La Lupa

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'A la sombra de un olivo': Entrevista a Piedad Baca

ENTREVISTA. Nació en Alcalá la Real (Jaén) en 1946. Fue empresaria y también educadora y responsable del área de Cultura de Promi entre 1992 y 2002. Fundó catorce grupos de teatro para personas con discapacidad, con los que realizó más de cincuenta actuaciones en España y el extranjero, el Premio «Somos así» de Integración y la Asociación Sociocultural Maestro Pascual Baca, de la que es presidenta honoraria, para promover el teatro como herramienta educativa. Dirigió el proyecto europeo «Euro Teatro» en el año 2000, en el que participaron 120 actores y actrices con discapacidad de España, Italia y Portugal; cinco programas de televisión «Desde mi cole te cuento» y varias obras de teatro de inclusión desde 2006. Actualmente promueve el Festival de Teatro Escolar, de los que ha realizado nueve en Cabra, Cinco en Priego, dos en Lucena y uno en Alcalá la Real.

En cuanto a creación literaria, además del estreno de varias obras teatrales, incluyendo las de teatro para discapacidad y niños, ha publicado Euro Teatro (Promi, 2000), Manual de buenas prácticas de teatro para personas con discapacidad (Promi, 2000), ¿Te atreves? Máximo reto en teatro escolar (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2017) y No estés triste, Federico (Amazon, 2021), entre otros títulos.

Ha recibido, entre otros, el Premio Mujeres 2000 y  el de Mujer del año 2012del Ayuntamiento de Cabra, el Premio de relato corto Benigno Vaquero en 2014 y el Premio de relato corto «La villa de Cabra y sus gentes en el siglo XVII».

1.- Piedad Baca y teatro son palabras íntimamente relacionadas. ¿Cuándo comenzaron a unirse? ¿De qué modo el teatro entró en la vida de Piedad Baca?

El Teatro ha estado en mi vida desde que tengo recuerdos.

En uno de los departamentos estanco de mi mente, la imagen más antigua me sitúa en un cortijo de Alcalá la Real. A aquel lugar solo iba en vacaciones, hacía calor, nos iluminaba la luna, candiles de aceite y palmatorias con velas. Veo como en teatro de sombras a «mi abuelo» que no lo era, pero lo quería como tal, sentado frente a mí en un sillón de anea con respaldo alto, el humo de su puro cubría las cabezas de los campesinos y las de sus hijos, que también vivían alrededor de aquel gran patio. Yo estaba disfrazada, no sé de qué, y en un improvisado escenario de piedras recitaba poesías y los invitaba a bailar canciones tan infantiles como «Pimpón es un muñeco».

También hay otros departamentos de esa antigua memoria en los que contemplo el portal de mi casa convertido en TEATRO. Como verás para mí el TEATRO se escribe con mayúscula. Un dato curioso de ese momento, los asientos del público eran cajas del queso americano y bidones de leche en polvo que por aquellos años de posguerra se repartía a las familias más necesitadas y en las escuelas.

Mi padre era maestro y hacía TEATRO con sus alumnos y tenia una librería. Yo vivía rodeada de libros y cámaras con clavos en las vigas del techo, en donde colgaban toda clase de chismes, junto a la pared los baúles y las arcas guardaban ropas descoloridas que con imperdibles transformaba en maravillosos vestuarios. Los gritos de mi madre siempre llegaban después de cada función…Ya daba igual.

También en esa memoria estanco, estaba mi timidez, que solo desaparecía cuando me transformaba en un personaje.  La vergüenza me hizo sufrir en muchas ocasiones.

Qué pena, que, en aquellos tiempos, las fotos fueran artículo de lujo, solo tengo imágenes de representaciones en el colegio.

Conservo dos personas de las que aprendí y me hicieron feliz: Doña Carmen Sánchez Cañete, mi profesora de literatura, y Don Tomás Colmenero, un cura progresista que «hacía TEATRO». 

Comencé a vivir el TEATRO en los colegios cuando tuve hijos. Nunca nos hemos separado. Incluso en los momentos dolorosos de mi vida, me acompañó. 

2.- Es maravillosa tu labor de llevar el teatro a los centros educativos, y fuera de ellos también. ¿Produce satisfacción preparar, ensayar, actuar con jóvenes?

