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La Diputación aporta 25.000 € para la restauración del Monasterio Madre de Dios

Imagen tomada de "Donde empiezan y terminan tus viajes" de Marilo Marb

BAENA. Salvador Fuentes, vicepresidente primero de la Diputación, ha visitado el Monasterio Madre de Dios de Baena, para comprobar el resultado de las obras de restauración en las que la institución provincial ha aportado 25.000 euros. En este sentido, Fuentes recalcó el esfuerzo de la Diputación para “ayudar de manera urgente a recuperar este espacio, que se encontraba en una situación preocupante” y explicó que “se ha llevado a cabo un gran trabajo para la restauración integral del artesonado mudéjar del monasterio baenense”.

Así, el vicepresidente recordó que “el paso del tiempo y las vicisitudes de la historia habían puesto a este Monasterio en un peligroso estado de conservación que requirió incluso del apuntalamiento del artesonado ante el riesgo de desplome de algunas de sus vigas”.

El vicepresidente primero ha resaltado la apuesta decidida de la Diputación de Córdoba por contribuir a recuperar el patrimonio artístico de la provincia para ponerla al servicio de la ciudadanía”.

Datos históricos del Convento Madre de Dios

Entre el castillo y la parroquia de Santamaría la Mayor, en el centro de la Almedina, fue fundado el año de 1510 por el tercer Conde de Cabra y quinto Señor de Baena, D. Diego Fernández de Córdova, el Convento aristocrático de  Dominicas de la Madre de Dios, obteniendo las Bulas del Pontífice Julio II, para esta fundación, Fray Domingo de Melgarejo, segundo General de la Orden en la provincia de Andalucía. Inauguróse la santa casa el día 7 de noviembre de 1511, viniendo seis religiosas del Convento de los Ángeles de Jaén, y entre ellas la señora Dª Juana de la Cerda, hija del fundador, quien fue la primera Priora.

Fue levantado el edificio sobre las ruinas de otras antiguas construcciones, acaso dependencias del castillo, que sirvieron quizás de alojamiento de tropas en tiempos de los musulmanes, pues las monjas dan el nombre de caballeriza de los moros a un salón bajo que está destinado a dormitorio de verano, y cuyo nombre viene por tradición conservándose entre ellas desde muy antiguo. Es la casa espaciosa, sana y ventilada, pero su construcción, en general, tiene poca solidez, y como las reparaciones que exige su conservación son muchas y costosas, las buenas madres ven que de día en día se desmoronan sus paredes y se hunden sus techos, sin poder remediarlo, reducidas a la estrechez en que viven, y que hoy es común a todas las casas de religiosas. Muy raro objeto de arte ni de valor conservan, pues todos los que tuvo el convento fueron cambiando de manos para remediar imperiosas necesidades, cosa que no siempre lograron por las dificultades que para mujeres tan apartadas del mundo ofrece la venta de tales objetos en su verdadero precio.

(Datos extraídos de la web http://www.juanalfonsodebaena.org)

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