¿Qué pasa con la caja de las pensiones que todos los problemas económicos quieren sacar dinero de ella? No hago más que escuchar a cualquier contertulio, dirigente político, sindical, periodista que se precie que al parecer no hay más remedio que tapar agujeros con las pensiones.
A la pléyade de migrantes que están llegando a nuestras costas, se habla mucho sobre ello y apartando la mucha demagogia y postureo que reina en torno al problema, cuando se habla de atajarlo en la raíz es decir en su lugar de origen, para que no se vean forzados a huir de sus países, siempre ponen como medida disuasoria y entumecimiento de conciencia que tendríamos que aportar muchos millones de euros y que eso redundaría en bajar las pensiones amén de otros recortes sociales. Lo primero las pensiones.
Que tenemos que pagar la deuda externa porque se está generando un déficit enorme, meten mano en la caja de pensiones. Que hay que apretarse el cinturón por la crisis, congelación de pensiones etc. No he oído a nadie, pero a nadie, ya sea político, sindical que diga vamos a recortar gastos reduciendo el número de abejorros políticos inservibles que pululan a diestro y siniestro ávidos de poder y enriquecerse cómodamente. ¡A esos ni tocarlos!, cada vez son más y los contribuyentes cada vez menos, mas diezmados soportando todo. Eso no hay país que lo resista y no vale echar siempre mano de la misma caja. ¡Ya está bien!
Ahora parece ser que ha aparecido un nuevo partido llamado “Tercera edad en acción”, según cuentan está detrás de él Podemos, ya que su presidente Carlos Rico es militante. Teniendo en cuenta que los colectivos más débiles son los niños y los pensionistas, les resultará más fácil hincar el diente a ese grupo de votantes, pues son muchos los que se confían y guían por los discursos demagógicos y envenenados que están adoctrinando a través de los medios de comunicación (televisión y varias cadenas de radio) a todos aquellos que se dejen engañar.
Como se pilla antes a un embustero que a un cojo, los que pregonaban que había que acoger en sus casas a los desvalidos, a los migrantes, a los desahuciados, ahora resulta que tenemos que pagarles seguridad privada. ¿Pero si los que cometen esas tropelías son sus votantes, por qué no les abren las puertas, los dejan pasar y les dan albergue? Harían dos cosas buenas, una dar ejemplo y otra, menos gasto para el erario público.
O sea, que no hay dinero para unas cosas, pero sí para otras. Veo bien que al rey y al presidente del gobierno les paguemos la seguridad, ¿pero al resto? Esos, el que quiera o necesite que se lo paguen ellos mismos, de su propio peculio, que para eso se suben el sueldo cuando les parece.
¿Cómo van a tomarnos en serio en el resto del mundo si el presidente del gobierno consensua los presupuestos con los que quieren romper el país, terminar con la democracia y con la monarquía? Da igual que estén o no en la cárcel, ni los delitos por lo que estén, con tal de seguir en el poder venden su alma al diablo.
A rio revuelto, ganancia de pescadores, lo malo es que hay demasiada revolución, demasiados pescadores con las nasas rebosantes y demasiada gente que no pesca ni un pez. No hay que olvidar a los más débiles que son: los niños, y merecen una educación de calidad tanto en ciencia como en valores; los pensionistas, con una jubilación digna y las viudas, que tanto unos como otros han cotizado durante su vida laboral y se merecen una vejez tranquila y sin sobresaltos.
Pero nada importa, aquí está la caja de las pensiones para remediar cualquier agujero que se organice. ¡Hasta cuando, Señor, hasta cuando!