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Un artesano local crea una colección de juguetes de madera

Francisco Jiménez, el carpintero de la Curva, como es conocido en Aguilar de la Frontera en alusión al sitio donde se sitúa su lugar de trabajo, ha visto su sueño cumplido de poder exponer para todos los niños sus juguetes de madera.

Hacía ya unos años, que los profesores del Colegio María Coronel, que está frente a su carpintería, llevaban allí a sus alumnos, donde Francisco tenía sus creaciones, en el mismo lugar de su trabajo diario. El Ayuntamiento de Aguilar, al tener conocimiento de esta colección de juguetes de madera ha decidido organizar una exposición con el objetivo de que sean todos los niños, y los no tan niños, los que tengan la oportunidad de disfrutar de los mismos. Pilar Cabezas, concejala de Educación del consistorio aguilarense visitó a Francisco en su carpintería y tuvo claro que “había que valorar el trabajo que hacía este carpintero y hacer, además, que todos los niños de Aguilar pudieran disfrutar de estos juguetes”.

La sala de exposiciones del Molino del Duque es la que acoge hasta el 10 de marzo, los juguetes de madera de Francisco. Allí, este carpintero recibe con los brazos abiertos a los visitantes, ya sea a los grupos colegiales que ha organizado el Ayuntamiento, o a mayores interesados en la artesanía expuesta. Los coches de carreras, balancines, tocadores de princesas, tiovivos, escritorios, muebles para muñecas, accesorios de las Monster High y castillos de hadas se sitúan junto a personajes tan conocidos como los Pitufos, Hello Kitty y Bob Esponja.

Fue hace ya unos años, cuando Francisco Jiménez, viendo que su trabajo como carpintero descendía debido a la mala situación económica, decidió dedicar el tiempo que cada vez tenía más libre a tallar juguetes de madera, un hobby que le rondaba en la cabeza y al que se dedicó más si cabe gracias Mª Teresa, su hija de siete años, que “es el gran motor de esto y la que cada día me ha dado ilusión”. Se trata de piezas únicas que nos trasmiten el tiempo y la dedicación que el carpintero ha dedicado a cada una de ellas.

  

En la talla de algunos juguetes ha tardado siete días, en otros, como el castillo de Barbie, hasta 45 días, en jornadas de 10 horas “porque el tiempo no existe cuando algo te gusta”. A todos les tiene cariño pero declara que su preferido es “el Lamborghini, porque es algo lejano a nosotros y que no vemos habitualmente por la calle”. Con madera, pintura, herramientas centenarias y sus manos, Francisco Jiménez ha ido tallando esta colección sin dejar de pensar en las nuevas figuras que ya le ha pedido su hija: Mario Bros y Doraemon. “Mi hija es mi fuente y la que me pide las cosas”. Francisco no para de nombrar a los niños y de ellos dice que “no quiero que padezcan, deben estar por encima de los problemas políticos y de las guerras, deben estar asistidos y ser queridos”. Y aunque a la hora de entrar en la exposición les dice a los chavales que por favor no toquen las figuras, es muy difícil para ellos no abrazar a sus ídolos o resistir la tentación de sentarse ante un tocador de princesa. Francisco les deja hacer; los juguetes los ha tallado para ellos.

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