciendo la historia del Imperio romano en el período que va desde la muerte del emperador Marco Aurelio hasta la Caída de Constantinopla, desde el año 180 hasta 1453, y concluye con una retrospectiva de la ciudad de Roma en 1590. Aparte de describir los hechos históricos que acontecieron durante esos mil años, el libro aborda las causas, las decisiones y los comportamientos que condujeron a la decadencia y posterior caída de tal dominio  geográfico, tanto en Occidente como en Oriente, ofreciendo una de las primeras teorías explicativas de por qué cayó ese coloso poder político y cultural

Y miro escéptico la opaca luz de Moncloa que me empuja a acercarme al próximo pasado allá en el Pardo, imaginar aquella lucecita proyección permanente de la noche, Caudillo vigilante por la ·Gracia de Dios para el bien de todos los españoles. Mas ¡Ay dolor! ; Como un rayo me deslumbra el poema del irónico estilista poeta José Bergamín:

“Dicen que España está españolizada,

mejor diría, si yo español no fuera,

que lo mismo por dentro que por fuera

lo que está España es como amortajada.

Por tan raro disfraz equivocada,

viva y muerta a la vez de esa manera,

se encuentra de sí misma prisionera

y furiosa de estar ensimismada”.

Cerremos pues con cierto dolor y desencanto estos Primarias socialistas enzarzadas en un ombliguemos  mezcla de andaluz y castellano con esta pregunta del viejo Platón que todo lo sabía:

“¿Y que los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?”