La Lupa

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Leyendas de Tamora es la nueva obra de S.B. Francisco

CULTURA. Después de su novela «Una oveja para Trebopala” S.B. Francisco da un giro y regresa con «Leyendas de Tamora», una novela hilarante en la que los personajes son llevados al extremo desde un punto de vista cómico, para ver como son capaces de resolver las más extrañas situaciones.

Una novela picaresca para el siglo XXI 

Dice el propio autor: es costumbre prudente que sea un tercero quien le escriba a uno la presentación de su  novela, pero debido a  que Leyendas de Tamora no salió ni formal ni respetuosa  me ha parecido que debía cargar yo mismo con la responsabilidad.

Lo primero que quisiera comentarle es que no se trata de una novela histórica. Quizá le sorprenda, pero eso es porque en su momento no le confesé la verdad: no soy historiador, ni siquiera filósofo; y ya que estamos en lo que no soy, tampoco soy poeta.  Soy novelista y me interesa todo, pero en la medida en que afecta a los personajes.

El ser humano es el mismo ahora que hace dos mil años, sin embargo ya no sentimos la necesidad de ofrendar sacrificios humanos a ningún dios. Menos aún en Tamora. Si a los tamoranos, gente que se gusta evolucionadísima, se les antoja inventarse uno --quizá para ligarse a una neohippi muy mística-- dan un soplido, lo crean  --son gente muy creativa-- y lo disfrazan con los atributos más seductores para la ocasión.

Vayamos a un segundo tema.

Un autor que en su día me llevó a elegir la novela como medio de expresión, advertía sobre lo arriesgado de escribirlas en primera persona. Nunca llegué a aceptarlo del todo. Me gusta la primera persona porque aunque escritor y lector mantengan un pacto de credibilidad, que el narrador sea un personaje suma verosimilitud al relato. Además, permite ciertos giros y ocultaciones que disimulan elegantemente los artificios necesarios para darle forma.

Resulta, no obstante, que  Leyendas de Tamora ha destapado uno de esos peligros advertidos, y es asunto tan delicado que me veo obligado a firmar una declaración: Las dos partes en que está dividida la novela están escritas en primera persona por sendos narradores, pero en ninguno de los casos yo, SB Francisco, soy uno de ellos. Tamora se dibuja en un junio perpetuo con playas blancas y aguas transparentes, pero sus protagonistas están chiflados: se comportan como chiflados y, lo que quisiera destacar, escriben como chiflados. Es decir, van más allá de la razón. Debo apuntar que muchas veces con la ayuda de psicotrópicos, lo que también forma parte de la novela, sin dejar de ser un truco con el que dotar al ser humano de más dimensiones que la meramente racional para intentar explicarlo.

Digamos que las Leyendas de Tamora transitan un palmo por encima de la realidad.  Es el entorno que les conviene. Se da la feliz circunstancia de que esto, además --disculpe que me ponga yo mismo de juez--, las hace muy divertidas. Que los narradores sean dos pícaros del siglo XXI no va en contra de esta calificación.

En cualquier caso, aquí tiene la palma de mi mano. Chóquela con la suya y pase a conocer a los tamoranos. Queda cordialmente invitado a la isla.

Sobre el autor: S.B. Francisco

Cuando no está escribiendo novelas es publicitario, economista o agente de viajes. Otras veces es profesor de educación física y monitor de esquí e instructor de yoga; y también es marinero, músico, buzo o criador de pulpos salvajes. Esporádicamente, incluso logra el nivel de subsistencia como periodista.  

Nacido en la noche más corta de 1962, cuando firma como SB Francisco se convierte en un guerrero lusitano y un monje medieval y un hippie atribulado y un ejecutivo taciturno y en el capitán de un barco fantasma y en muchos otros personajes con desigual destreza para presentarse en público.

Si le preguntan con qué personalidad se siente más identificado puede que les conteste que con el criador de pulpos salvajes, pero no es verdad.

Por qué leer:

Es una novela hilarante en la que los personajes son llevados al extremo desde un punto de vista cómico, para ver como son capaces de resolver las más extrañas situaciones.

La sátira y el humor son unos géneros difíciles en general y requieren de gran destreza narrativa, cosa que el autor de “Leyendas de Tamora” maneja muy bien y con un tono provocador.

S.B. Francisco logra dejar claro los referentes de la realidad sin, en ningún momento, mencionarlos, haciendo que el lector pueda situarse con facilidad sin necesidad de amplias descripciones que frenarían el ritmo de la narración, haciendo el conjunto mucho más atractivo.

Los lectores que disfruten con obras como las de Tom Sharpe, David Safier y Douglas Adams incluso con provocación de Timus Vermes en Ha vuelto, también se verán seducidos por esta obra que enfrenta la realidad con desenfado y humor.

La obra tiene un planteamiento absolutamente original en una historia cuyo ritmo va in crescendo y arrastra al lector hasta el final con facilidad.