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Una madre almedinillense conoce a su hija después de 35 años

Almedinilla

La mediación de la prieguense Mercedes Jurado Osuna ha sido crucial para propiciar el encuentro.

Durante este mes de julio la prensa de Córdoba y Jaén se ha hecho eco del encuentro de una madre almedinillense Inés Arjona Sánchez y la presunta hija Rosaura Fernández Montoro.

Según la madre, los médicos que le asistieron al parto en el hospital de San Juan de Dios de priego de Córdoba le comunicaron el fallecimiento de su hija y le hicieron firmar un documento cuyo contenido no leyó, aunque recuerda el llanto de su hija tras el alumbramiento y ha mantenido la convicción de que su hija estaba viva.

La niña fue adoptada por un matrimonio residente en Sevilla que la inscribió en el Registro Civil de la capital hispalense el 4 de mayo de 1977, pagando la suma de 65.000 pesetas a un abogado sevillano en concepto de previsión de fondos para la tramitación de expediente fuera de plazo.Tras la muerte de sus padres adoptivos, Rosaura ha conocido a su madre biológica, según todos los indicios, y ha permanecido unos días con ella y dos hermanos en la vecina localidad de Alcalá la Real, con su marido y tres hijos, gracias a la mediación de Mercedes Jurado Osuna de la vecina localidad de Priego de Córdoba.Circunstancias que marcaron los acontecimientosInés Arjona Sánchez nació en la Barriada de Vizcántar, trasladándose sus padres más atrde a la Carrasca o Ríos de Almedinilla, el día 11 de enero de 1955 en el seno de una familia humilde formada por Vicente Arjona Parras y Mercedes Sánchez Carrillo. Era la segunda hija de once hermanos y las particulares condiciones de vida y conductas sociales que se daban en los núcleos rurales agudizaban las dificultades económicas para la crianza de once hijos. Y, máxime, cuando la economía de la aldea se basaba en el monocultivo del olivar y ganadería caprina, con unas condiciones de vida duras, ya que carecían de servicios básicos como agua corriente, escuela, teléfono público y establecimiento de alimentación, por lo que tenían que desplazarse aAlmedinilla para comprar gran parte de los productos alimenticios. A estos condicionantes adversos se une la maternidad de Inés cuando ésta tenía 20 años y, un año más tarde, el segundo embarazo es el detonante para que los padres la echen del domicilio familiar.La historia del encuentroLa historia comienza cuando Inés se queda embarazada en enero de 1976 por segunda vez y da a luz  una niña el 20 de octubre del mismo año. Según ella, el embarazo era de Antonio Ortega Serrano, hombre que después se convertiría en su marido. Este siempre negó que el bebé fuera suyo y cuando se avecinó el parto la llevó al hospital de San Juan de Dios de Priego en vez de llevarla al hospital de Alcalá la Real que era el que le pertenecía, pues vivía con él en un cortijo de la aldea alcalaína de Fuente Álamo. Tras dar a luz, afirma la protagonista, que “se llevaron a la niña para arreglarla” y que al cabo de un rato “aparecieron dos médicos; uno alto y recio y el otro algo más bajo” quienes le comunicaron que tenía que firmar un documento debido a que “la niña había muerto de meningitis”. Pero ella sigue afirmando que escuchó su llanto y que no le dijeron nada del entierro, por lo que siempre ha albergado el presentimiento de que su hija “estaba viva”.Tras el alta médica, vuelve a Fuente Álamo con su pareja sentimental con la que contrajo matrimonio, trasladándose más tarde a Alcalá la Real donde tuvo tres hijos; uno de ellos falleció hace unos años en accidente de tráfico.Por lo que respecta a Rosaura hay que decir que fue adoptada hace 35 años por  el matrimonio Juan Fernández Montoro y María Luisa Montoro Jurado, que la bautizaron once días más tarde de su recogida en el mencionado hospiital (el 31 de octubre  de 1976) en la parroquia sevillana del Santísimo Cristo del Perdón con el nombre de Rosaura Inmaculada y que la inscribieron en el Registro Civil de Sevilla el 4 de mayo de 1977. Este matrimonio sin hijos, de pronfundas convicciones religiosas, volcó todo su afecto y cariño hacia la pequeña Rosaura a pesar de su rebeldía de niña y adolescente. Su madre desde el 15 de diciembre de 1938 fue admitida como Hija de María en la Capilla de las Religiosas del Buen Pastor, teniendo el privilegio de visitar a su Santísima Madre el 22 de cada mes.Desde que conoció el hecho de su adopción a los 24 años ha intentado localizar a su madre biológica y nunca avanzó en sus pesquisas, ya que sus padres adoptivos no quería hablar del tema pues, según ella, “tenían mucho miedo”. Pero a pesar de las dificultades nunca tiró la toalla y a principio de este mes de julio la historia ha dado un vuelco gracias a la mediación de Mercedes Jurado Osuna, una mujer residente en el municipio de Priego que puso en contacto a madre e hija. Desde entonces, ha surgido una vigorosa relación fraguada a través del teléfono y las redes sociales y que ha quedado fortalecida con el contacto físico propiciado por el emotivo encuentro de Alcalá la Real el primer fin de semana del mes de julio en el que Fuentezuela estuvo presente.El posterior devenirEl encuentro entre Inés y Rosaura ha destapado muchas interrogantes sobre qué fue lo que ocurrió realmente el día 20 de octubre de 1976 en el hospital de San Juan de Dios de Priego después del alumbramiento de Rosaura, ya que no se recoge ningún enterramiento que coincida con las características del caso en el cementerio municipal de Priego. También se ha barajado la posibilidad de un robo, cosa que ha desmentido la intermediaria Mercedes en los medios de comunicación y ha señalado al entorno directo de Inés como posible artífice de su donación o transacción al matrimonio sevillano que acudió esa misma noche a por la niña.La presidenta de la asociación “SOS Bebés Robados”, María José Cepeda,  ha animado a las protagonistas de esta historia a “denunciar” y aclarar lo ocurrido en la institución prieguense, ya que “una adopción sin el consentimiento de la madre es un delito”.Pero Rosaura ha manifestado por activa y pasiva en la prensa escrita, al Equipo de Redacción de Fuentezuela y en diversos programas de televisión “que no quiere venganza” y solo quiere ver “el aspecto positivo del encuentro de su posible madre”. Asimismo ha reiterado su agradecimiento a sus padres adoptivos, diciendo que “les tiene el mayor respeto porque se portaron muy bien” y “ellos le dieron la mejor vida posible” y anima a todas las personas que desconocen sus orígenes a que sigan luchando y no tengan “rencor con nadie y que se enteren de su vida”A pesar de reconocer que ha dado un paso importante en conocer a su madre biológica y hermanos, dice  que “tiene muchas preguntas sin resolver” y que tiene la intención de investigar una vez que tenga los resultados de las pruebas de ADN.

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