En estos días en los que tirios y troyanos del Comité federal del PSOE redimían a navajazos la pugna por el control de la organización -solo tenían en común la consigna de no hacer prisioneros- resultaba conmovedor, por su ingenuidad, escuchar o leer reflexiones de los militantes de ese partido. Confiaban en que la decisión de sus dirigentes no seguiría al pie de la letra el mandato del IBEX35 tan estupendamente representado por Felipe González y sus palmeros. Hoy, nuevamente cautivos y desarmados habrán caído en la cuenta de que los espíritus de Pablo Iglesias Posse, Largo Caballero o Negrín llevan decenios sin pasear por Ferraz.
Lo hemos escrito y repetido en otras ocasiones: en el Sistema Bipartito que la Oligarquía capitalista propugnó para cambiar la dictadura franquista por una democracia demediada, el muro de carga, el pilar principal, siempre fue el PSOE.
Es el partido que articula el Régimen porque gracias a él se representó durante decenios el sainete “ poli malo” ( la Derecha) / “ poli bueno” ( tenemos que parar a la Derecha, somos la casa común de la Izquierda, vota útil...).Su impostura, adobada de radicalismo verbal en campañas electorales o en la oposición, ha propiciado reformas laborales contra la clase trabajadora, privatizaciones de empresas públicas rentables o el mantenimiento de los privilegios de la Oligarquía que no se hubiesen hecho con tan poca resistencia si las propuestas emanasen directamente del Partido Popular . La coartada oscilaba entre “lo manda Europa” y “la putada que te estoy haciendo trabajador /empleada me duele a mí más que a ti porque soy de los tuyos”.
El Poder sabe que el Conservadurismo hispano – al igual que el dinosaurio del cuento- siempre va a estar ahí. Acostumbrado al incienso y al cilicio, la falta de escrúpulos a la hora de votar la suple con una disciplina a prueba de bombas y el “ya escampará” tan bien encarnado por Rajoy.
Por ello el Sistema no necesitaba mimarlo y sí a los dirigentes del PSOE pues son éstos quienes debían realizar la ingente labor de narcotizar y domesticar a las clases populares. Convencerlos de que la política económica aplicada que desangra al trabajador es la única posible. Hacer con la izquierda española el papel de “tío Tom” para que se resigne a la precariedad y no cuestione el papel del amo.
De ahí la inquina histórica contra figuras como Julio Anguita y organizaciones como la Izquierda Unida de los ochenta por atreverse a cuestionar en pleno apogeo del “Felipato” que las palabras pueden ser bonitas y radicales pero que no tienen valor alguno si a la hora de gobernar no iban acompañadas de los hechos (programa, programa, programa) o que cobijarse bajo una siglas históricas o enseñar un carnet no garantiza nada si luego en la acción gubernamental te sitúas en la orilla del Poder y no en la de l@s explotad@s ( las dos orillas).
Al “iluminado” Julio- qué curioso, con el paso del tiempo se podría hablar de discurso profético- y a todos los que compartíamos esa visión nos llovieron hostias mediáticas como puños. Por atrevernos a señalar la desnudez y vacuidad del argumentario.
Estos días hemos asistido a un nuevo retorno de lo idéntico, aunque en lugar de percibirlo como tragedia se vea como farsa. Cuando un secretario general como Pedro Sánchez que demostró una y otra vez su buena disposición hacia el Poder (se encadenó a Albert Rivera en diciembre para cortocircuitar vías alternativas) comete el error de mantener el “no” a la investidura de Rajoy e insinuar que exploraba otras posibilidades, se le defenestra sin misericordia.
No hace falta el disimulo del “que parezca un accidente” ¡A quien se le ocurre desafiar la voluntad “del gatazo castrado y satisfecho -González- y su mirada tontiastuta”! (Ferlosio dixit). Máxime cuando éste había prometido a sus conmilitones financieros “la abstención por España”.
Agitando en la coctelera manipulación informativa (bazofia, SER y El País convertidos en sinónimos), intereses creados y puertas giratorias la cabeza de Sánchez ha tardado minutos en rodar. Insinúan malintencionados que la cola para apuñalar en el federal al César caído en desgracia era comparable a la de turistas japoneses haciendo fotos a la Gioconda. Cuando Susana Díaz se ofreció para “coser” se le olvidó añadir que pensaba en esta acepción del término.
No hay nada nuevo bajo el sol. Este camino patrocinado por González Márquez tiene amplio recorrido en la Historia reciente del PSOE. Se cogió en Suresnes y sirvió para desplazar al sector histórico de Llopis. Lo volvió a utilizar en 1979 para abandonar el marxismo tras dimitir de su cargo y provocar un congreso extraordinario que refrendase sus tesis, rizó el rizo con el referéndum sobre la OTAN en 1986 con un soberbio ejercicio de trilería política que le hizo cambiar en el cubilete la bolita del “ No a la alianza militar” por el consabido “ Sí en interés de España” haciendo visible las amplias tragaderas de sus acólitos. Se ha vuelto a usar ahora. En todas las ocasiones la senda se ha tomado para neutralizar desde la dirección cualquier mirada a la Izquierda que pudiera inquietar a la Oligarquía.
Y siempre con Felipe González ejerciendo de parte activa o de reina madre. Prueba de que es incombustible, aunque lo que se pasee ahora en público sea a la inversa que en la obra de Dorian Gray, su retrato. Basta entornar un poco los ojos para comprobar como el expresidente se transforma en una Bruja Avería que se desgañita gritando “¡Viva el Mal. Viva el Capital!”
En esta ocasión, aunque Sánchez quemase infructuosamente las naves porque al final lo cazaron, también los nuevos/ viejos mandamases han quemado sus coartadas. En la pugna han dejado visible sin ambigüedades donde se sitúan a la hora de la verdad. Y esa parte del electorado que ha perdonado una y otra vez las traiciones de los dirigentes del partido socialista, argumentando que hacían un mal menor para evitar uno mayor, esta vez ha podido verlo con claridad: la tormenta generada y la sangría sirve solo para que el PP y sus políticas de corrupción y recortes que tan bien encarna Rajoy mantengan el gobierno. Gracias a los seguidores de González.
Unidos Podemos tiene ante sí un reto complicado pero que merece la pena: atraer a los antiguos votantes socialistas al espacio político donde ya están cómodamente instalados más de cinco millones de españoles para configurar la mayoría cívica que, acompañada por las movilizaciones en defensa/ recuperación de derechos, se constituya ahora en el contrapoder que posibilite la victoria en las próximas elecciones.
Las máscaras se han quitado. Si un dirigente del PSOE se reclame referente de Izquierda no le sonrías, carcajéate directamente. De camino refresca su memoria y recuerda sus actuaciones.