Almedinilla

Sileras, Brácana, Fuente Grande y la parroquia de San Juan Bautista conmemoran una de las manifestaciones religiosas más antigua de la Iglesia Católica

La festividad del Corpus Christi convocó desde el pasado jueves a fieles y vecinos de las aldeas del municipio almedinillense y Parroquia de San Juan Bautista. El día 7 de junio, era la parroquia de San Antonio Abad de Sileras la que abría el pórtico de conmemoraciones con la celebración de la misa y procesión del Santísimo por las engalanadas calles de la aldea haciendo estación en cada uno de los altares que los vecinos montaron a lo largo del recorrido.El día 8 la aldea de Brácana se vistió de gala para tal fin adornando todo el tramo de la vía principal con una extensa alfombra de hierbas y pétalos e infinidad de macetas colocadas al borde del acerado, siendo los altares el punto de mira para la estación sacramental, después de la celebración de la misa en la iglesia de la aldea y durante el cortejo procesional.El sábado 9, la aldea de Fuente Grande cerraba los actos de las aldeas con la celebración de la misa y procesión de la Custodia por el entorno de la Iglesia.Finalmente, la parroquia de San Juan Bautista celebró ayer con la solemnidad acostumbrada la fiesta de Corpus Christi, de marcado arraigo en la tradición popular y religiosa de Almedinilla. Las catequistas, miembros de la Adoración Nocturna y vecinas confeccionaron para la ocasión varias alfombras de flores en la plaza de la iglesia y delante de los cinco altares, sobre las que pasó el Santísimo. En la misa y procesión participaron los niños que este año han hecho su primera comunión, representantes de las cofradías, miembros de la Adoración Nocturna, hermanas de la Congregación de la Fraternidad, principales artífices de esta  efeméride, y feligreses. Hay que destacar que los vecinos de Almedinilla y aldeas han hecho un gran esfuerzo engalanando balcones, sacando macetas, recogiendo y conservando pétalos, construyendo alfombras y montando altares. A este esfuerzo también se sumó el Ayuntamiento esparciendo por las calles del recorrido procesional flores de gayumba, retamas y cola de caballo. Esto refuerza la idea de que esta fiesta religiosa tiene una dimensión popular, siendo una fiesta de todos y para todos.