Sorprendente y agradable entrega, que debo al entrañable Reina Palazón, Premio Nacional de Traducción, autor de una rica lista de autores sublimes en lengua alemana vertidos con apasionado interés a la lengua de Cervantes.
Sinceramente, al menos para este servidor inquieto de la lectura y la crítica literaria, no conocía la edición en español de Casi todos los poemas del genial Paul Klee: pintor, músico y poeta, como lo sitúa su traductor José Luis Reina Palazón en “Esas tres capacidades artísticas fueron en él al alimón; aunque destacase la obra pictórica. En ella entra incluso objetivamente la poesía, como podemos ver en varios de sus cuadros, así en la acuarela Antaño surgido del gris de la noche, de 1918, que incluye el poema del mismo título de inquietante vida de alteraciones profundas”
Ha sido una sorprendente y agradable entrega, que debo al entrañable Reina Palazón, Premio Nacional de Traducción, autor de una rica lista de autores sublimes en lengua alemana vertidos con apasionado interés a la lengua de Cervantes. Para los que aman la poesía puedan disfrutar de este caudal de poetas que ofrecen obras perennes por fortuna. En estos tiempos que corren de estadística a todo trapo y demasiado atolondramiento con el torbellino de cultura de escaparate.
En la magnífica semblanza, a modo de prólogo, su traductor expone como “Los pensamientos de Klee sobre el mundo del arte revelan la singularidad de su percepción. Una noche vieja de los años treinta escribió en el libro de visitas de unos amigos:”
La profundidad de este poema puede sumergir al lector en la constelación del ser o no ser de la creatividad. El interrogante insistente de todo poeta responsable por encima de la simple versificación. Profundidad de meditación como canta los magos creadores en la visión del propio Klee: “Pues ser poeta y hacer poesía son dos cosas distintas. En todo caso esa fuerza y esa calma conservaron para mí su valor durante mi vida ulterior y de ningún modo quisiera tomarlas en broma.”
Inquietud por conocerse a sí mismo cuando se siente apresado en el proceso creativo. Un desnudo inconformismo con su propia personalidad en los tres tiempos lo posee, hasta el punto de buscar a los dioses.
El poeta ruega a Zeus la imperiosa necesidad creadora que le lleve a Prometeo, fuego e inventor del sacrificio, como el Titán protector de la civilización humana. Que le pueda poseer fuerza inventiva para no ser “un simple mortal sino un triple creador en los espacios de la cultura”. Y en este exigente espacio entra igualmente la pasión amorosa. Poemas con versos que tiemblan exigentes de emocional placer.
Fortuna con la que alcanzar el ferviente impulso que se sirvió. Junto a su afirmación y pronta fama como pintor y profesor de dibujo, –después de la Bauhaus, 1920-1926, lo fue también desde 1931 a 1933 en la Academia Prusiana de Arte en Düsseldorf– su acción poética duró hasta el final de su vida. El último poema que aquí reproducimos es de 1938, dos años antes de su muerte.