Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Suegras y nueras

Las personas advenedizas, tarde o temprano siempre dan la nota.

En esta vida nacemos donde el destino o Dios nos tiene asignado. No podemos elegir ni el lugar ni la familia donde nos gustaría hacerlo, sino donde nos toca por mor de la casualidad. Desde luego me refiero a nacimientos naturales sin intervención de la ciencia ni de la adopción.

Luego, vamos creciendo en la familia que nos ha tocado con su idiosincrasia propia de cada una, sus credos y su educación nos va llevando de la mano por el camino a seguir, cada cual a su modo. De esta forma, ya que no podemos escoger ni a padres ni a hijos, lo único que podemos elegir es a la persona con la que compartir el camino de la vida en un proyecto  común. Lo mejor para que esta elección funcione, además del amor que puedan sentir el uno por el otro, es la afinidad de las familias sobre todo por la educación recibida ya que es la base para una buena convivencia. Hay un dicho popular muy aparente que dice “cada oveja con su pareja” que deja de manifiesto el buen entendimiento entre seres afines.

 Está circulando por las redes  el momento de tensión que protagonizaron en la Misa de Pascua en Palma la reina Letizia con la princesa Leonor y la reina Sofía.  Cada cual puede tener la forma de pensar que mejor le pete, faltaría más, pero cuando un republicano se une a un monárquico y ejerce como tal, debe comportarse como lo exige el protocolo, al menos en público, pues bien sabia en donde se metía y las responsabilidades y actuaciones a las que tendría que ajustarse. En una familia normal, que la suegra y la nuera no se lleven bien, es una pena, pero no pasa de ser una anécdota, sin embargo en la familia que representa un país la cosa se ve de muy distinta manera. Aunque no puedan verse en la intimidad, en público, simplemente por una norma básica de educación, no se debe dar la mala y morbosa imagen  de desencuentro. La reina Leticia ha quedado francamente mal, pasando por delante de la cámara, una y otra vez, para que una abuela no pudiera hacerse unas fotos con sus nietas, dicho sea de paso, lo más normal del mundo. Los niños no nacen ni queriendo ni odiando, ese sentimiento se va fraguando a lo largo del tiempo con el comportamiento de unos y las enseñanzas de otros.  Si se instiga desde pequeño a alguien contra alguien, en este caso contra su abuela, se deduce el gesto que la niña tuvo con la reina Sofia, retirarle el brazo de su hombro de forma airada.   Una vez más queda de manifiesto que las cabras tiran al monte y que no basta con un baño superficial de buenas maneras, hay cosas que deben mamarse desde la cuna.

La reina Sofía es la persona más querida y respetada de la monarquía actual, se sea o no monárquico, pues a lo largo de su reinado ha sabido soportar todo tipo de contrariedades, infidelidades múltiples, ninguneos etc., y comportarse en todo momento con la  dignidad que su cargo le imponía. Fue educada desde pequeña para el papel que el destino le tenía preparado y lo supo desempeñar a la perfección.

Las personas advenedizas, tarde o temprano siempre dan la nota, en el caso que nos ocupa, empezó el mismo día de su presentación en sociedad, dejando claro que en esa casa la que iba a mandar iba a ser ella, cosa que es normal relativamente, pues todos sabemos que en las familias se suele hacer lo que quieren las mujeres, siempre y cuando se tenga la inteligencia de hacer creer al hombre que se hace lo que él decide. Pero es de tan mal gusto y de tan poca educación hacerlo público, que es muy reprochable la actitud en público de esa madre tan altanera. Los trastos y ropa sucia se deben tirar y lavar en privado, pero sobre todo el amor entre los abuelos y los nietos no se debe interferir aunque la convivencia entre los mayores no sea la más adecuada. Me da la impresión que la envidia y celos sociales juegan un papel importante en esos comportamientos que repetidamente muestra la reina Letizia.