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Rubén Darío es homenajeado en Sevilla en el centenario de su muerte

Grupo de participantes en el Homenaje a Rubén Darío ante el monumento a Antonio Machado

CULTURA. Bajo un luminoso azul y sol de justicia, organizado por la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía en Sevilla. Con la colaboración del Ayuntamiento de la ciudad. Los espíritus de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez desplegaron con sus versos y semblanzas la ofrenda a su maestro Rubén Darío en el primer centenario de su muerte.

Se abrió el acto las palabras de Margarita Asuar, Directora General del distrito Casco Antiguo que trasladó una breve salutación institucional en la que motivó la celebración del acto, su coincidencia con el Día Internacional del Libro, así como con el 400 aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes. Significando de vital importancia la colaboración del consistorio con las entidades culturales y ciudadanas. Pedro Luis  Ibáñez Lérida delegado de ACE-Sevilla (crítico literario y poeta) expuso la semblanza de Rubén Darío al que calificó, junto a Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez como “tres de los mejores escritores universales en lengua española” Remedios Fernández Berrocal (Doctora  de Filología Hispánica  experta y rica ensayista de la vida y obra de Juan Ramón Jiménez), y Salvador Compán (Profesor de Filología Románica, novelista y ensayista), fueron quienes diseñaron con palabras llenas de magia  a los dos poetas andaluces. Cerró el acto el pianista Mariano Alda con suave y lenta verónica de luz y color, cadencia de sencillez. Una justa jornada cultural vestida de emoción y compromiso con  el tiempo flotador de tres grandes poetas en la lengua de Cervantes

“Como el árbol viejo a la orilla del camino

Tu noble figura humilde medita y contempla”

Largo ha sido el tiempo transcurrido con el monumento  del artista Jorge López),  al poeta de España Antonio Machado. Recuerdo al poeta de España expuesto al azul de su infancia el pasado diciembre, en este  blanco rincón de la fachada del palacio  de Las Dueñas:

“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla

 y un huerto claro donde madura el limonero”

Un 22 de febrero de 1939 fallece nuestro poeta en el exilio junto a su anciana madre en la pequeña ciudad francesa de Colliure.

Cruzan la frontera que separa la tragedia de España del exilio en tierras de Montaigne  y Volteare. A la anciana madre la lleva embrazo el escritor español Corpus Bargas. Ella, con voz quebrada le pregunta al corpulento Corpus Bargas

. ¿Llegamos pronto a Sevilla?

 Setenta y seis años  más tarde vuelve como efigie  al rincón donde vio la luminosa luz de su infancia. Setenta y seis años han transcurrido. Largo camino por ser poeta de verso claro y diamantino. Cuarenta de ellos bajo una dictadura de larga noche de piedra. Treinta con luces y sombra en una democracia de coge el dinero y corre que tiene mucho que desear

“Como el árbol viejo a la orilla del camino

tu noble figura humilde medita y contempla”