Gracias, Manuel, por reconocer que es maravillosa esta tarea. Compartir TEATRO con niños, niñas o adultos me hace feliz. Allí busco, investigo, descubro, experimento y río. Carcajear con muchas personas es la mejor relajación.

Además de ser Arte, utilizo la dramaturgia que lo envuelve como una herramienta educativa.

Antes de realizar cualquier proyecto, como es lógico, planteo los objetivos y siempre hay uno fijo: «pasarlo bien».

Desde que vislumbro un nuevo sueño lo vivo con mucha ilusión. Porque esa ilusión es el motor y, cuando aparecen los intrusos, como llamo a la invasión de pensamientos negativos, me ilumina y siento fuerzas para continuar. 

Como es lógico, cada colectivo tiene sus características especiales, al comenzar busco la forma de llegar a cada niño, niña, joven, da igual, acercarme a cada persona es lo importante. Después la empatía me ayuda a adaptar mis objetivos a sus capacidades. 

Para disfrutar todo el proceso de una puesta en escena, aunque soy impulsiva, planifico hasta el último detalle, después presento al grupo la propuesta, analizamos, escuchamos nueva ideas y realizamos cambios. Una vez aprobado el proyecto por el grupo, disfrutamos con los juegos de dramatización al conocer, comprender y expresar. La lectura también es una parte importante, con ella descubrimos la historia los personajes y sus roles. Presentarse ante el público sería el broche de oro donde se viven unas emociones que la mayoría no olvida.

Quiero hacer una aclaración: Al utilizar el TEATRO como herramienta educativa, no siempre tiene que finalizar con una puesta en escena pública. Utilizamos los juegos de dramatización para comprender ideas, resolver conflictos, vivir improvisaciones en la intimidad de una clase o taller. 

Creo que vuelvo a repetirlo. El TEATRO es una búsqueda que nos lleva a investigar, descubrir y expresar una historia de forma única y en tiempo real. 

3.- No se puede dejar atrás tu atención al teatro de inclusión.

Recientemente, además, has publicado No estés triste, Federico. ¿Qué podemos encontrar en este libro?

Tienes razón, el TEATRO de inclusión lo tengo presente, ahora escribiendo. Hace años que no dirijo una obra de este tipo. La última fue la que cuento en el libro que has comentado.

¡Qué recuerdos! Esta forma de hacer TEATRO nació de un proyecto, que, como otros que he realizado me dijeron que era imposible. ¡Una locura! Y fue maravilloso.

Nació en Promi, Asociación para la promoción del minusválido, mi universidad de vida y de TEATRO. Allí conocí la oscuridad total y la luz más radiante.

En aquel año 2000 ya teníamos en Promi 14 grupos de TEATRO uno en cada centro. Los proyectos europeos estaban en auge y nos lanzamos a solicitar. Ofertamos nuestra idea de inclusión a dos países: Italia y Portugal que se animaron a participar en una puesta en escena conjunta, donde cada actor hablaría en su idioma, la música sería en directo y solo ensayaríamos juntos los tres días anteriores al estreno.

Escribí y dirigí la obra «Quien dijo que todo está perdido» El proyecto con los viajes, reuniones y ensayos, duró dos años y participaron 125 actores y actrices, la mayoría, con discapacidad de: NRC. Paralíticos cerebrales de Coimbra, Portugal; Cooperativa social de El Pendú, Bari, Italia; y Promi España. El estreno fue el 28 de junio del 2002 en el Gran Teatro de Córdoba, con un lleno total, presidido por la Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba, la emoción hizo que la canción final: «Quien dijo que todo está perdido» de Fito Páez, pusiera en pie al público que junto a los actores y actrices levantaran los brazos cantando «Yo vengo a ofrecer mi corazón».

¡UF! Recuerdo a los técnicos emocionados, y yo al escribir he vuelto a vibrar.

Ahora contesto la segunda parte de tu pregunta. En el libro que acabo de publicar cuento como hicimos, en el IES Dionisio Alcalá Galiano, la obra de TEATRO de inclusión No estés triste Federico en la que participaron: un noventa por ciento de alumnado, padres, antiguos alumnos, personas ajenas al centro y profesorado. Un total de 142 actores y actrices. 

