Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Uy, qué lío, que viene la huelga

Durante los dos últimos años, hasta principios de este verano, ciertos medios de comunicación no dejaron de incitar a los sindicatos para que le ajustaran las cuentas al Gobierno. Se decía en ellos que los sindicatos no debían permanecer impasibles ante la incesante crecida del las listas del desempleo. Y claro está, el medio más conveniente para censurar la política económica del Gobierno era convocar una huelga general, como se hizo en su momento con González y Aznar.

Un día sí y otro también los editorialistas y columnistas de ABC, La Razón, El Economista o El Mundo, y no digamos los contertulios de Esradio, la Cope, Onda Cero, Veo 7, Libertad Digital o  Intereconomía, animaban al unísono a los sindicatos a que convocasen la salvífica huelga general y a que sacaran a los trabajadores a la calle. De la misma manera, algunos miembros del Partido Popular también incitaban a los sindicatos a que convocasen una huelga general para forzar al Gobierno a que cambiara de política económica.

A estas sugerencias de los nuevos defensores de los intereses de los trabajadores, los dirigentes sindicales replicaron que mantendrían su apoyo al Gobierno, dado que éste no sólo había mantenido las coberturas de desempleo, sino que las había ampliado para los parados de larga duración. A la vez, proponían que se llegara a un pacto global entre sindicatos, organizaciones empresariales y Gobierno para sacar al país de la situación a que le había conducido la crisis económica mundial.

Y bien, como pasaban los días, las semanas, los meses, y los sindicatos no convocaban la tan manida huelga general, los mismos que venían animando a los sindicalistas a que sacaran a los trabajadores a la calle concluyeron que tanto la UGT como Comisiones Obreras se habían vendido al Gobierno de Rodríguez Zapatero,  y que ya no eran los defensores de los intereses de los trabajadores. Es más, la secretaria general del Partido Popular María Dolores de Cospedal, el pasado 13 de junio vino a decir: “el PP es el partido de los trabajadores”. Ya está, ya tenemos el lío. El mundo al revés.

A la vez, el Gobierno dio un giro radical a su política económica, aceptando algunos de los planteamientos que venían aconsejándole la derecha y las organizaciones empresariales: subió el IVA, congeló las pensiones y le bajó el sueldo a los funcionarios, sin ningún otro tipo de medidas fiscales que recayeran sobre otros sectores sociales. Quedaba claro así sobre qué espaldas recaería el coste de la crisis económica.

Ahora bien, fue convocar finalmente los sindicatos una huelga general, por sus discrepancias profundas con el cambio radical de la política económica y social del Gobierno, y se agudizo el lío. Mientras de puertas adentro el PP estaba encantado con las últimas medidas del Gobierno, aunque le parecían tímidas y querían más, aquellos medios de comunicación que tanto habían propugnado la convocatoria de una huelga general, vinieron a decir que ya no tocaba, que el tiempo de la huelga había pasado.

Ya digo, un lío. Durante las últimas semanas, los mismos que tanto incitaron a los dirigentes de Comisiones y de UGT a que convocasen una huelga general en contra del Gobierno están librando una nueva batalla en contra de los sindicatos y de la huelga general convocada por éstos para el próximo 29 de septiembre. Tanto es así que se ha llegado a plantear posiciones grotescas: doña Esperanza Aguirre acaba de descubrir que la crisis que padecemos no vino originada por las excesos de los mercados financieros, ni por la explosión de la burbuja inmobiliaria, que va, en gran parte es debida a las anticuadas estructuras de las organizaciones sindicales (los nuevo chivos expiatorios de los neocom), y no digamos a sus mil y un liberados. Y  qué decir de las palabras de un conspicuo predicador de la radio. Escuchen, escuchen:

“En cualquier Estado de los USA, los presuntos sindicatos UGT y CCOO habrían sido puestos fuera de la Ley y tratados como delincuentes extremadamente peligrosos para la vida y la propiedad de las personas. Dada la opacidad sobre sus ingresos, dada la ocultación sistemática de sus afiliados, dada la negativa a explicar los medios y modos de vivir sin trabajar, dada su apelación a la violencia, dado el odio que siembran (...) sería deseable (...) que el Ministerio del Interior, de acuerdo con los jueces correspondientes, enviase a la Policía y a la Guardia Civil a registrar y clausurar las sedes de estas dos organizaciones que anuncian una miríada de delitos para el próximo día 29 (...) Y dado que esa agresión a las personas y el desafío al Estado son manifiestamente contrarias a cualquier legalidad, pasada, presente o futura, que el daño que se hace a los habitantes de las ciudades españolas se produce contra su voluntad, sin consulta democrática ni apelación, y que la apología del delito sobrenada cada palabra de los cabecillas de esas bandas (...) el presidente del Gobierno debería dirigirse por televisión a la ciudadanía y anunciar la intervención de las sedes de UGT y CCOO. Salvo, claro está, que Zapatero sea el primero de los huelguistas y Rubalcaba el otro. Ellos son Méndez y Toxo. Ellos harán o impedirán la huelga” (Jiménez Los Santos dixit).

En fin, ya ven que todo esto es un lio… o no.

 

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