Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Continuamos

Se acabo marzo con tormentas, lluvia abundante y frío invernal. Apagándose con el mes de marzo los repiques de tambor y redobles de trompetas. El gentío ha esperado resguardado en el interior de los templos e iglesias, día a día consultando el móvil, las páginas de A.E.M.E.T u otras similares, mientras se daban plazos y aplazamientos difíciles de cumplir, para salir en procesión.

Han celebrado las liturgias incompletas. Han quedado con ganas de salir más en este 2024, de completar sus desfiles, lucir atuendos, mostrar las mejoras en los pasos, desfilar con sus bandas, sí las inclemencias del tiempo lo hubiera o hubiese hecho posible, se habrían lucido más en las calles, vías y plazas. Recorriendo las carreras oficiales, cumpliendo horarios, completando recorridos de penitencia...

Sensaciones agridulces para los amantes de la semana santa, cofrades, hermanos, costaleros, santeros, capiruchos, capirotes y mantillas... 

Una semana santa peculiar en el aspecto meteorológico, con sus pros y contras, como todo lo que acontece en esta vida. Pros: hemos tenido jornadas festivas en esta semana santa, con desplazamientos muy numerosos por el país, diversificándose sus intereses, así como elevadas ocupaciones hoteleras o el incremento del turismo rural.

Los contras de esta semana santa han sido para los bares, por ejemplo: sus terrazas, las de muchos bares se han quedado desiertas, apiladas sus sillas y mesas sin montar, terrazas de veladores desiertas, entre charcos y charcas, sombrillas o toldos plegados, jardineras ahogadas, separadores u otros elementos de mobiliario de restauración dormitando a la intemperie húmeda...

Empieza abril, con nubes y claros, con frío, pendientes de nuevos chubascos, con vientos constantes por poco tiempo. Y en este mes pasado y el que ahora comienza, me quedo con el recuerdo de la lluvia visto desde la ventana, su sonido, su discurrir por el asfalto sobre mi sombrilla. La sed de agua de nuestros campos, en parte saciada en estas últimas fechas, hidratando sus subsuelos, brotando algunos regueros, alimentando parte de los acuíferos y llenando nuestros ríos o pantanos un poquito, tras tantos años de sequía.

En breve disfrutaremos de una primavera renovada en nuestros campos, como no la hemos visto en los últimos años. Iremos marcando en el mes de abril nuevos objetivos, sobrecargando las agendas diarias de tareas y trabajo. Celebraremos nuevas efemérides algunas de ellas festivas, que dimensionan el tiempo, calibran y mesuran el calendario, el paso voraz de sus momentos.

Antes de que nos demos cuenta un nuevo ciclo de tiempo y vida se irá cerrando, esfumándose con rapidez entre los dedos como esa agua que ahora brota y se va siguiendo su curso natural, hermanada entre corrientes.

Eventos suscritos a las fechas del almanaque, de este nuevo cambio con horario veraniego al que nos estamos haciendo. Entre actos que van y vienen, compromisos programamos, que suceden o no, pero que ansiamos que ocurran dedicando energía calculadora en los mismos...

Hasta que la realidad humana nos salpica de imprevistos, que tienen sus propias reglas del juego, para no aburrirnos. Cambios, decisiones, bloqueos, estrés, duelos, opciones de aprendizaje y terquedad anclada en la seguridad de la costumbre o la comodidad... Problemas, miedos, soluciones con las que habrá que jugar de nuevo, poniendo en ellas una pizca calculada de razón, de emoción, de probabilidad o azar, de paciencia e inteligencia vital.