El libro tiene dos partes: En la primera relato mi encuentro con adolescentes de PMAR que al verme dijeron: «Pasamos de teatro, es un rollo». Y en la segunda parte: Como desarrollamos la propuesta, juegos de dramatización, ensayos y puesta en escena de la obra No estés triste Federico adaptamos con el alumnado, una obra mía estrenada en el Colegio Virgen del Valle de Lucena.

Este libro lo escribí para animar al profesorado a incluir el TEATRO en sus clases. Cada profesor participante dedicó una hora a la semana al proyecto. 

4.- ¿Hay que leer el teatro o basta con verlo?

Claro que es bueno leerlo, como leer poesía. Pero en los entornos que conozco poco o nada.

Personalmente me encanta, leer teatro en voz alta y cuando lo hago en compañía es muy ¡guay!

Si desde pequeños los niños y niñas leen en voz alta y dramatizan, que tiene su proceso, se engancharán seguro. Les ayudará a comprender, expresarse en grupo, desarrollar habilidades, vocalizar etc.

Me pregunto: ¿leer un libro durante el curso y vivirlo será mejor que leer tres, sin más? 

En mi juventud hacíamos TEATRO leído. Ahora con la pandemia el aula de Teatro de Cabra ha radiado obras en Atalaya. También sigo a grupos sudamericanos que practican ese formato.

No podemos comparar ver una obra de teatro con leer la obra.

Para mí solo estar sentada en la butaca, sentir correr el telón, el misterio de la escena vacía, esperar la salida del personaje, su voz, su silencio, el espacio, las luces… todo en teatro es irrepetible extraordinario, mágico.

5.- En esta pandemia que parece no terminar, ¿podrá salvarnos la cultura de la situación que vivimos?

A través de los medios de comunicación ha sido la cultura quien ha estado presente, mañana, tarde y noche. El cine que hemos disfrutado, conciertos, conferencias, encuentros, el teatro y la ópera en abierto, impensable.  Sin contar los libros que hemos leído o los que se han escrito.

Y algo interesantísimo, la de formadores que se han lanzado a ofertar cursos de todo tipo, en teatro he descubierto interesantísimas propuestas formativas.

También como ciudadanos anónimos nos hemos asomado a los balcones para cantar, aplaudir, hacer el payaso, recitar.

No podemos olvidar lo que dijo Federico García Lorca:

«La Cultura alimenta el alma».

6.- ¿No resulta algo incoherente que se suspendan representaciones teatrales y que, sin embargo, la gente se aglomere en la calle por otros motivos de ocio?

Estoy de acuerdo contigo, en el teatro no se contagia el virus y menos cumpliendo las medidas de seguridad. Yo no salgo, pero a los pocos eventos que hemos tenido de teatro en Cabra o Lucena, he asistido. Y siempre se han cumplido las normas.

No tengo palabras, son muchas las incoherencias que hemos vivido y seguiremos experimentando.

Con ilusión espero la vacuna.

7.- Cuando volvamos a la normalidad, también volverás a tu actividad cultural. ¿Qué es lo que más deseas hacer de nuevo?

Estoy deseando reencontrarme con los niños, niñas y jóvenes. Bueno y con vosotros los maestros y pasar días en el Jardinito entre luces, decorados, ensayos y sorpresas por resolver con los técnicos y voluntarios que siempre nos acompañan.

El Festival de Teatro sigue vivo y deseando abrir el telón.

Añoro mucho el taller de enfermos mentales de FAISEN y el de la Unidad de día del Hospital Infanta Margarita. Estar cerca de las personas que sufren me enseña buscar nuevas formas de hacer TEATRO. Allí recibo energía y muchas sonrisas dormidas.

Para terminar, te diré que, al estar jubilada, mi vida en casa ha continuado casi igual que estaba. Ha mejorado porque he tenido posibilidad de hacer más cursos de formación y el Zoom ha entrado en mi vida para quedarse.

Y un proyecto que inicié hace dos años y que durante estos meses ha ido mejorando. Estamos preparando con materiales reciclados una exposición: «El TEATRO a través de la historia del vestuario».

Y continuaré buscando ilusiones, leyendo y escribiendo cada mañana.

Gracias, Manuel.